Créeme

NARRADO POR DAIMON

Me encontraba nervioso hasta los huesos, las inseguridades que siempre habían dominado mi vida, se cernían nuevamente sobre mí, haciéndome sentir increíblemente ansioso.

 

Me encontraba en un círculo vicioso, de apostar todo, por el amor que sentía por Emma y por querer huir, antes de que ella corriera lejos de mi vida.

 

Cuando salí de las oficinas donde habíamos realizado una reunión previa, al estudio donde daría el comunicado de prensa, barrí el lugar con la mirada, buscándola, hasta que me encontré con el cielo mismo, en sus hermosos y profundos ojos.

Sentí la paz que necesitaba para poder serenar a mis demonios, toda ella era luz.

 

Emma lograba que supiera encontrar el camino, era mi brújula y mi norte.

 

La odiosa voz de Alexia me sacó de mis pensamientos, no atendí sus llamadas y no respondí ni un solo mensaje, no quería que se me acercara, la ignoraría, no podía hacer un espectáculo aquí, frente a tanta gente, no frente a Emma.

Era una mujer insistente por demás, caprichosa y egocéntrica, creía tener el mundo a sus pies, no entendía un no como respuesta, pero debía de acostumbrarse a que, de mí, era lo único que recibiría.

 

La muy sínica tuvo el descaro de hablar de Emma, sin siquiera notar como mis puños se cerraban y mi mandíbula se apretaba fuertemente.

 

-Cariño, he estado esperándote, después de que desmientas todo este teatro de la familia feliz y logres deshacerte de aquella tipeja, podemos irnos de aquí juntos, tengo una habitación de hotel, reservada para nosotros…

No deje que continuara, cuando sentí su tacto en mi brazo, la aparte con brusquedad.

-Vete de aquí sola, o con quien tú quieras, pero entiende que de mí solo obtendrás un rotundo NO, no quiero volver a verte nunca, tengo todo lo que necesito y quiero, esperándome en mi hogar, gracias.

 

Dije de forma dura y cortante, no quería malos entendidos, ni ningún tipo de cercanía con ninguna mujer en el ámbito sexual, que no fuese con MI MUJER.

 

Cuando nos sentamos frente a las cámaras, mi equipo comenzó a hablar sobre temas concernientes a mi carrera, sobre el mundial, pero girando en torno a mi vida profesional.

 

Toda la atención recayó en mí después de un par de minutos, observé a Emma quién sostenía a Ángel entre sus brazos, mientras me miraba expectante.

-Te amo, yo creo en ti.

Las palabras fueron expresadas por su boca, pero sin sonido alguno.

 

Aquello fue todo lo que necesité, para que todos los miedos y las inseguridades se disiparan.

 

Mirando a Emma a los ojos sonreí, mientras me disponía a comenzar a hablar.

 

 -Buenas tardes, como ya sabrán esta ronda de prensa se ha llevado a cabo, para dar un comunicado especial, sobre mi vida privada.

Les contare una breve historia, para que puedan comprender toda esta situación, trataré de ser lo más claro posible, para que no tengan dudas al respecto.

Hace ya alrededor de cuatro años, mi vida no tenía sentido alguno, más que vivir por mi madre y mi hermana, no era nadie, no tenía nada, no solo económicamente, sino que no tenía sueños o esperanzas.

Hasta que un día, por azares del destino, conocí a “la jefa de mis sueños”, la mujer que vieron en el aeropuerto junto a esa pequeña, creyó en mí, incluso cuando ni yo mismo lo hacía.

Se arriesgó a hacerme un espacio en su vida, me dio alas para salir de mi propio infierno… Pero no supe quererla y cuidarla, mis miedos controlaron mis acciones y hui, lejos de ella, lejos de mí.

Ya no era el mismo, Emma había logrado despertar en mí, sueños, anhelos y ambiciones, comencé mí carrera aquí al poco tiempo.

Déjenme decirles que, aunque mi cuerpo llegó a estas tierras, mi corazón y mi mente quedaron anclados a ella.

Al regresar a Nueva York, la volví a encontrar, pero ya no estaba sola, tenía consigo una parte de ella y de mí unidas, en ese ángel maravilloso que dios nos regaló.

No se si alguien aquí crea en la redención, pero mi amada Cherry, volvió a confiar y a creer en este ángel caído, que solo la había hecho sufrió, que la dejó sola en sus peores y mejores momentos, que no supo amarla por sus inseguridades…

 

Esta vez le hablé directamente a ella.

 

-Créeme cuando te digo que, si te hice daño no fue sin quererte, sino sin querer –

 

Me paré de la silla en la que estaba sentado, para acercarme a mis amadas mujeres.

 

Sus ojos estudiaban mis movimientos sin perder detalle.

 

Metí mi mano en el bolsillo del traje, mientras colocaba una rodilla en el suelo y la observaba a los ojos fijamente.

 

-Mi dulce Cherry, ¿me harías el honor de convertirte en mi esposa, para amarnos incluso después de la muerte y más allá del tiempo y el espacio?... Te amo mi cielo, créeme.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.