Mi mundo se detuvo, dejó de girar sobre su propio eje, y comenzó a girar en torno a Daimon.
Cuando sus ojos conectaron con los míos y sonrió, de aquella forma tan única y especial, me di cuenta, de que esa sonrisa era solo para mí, únicamente mía.
Sus palabras calaron hondo, hasta lo profundo de mi corazón.
¿Cómo explicarle que, pese a todo, el había sido mi salvación?
Está tan convencido de que hice tanto por él, tan cegado teniéndome en un pedestal, que no se da cuenta, de que soy egoísta.
Nada de esto lo hice por él, lo hice por mí, por mi felicidad y mis sueños, a su lado lograba sentirme completa, una sensación única e inexplicable.
Busque mi propio bienestar, mi propia felicidad, lo perdone, porque, pese al sufrimiento, en la balanza de pros y contras de nuestra relación, pesaba mucho más todo lo bueno y lo bello.
Nuestro comienzo fue, una relación tan corta y fugas, como tan intensa e increíble.
Y aquí nos encontrábamos de nuevo, volviendo a apostar por todo lo que creíamos que valía la felicidad.
Lo amaba, de eso no había dudas, amaba todo de él, hasta sus mismos demonios, pero lo que más amaba, era la forma en que me sentía estando a su lado, amaba a la mujer en quien me convertía junto a él, podía ser yo en toda la extensión de lo que eso conllevaba.
Quizás nos estábamos apresurando.
Quizás no estábamos destinados a estar juntos.
Quizás nuestras diferencias nos seguirían causando problemas en un fututo.
Pero estaba dispuesta a arriesgarlo todo por un momento de felicidad, prefería eso a una vida vacía y normal.
A su lado todo iba en contra de lo ordinario y normal, pero ¿quién dijo que eso eran algo malo?
Verlo allí de rodilla, con aquella caja abierta frente a mí, con ese delicado anillo, me robó el aliento.
Las lágrimas caían de mis ojos de forma fluida, como si de un grifo abierto se tratara.
Noté en sus ojos la ansiedad y el temor que sentía por mi respuesta.
Antes de que pudiese darle algo por la larga espera, me apresuré a hablar.
-Compartiría contigo cada minuto de mi vida, por que te amo demasiado como para resignarme a no estar junto a ti… te amo, acepto ser tu compañera de vida, esposa, amiga novia y amante, seré todo lo que necesites y más.
Dije con una estúpida sonrisa en mis labios y lágrimas en mis ojos.
Daimon se paró, como si sus piernas fuesen resortes, se lanzó a mis labios, como si en ellos encontrara la cura para su ansiedad y miedos.
-Te amo.
Dijo entre besos, besó y cargó a Ángel mientras repetía.
-Las amo.
Entre aplausos, felicitaciones y bueno deseos, Daimon contestó a preguntas relacionadas con nuestra boda y nuestro futuro, sobre su trabajo y sobre sus aspiraciones.
Después de tomarnos algunas fotos y realizarme un par de preguntas a mí, las cuales conteste de la forma más sencilla y formal posible, nos despedimos y nos fuimos junto a Lucas, Karen y Benjamín.
Queríamos festejar, así que nos dirigimos a casa para prepararnos, fue una bella tarde, al caer la noche nos dirigimos con los chicos a un gran y famoso restaurante.
Para mi sorpresa, Sam y Erick nos esperaban fuera.
-Felicidades amigaa!!!
Gritó mientras se lanzaba a abrazarme, casi sofocándome.
Luego toda la atención fue dirigida a Ángel, dejando a su hermano por último lugar después de saludar a Lucas y a su familia.
-No puedo creer que estén aquí.
Dije con sorpresa y sinceridad.
-No me perdería esto por nada del mundo, sabes que mi hermano no sería nada sin mí, cuando me llamó y me contó su plan, tomamos el primer vuelo que pudimos para llegar hoy.
Daimon abrió la puerta del lugar, dejándome pasar en un gesto extremadamente caballeroso.
Reí por sus extrañas expresiones y caminé dentro.
Una mesera nos atendió enseguida, nos llevó a un reservado del lugar, apartado del resto de la gente.
Al entrar, tuve que adaptar mis ojos a la luz de las velas, para no tropezar y caer al suelo con mi niña.
Cuando di la vuelta Daimon se encontraba sentado con una guitarra en su regazo, mientras los chicos se habían colocado en una esquina, observando la escena como si de una novela se tratase, Sam tomó a ángel en brazos, mientras Lucas me colocaba una silla detrás para sentarme a presenciar el espectáculo.
Sus dedos bailaron en las cuerdas del instrumento, haciendo que con cada acorde mi cuerpo se estremeciera.
Comenzó una suave melodía, luego su voz se escuchó baja y ronca, observó a los chicos para luego centrar toda su atención en mí.
“Te cuento que me encuentro enamorado
Y siento que esta vez es la correcta
Te cuento, para mí ella es perfecta
Con todos sus defectos y pecados
Sé que con otras yo me he equivocado
Sé que he dado contra el mundo y he perdido la esperanza
Porque, aunque llevo cargas del pasado