Créeme

CONFIRMACIÓN

Salgo hacia la clínica, he dejado a Ángel en la casa de Karen, para poder asistir sin ningún contratiempo, mientras que Daimon se ha marchado temprano, debía de prepararse para la carrera de esta tarde.

Solo esperaba estar a tiempo, para poder acompañarlo en ese gran momento.

Al llegar al lugar, me recibe una amable secretaria, indica que aguarde a ser llamada, así que sin más me siento en un cómodo sofá individual.

Sobre la mesa de la sala, descansan un grupo de revistas bien apiladas y organizadas, son actuales, por lo que en alguna de ellas aparecen fotos de Daimon y mías junto a nuestra hija, la noticia de nuestra boda ha sido todo un escándalo y más cuando me lo propuso en aquella conferencia, mientras era observado por millones de espectadores.

La forma en que me lo propuso, cada una de sus palabras, quedaron grabadas en mi mente y en mi corazón.

Escucho mi nombre, por lo que me apresuro a pararme y dirigirme hacia a puerta frente a mí, la cual permanece abierta, sostenida por una mujer algo entrada en años (pero que se conserva muy bien a mi parecer) esperando a que ingrese.

Me recibe con una reconfortante sonrisa, se presenta de forma cordial, imito el gesto mientras me siento frente a su escritorio.

Comienza por hacerme una serie de preguntas, las cuales respondo tratando de ser lo más directa y sincera posible, a pesar de no recordar la fecha exacta de mi último periodo.

-Así que ¿no te has realizado un análisis de orina, a pesar de que ya tienes aproximadamente más de 3 semanas de retraso?

-Sí, es que no quería un resultado erróneo, en mi primer embarazo al realizarme la prueba de orina, esta salió negativa, seguí con malestares, por lo que tuve que recurrir al médico tiempo después, allí me confirmaron el embarazo, no quería que volviera a sucederme algo así, preferí esperar.

Dije recordando los días de incertidumbre y soledad, a los que me enfrenté después de la partida de Daimon.

-Tienen un marguen de error, lo más certero es que en el momento de realizarte la prueba el embarazo haya sido muy reciente, por lo que la hormona que se detecta en la orina, no se haya encontrado, o estuviera en muy pequeñas cantidades.

Me sonrió, mientras anotaba algunos detalles en la computadora frente a ella.

Se paró para señalarme una puerta mientras hablaba.

-No es relévate, saldremos de dudas en un momento. Podríamos realizar un análisis de sangre, pero haremos directamente una ecografía, por lo que me has dicho, podremos ver y escuchar si te encuentras embarazada, ve y recuéstate en la camilla, levanta tu blusa hasta el busto, relájate que en un momento estoy contigo.

Me sentí más nerviosa que nunca, traté de llegar a la otra habitación donde el ecógrafo se encontraba sin que mis piernas flaquearan.

Al recostarme en la camilla, la ginecóloga entro al lugar junto con una enfermera, la cual se sentó sobre un escritorio apartado, comenzó a anotar los datos que la mujer a mi lado le dictaba.

Al sentarse junto a mí, coloco papel en el borde de mis pantalones bajándolos más.

Mi corazón bombeaba a mil por segundo, trate de calmar mi ansiedad, realzando ejercicios de respiración, alentándome a mí misma a ser valiente.

No había nada a lo que temer, era una mujer fuerte, que ya era madre, pero no dejaba de sentir los mismos nervios y ansiedad que en mi primera experiencia.

-Estará algo frio.

No contesté, ya que la pantalla se iluminó cuando colocó el aparato en mi vientre.

Sin previo aviso las lágrimas comenzaron a caer sobre mis mejillas, sentía angustia y felicidad, una mezcla tan grande de emociones y sentimientos que oprimían mi corazón.

Me desconecté totalmente de todo lo que sucedía a mi alrededor, me concentré en esa pantalla, como si allí se encontrara la respuesta a todas las preguntas del mundo.

Entonces todo cobro vida y un color único y especial.

El sonido que inundó el lugar fue de lo más magnifico e increíble.

Pum pum pum pum pum pum…

Era el corazón de mi bebé.

Se escuchaba fuerte y alto, martillaba cual picaflor, dando vida a mis emociones.

La felicidad inundo mi ser, me sentía completa y maravillada.

-Felicidades, será madre por segunda vez, estas de unas 9 semanas.

Dijo con una enorme sonrisa.

Luego de recetarme vitaminas y ácido fólico, hablamos un poco más y concretamos una próxima cita, para dentro de unas semanas.

La emoción me invadió, debía de darle la noticia a Daimon y traerlo junto a mí para que pudiese conocer a su hija o hijo cuanto antes.

Salí del consultorio renovada, miles de dudas e incertidumbres se apoderaron de mí en aquel instante, ¿podría hacerlo? ¿sería una buena madre para dos niños que dependerían totalmente de mí? ¿Cómo lo tomaría Daimon?

Sabía que era un excelente padre, lo presenciaba en cada momento que vivíamos a su lado, pero nunca hablamos o planeamos algo así, simplemente las cosas se fueron dando.

Pero confiaba en que todo iría bien, quería creer en ello.




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