En las afueras del bosquecillo de el Bosque Negro, un niño de siete años vivíaa en una hermosa cabaña de troncos vieja, sus padres lo habían mandado de vacaciones de verano, ellos vivían en la ciudad de Dusseldorf, era un lugar mágico, cientos de arboles tan altos y densos que estando ahi la luz del sol casi no pasaba, por ello se le denominaba El bosque negro, ahi mismo donde los hermanos Grim sacaron su inspiracion para tan oscuras historias y cuentos que han perdurado a lo largo del tiempo, el niño se llamaba Wilhem, , acostumbraba jugar en las afueras de su cabaña mientras sus abuelos se dedicaban a hacer los clasicos relojes de amdera Cucù, una pieza de artesanía tradicional de madera que se habia perdido en muchos lugares pero que sus abuelos mantenian con vida, despues de cortar un arbol y cerciorarse de que la madera eera de la mejor calidad, se dedicaban durante semanas a hacer un hermoso reloj, y luego lo pintaban con pigmentos del bosque, para después dejarlo barnizado, todo un arte, el Abuelo de Willhem, Rodrick, le enseñaba en sus tiempos libre a como pintar y tallar los relojes cucú a su nieto de todos los colores, azul granate, verde esmeralda, rojo carmesi , amarillo pato y muchos mas colores mientras la abuela Frigg se dedicaba a hacer la cena y a cuidar que no entraran mapaches a la cabaña, ya que tenìan la mala costumbre de tirar los relojes cucù en busca de comida, lo cual enfurecía grandemente al abuelo.
En una ocasión un mapache entro a buscar comida y rompió 4 relojes cucù en las que se habian invertido veinte horas de trabajo como mínimo, en ese momento, dos dias despues, habia aparecido un tapete de piel de mapache misteriosamente en la entrada de la cabaña
Eran unas maravillosas vacaciones de verano como todos los años, pero en esa ocasion sus abuelos ahbian decidido salir por unas horas a comprar nuevas herramientas como serruchos y cinceles porque los que tenian ya habian perdido el filo, y dejaron a Willhem solo, a cargo de la casa,el solo se la pasaba jugando y corriendo entre los charcos de agua, y tirandose sobre los montones de hojas secas que habia por ahi, este bosque era partiularmente magico, se decia en leyendas que a altas horas de la noche podias encontrar, si buscabas bien, pequeñas lucecillas que parecian luciernagas, pero la abuela de Willhem le habia contado que en realidad estas eran hadas, lo magicos seres que cuidaban la naturaleza en su punto mas pequeño,
Willhem se pasó la tarde buscando bichos y escarabajos, y explorando la zona, escuchó a lo lejos un ruido entre unos arbustos y dos arboles lejanos, como era un niño bastante curioso, se acerco a los ruidos, vio una figura oscurasalir corriendo hacia otra direccion y lo siguio cuidando de no hacer ruido, los tejones o los zorros acostumbraban cazar pequeños topos por esa zona , asi que siguio el ruido pensando atraparlo, pero cuando vio detras de el arbusto, sintio un nudo en el estomago y tuvo el impulso de gritar y pedir por ayuda, era una ciratura horrible con ojos rojos y pelaje sucio y negro, y garras horrendas, no era un animal, tenia como algo extraño, y de pronto rugio para abalanzarse sobre Willhem dando un grito terrorifico, asi es, este ruido no se parecia al hecho por los animales, era una mezcla de un gruñido con un grito, Wilhem cayo al suelo rodando entre las hojas, esa cosa lo estaba mordiendo en los brazos mietras el se tratabva de zafar, trato de reaccionar, pero la criatura repusliva le mordia las manos y empezo a sangrar, de repente el recordo que guardaba una navaja que le habia obsequiado su abuelo para tallar madera, trato de sacarla pero en el momento en que buscó la navaja con la mano el ser le comenzo a buscar morder el cuello, sintio un dolor muy agudo en el cuello, y se apresuró, saco la navaja y le dió cortes en el cuello para que lo soltara, el ser emitió un chirrido escalofriante, soltó al niño y salió corriendo al interior del bosque tan rápido que se perdio entre la maleza
Cuando sus abuelos regresaron lo vieron con unas marcas de dientes en el cuello, y asustados le preguntaron
-¡¿Donde estuviste Willhem?! ¿quién te hizo eso?
En ese momento lo que menos quería el era causarle algun tipo de preocupacion a sus abuelos, mas aparte sabia en el fondo que nadie le creeria y que probablemente creerian que estaba completamente mal de la cabeza, por un momento le pasó la idea por la cabeza de decirles la verdad a sus abuelos pero la verdad es que en esa situacion no era lo mas adecuado, sobre todo por las malas reacciones que podria haber accarreado, asi que decidio inventarse una historia
Un mapache es que sali al bosque y me saltó en la cara- Contesto Willhem tratando de cambiar de tema
-Eso ni bromeando es un mapache, parece una mordida de zorro , te llevaremos al medico que esta a unos kilometros de aqui
-Esta bien- dijo sin interés Willhem
Diez años despues
Mucho se habia preguntado Willhem sobre ese acontecimiento ya casi una década atras, y la verdad es que una aprte de su niño interior habia querido enterrar ese acontecimiento, nunca le conto a sus padres ni tampoco a sus abuelos, durante unos años estuvo tratando de suprimir la memoria de ese acontecimiento,
Ahora era mas alto que antes, y tenia el pelo largo, le habian salido pecas y su voz le habia cambiado un poco, aunque no tanto, estaba cursando la escuela preparatoria Johann Sebastian Bach, hacia mucho que dejo de visitar a sus abuelos, puesto que se había mudado lejos y sus padres habian construido un despacho de contaduria en el centro de la ciudad de Dusseldorf, algo que el consideraba sumamente aburrido, se imaginaba viajando por el mundo investigando nuevas especies de animales,
Eso pensaba Wilhem mientras sacaba los libros de su mochila y se alistaba para escuchar la clase de ciencias y biología de la clase de onceavo grado, miro a Thusnelda, una estudiante con cabello color miel, desde su asiento que estaba del otro lado del salon, habia tenido sentimientos por ella desde hace meses, pero no le habia hablado por temor al rechazo, trataba de no pensar en ello para no distraerse, todos los alumnos estaban tomando apuntes mientras otros parecían ignorar a propósito las clase de la profesora Hilda, una señora de aproximadamente 50 años,