Su amigo la miró perplejo y solo se rio, Laura se quedó ahí, ni se molestó, ella misma sabía que sonaba descabellado y más si venía de ella.
No notó cuando Mariana y todo el grupo había salido por lo que asumió que estarían en la siguiente aula, antes de entrar fue al baño sigilosamente y se encerró en el último cubículo, el más asqueroso todo sea dicho también, y miró el registro de llamadas dispuesta llamar de nuevo, pudo haberlo hecho en el pasillo pero no quería alterarse y que toda la facultad se enterase.
Siendo honesta en realidad no quería hacerlo pero su curiosidad, o más bien su miedo, podía más, presionó la llamada más reciente y acercó la bocina a su oreja, uno... dos... tres no contestaba, esperaba que la respuesta fuese inmediata considerando la insistencia de las llamadas anteriores uno... dos... tres, aún nada, tal vez estaba siendo impaciente, y de pronto había línea.
"-¿Hola?-" La voz de ese hombre parecía menos aterradora entre más la escuchaba.
"-Hola-" Quiso sonar firme y fría como roca y parecía lograrlo pues no escucho una burla ni alguna seña delatora de ello al otro lado del teléfono.
"-¡Lau! ¿Cómo estás, necesitas algo?-" ¿Lau? ¿Cuándo le había dicho que podía llamarle así? Éste tipo se estaba tomando demasiadas confianzas con su persona, fue suficiente el enojo que el mote le había causado para que pudiese tener seguridad al hablar.
"-¡Necesito que me digas quien eres! Ya no quiero vivir con ésta incertidumbre, levantarme y tener miedo porque llamarás de nuevo, saber que sigues cada paso que doy y sabes todo de mi-" Al otro lado apenas hubo un silencio alarmante.
"-No es para tanto, mira, hagamos algo ¿te parece?-"
"-Depende-"
"-¿De qué?-"
"-De lo que pidas-"
"-Quiero que seas tú la que me diga quien soy-" La situación le estaba pareciendo de lo más absurda y el muchacho se escuchaba evidentemente más serio que antes.
"-¿Cómo perdón?-"
"-¡Si si! me gustan los juegos como a un niño, y la ciudad es lo suficientemente grande para hacerlo así que juguemos-"
"-Eso no responde nada-" Claramente quería sacarla de quicio con tales respuestas.
"-Por ahora no, escucha te dejaré notas en lugares donde puedas verlas, no habrá acertijos en ellas, seré tan directo como me sea posible, confío por tanto en que entiendas mi letra, y tu seguirás cada pista tan obediente como yo quiera, llamaré cada día para saber tus avances. Suerte preciosa-"
Sin tener siquiera la oportunidad de responder de vuelta el sujeto colgó y la dejó allí sola y en silencio.
Entró a su aula y en su pupitre había una nota de papel perfectamente doblada.
"El juego acaba de empezar ¿Estás lista?"
Miró a su lado y solo estaban Mariana y su prima Milagros hablando despreocupadamente, esperó a que la clase terminara y se acercó a su amiga.
-Mari, ¿sabes quién dejó la nota en mi mesa?
-No nena, fui a la papelería y cuando volví ahí estaba.
-Ya, ¿y antes de eso no había nadie al teléfono del grupo?
-Sabes que es suicida hablar por teléfono en esa clase, obviamente no.
-Hola niñas- Benjamín llegó corriendo desde su salón a saludar.
-Hola amor- respondió Mariana.
-Hola- Secundó Laura
-¿Tienen horas libres?
-Después de ésta no hay nada por la junta de maestros.
-¿Vamos a mi depa?- Laura ofreció
-Me parece bien ¿y a ti Benny?
-Igual
Se fueron rápidamente del campus y compraron toda clase de aperitivos para ver películas, al llegar Laura se adelantó con alguna bolsas para abrir la puerta, al entrar dejó todo en la cocina y fue a la pequeñísima sala, en la mesa de café se encontraba una nota igual a la anterior, antes de abrirla sus amigos se acomodaron junto a ella en el sillón curiosos hasta cierto punto de saber que había en el papelito.
-¿Qué es?- Pregunto Mariana de algún modo pensando que era la misma nota de la facultad.
-Otra nota.
¿Otra? Su amiga se preocupó de inmediato mientras que su pareja no se enteraba de nada, si había una nota nueva en el hogar de Laura eso quería decir que quien las había dejado tenía acceso a él y por lo tanto su inexpresiva amiga debía estar en grave peligro si ni siquiera conocía a su acosador.
-Vamos a denunciar esto- dijo sin pensárselo mucho, tampoco es que lo necesitara mucho considerando el hecho de que había un sujeto escabulléndose en el departamento de su mejor amiga.
-No entiendo nada- musitó Benjamín intentando ser incluido en la extraña conversación.
-Yo menos- respondió casi en depresión Laura, ya no creía poder seguir con ésta situación y las opciones que le planteaban le parecían completamente prudentes. Jugaba con el papel entre sus manos con la intención de leerlo cuando Mariana sostuvo sus manos entre las suyas.