WingzemonX
APPLEDASH I
Creí que no te volvería a ver
PARTE 6
- ¿Que no puedes? – Preguntó Rainbow Dash, casi alarmada. – ¿Por qué dices que no puedes?
- Porque no puedo, no por el momento al menos. – Fue la respuesta directa de Applejack.
Luego de haber realizado todo ese largo y cansado viaje, y de haber ideado un plan con marcadas subidas y bajadas en su ejecución, al fin pensaron que todo estaba resuelto y que su labor había terminado. Sin embargo, para su sorpresa, y también confusión, Applejack les soltaba esta nueva sorpresa, afirmando que pese a todo lo dicho, no podía volver con ellas a Ponyville. Pero, ¿por qué?
- Pero Applejack, ya te dijimos que a nadie le importará lo que pasó. – Mencionó Twilight Sparkle, dando un paso al frente.
- La Alcaldesa tal vez esté un poco decepcionada y llore, pero ya se le pasará. – Agregó Pinkie Pie.
- Y creo que tu abuela dijo que te daría unos coscorrones, pero de seguro sólo estaba jugando. – Comentó ahora Rarity, aunque inmediatamente después pareció dudarlo. – ¿O tal vez no?
- No es nada de eso.
Applejack tomó las riendas de Apple Storm con su mano izquierda, mientras con la derecha empezaba a acariciarle su cabeza. Luego de unos momentos concentrada en ello, comenzó a caminar, jalando las riendas de su caballo, y haciendo que la siguiera; sus amigas también lo hicieron, andando a su lado.
- No puedo irme de Dodge Junction todavía. – Comenzó a explicarles mientras avanzaban. – Yo acepté el trabajo de capataz de Cherry Hill Ranch por mi propia decisión, y no puedo solamente irme así como así; menos cuando es plena temporada de recolección y hay tanto trabajo que hacer. Todos han sido muy buenos y amables conmigo aquí, en especial Miss Cherry Jubilee. Lo menos que puedo hacer es quedarme hasta que encuentren a un nuevo capataz. Además, ustedes mismas vieron lo grande y próspero que es este lugar. Miss Cherry lo dijo, uno de cada siete frascos de jalea de cereza que se comen en toda Equestria, proviene de Cherry Hill Ranch. Siento que hay mucho que puedo aprender aquí para hacer crecer y mejorar Sweet Apple Acres. Por todo eso no puedo irme con ustedes.
Las cinco guardaron silencio, escuchando atentamente todo lo que su amiga les decía; e incluso cuando calló, nadie pudo decir mucho de inmediato. ¿Qué podrían decir? Applejack siempre había sido muy responsable, y si había aceptado ese trabajo no se iría de la noche a la mañana dejándolo varado. Y en efecto, la plantación les había parecido un lugar fascinante y lleno de movimiento; y Miss Cherry se veía como una persona muy amable y agradable. Aunque cada una por separado intentaba pensar en algo que responderle, algo para decirle que la convenciera de que se fuera con ellas, todas sabían que Applejack era así, y que no se iría tan fácil si tenía algo pendiente que hacer.
- Creo que eso lo podemos entender. – Comentó Twilight con una sonrisa melancólica. – Pero eso significa que sí volverás tarde o temprano, ¿verdad?
- Claro que sí. – Respondió la vaquera, intentando usar un tono más animado. – Ponyville es mi hogar, siempre lo es y siempre lo será; sólo necesitaba que ustedes me lo recordaran.
- Te extrañaremos, Applejack. – Murmuró Fluttershy, sonriendo de la misma forma que Twilight. – Pero nos conformaremos con saber que volverás cuando te sea oportuno.
Rarity y Pinkie Pie asintieron y parecieron compartir la misma opinión que Twilight Sparkle y Fluttershy habían exteriorizado. Por su lado, como ya todas esperaban considerando lo que había ocurrido ese último par de días, Rainbow Dash no se veía del todo de acuerdo. Ella no sonreía, ni tampoco asentía. Caminaba cruzada de brazos, mirando hacia otro lado con ligero desagrado.
- Rainbow Dash. – Escuchó que Rarity le hablaba. – ¿Tú no tienes nada que decir? Vamos, no seas una niña berrinchuda.
- ¡No soy nada de eso!
- Hey, Rainbow. – Fue ahora Applejack la que le hablaba, y el oírla hizo que Rainbow se estremeciera un poco. Al voltear a verla sobre su hombro, pudo verla sonriéndole ampliamente. – Lamento haberte hecho enojar tanto con mi egoísmo. Pero anda, tienes mi promesa de que éste no será un adiós, y que volveré. ¿A quién conoces más honesta que yo?, ¿eh?
Las mejillas de Rainbow Dash se tornaron ligeramente sonrosadas. Miró hacia el suelo unos momentos, mientras con una mano se frotaba su brazo. Luego, sin voltear a verla, alzó su puño izquierdo hacia ella y lo mantuvo así.