Hijo,
Hemos recorrido esta carta juntos. Te he hablado de mis miedos, de las expectativas que se colaron sin querer, y de la dificultad de soltar el control para que te conviertas en un hombre en un mundo que yo ya no entiendo.
Todas estas confesiones te demuestran que no soy un superhéroe ni un manual perfecto. Soy solo tu padre, un hombre que se equivoca constantemente, pero que te ama sin medida.
Si a veces te cansaste de mis advertencias o sentiste la presión, quiero que sepas que la intención detrás de cada error fue la misma: simplemente quería lo mejor para ti.
Y aquí es donde todos esos miedos, inseguridades y sacrificios se reducen a una única verdad innegociable, grabada a fuego en mi corazón:
Tú eres mi motor. Mi razón para seguir, mi impulso más fuerte.
No tu título, no tu éxito financiero, ni que cumplas el sueño de un padre. Tu risa, tu bienestar, tu propia y genuina felicidad: eso es lo que me da la fuerza para levantarme cada mañana. Todo lo que hice fue alimentado por el amor más puro y, a veces, torpe que he conocido.
Y por eso, hijo mío, no me cansaré de decírtelo, sintiéndolo en el alma:
Creo en ti.
Confío en ti.
Confío en que siempre harás las cosas de la mejor manera que sepas en ese momento. Y si en algún momento fallas, si no te salen las cosas como querías o el camino se pone oscuro, quiero que sepas algo con absoluta certeza:
La vida cambia. Las relaciones, las amistades, las modas, la generación y hasta las reglas del juego. Pero hay algo que no va a cambiar jamás: mi amor y mi fe inquebrantable en vos, hijo.
No tienes que demostrarme nada. Solo tienes que ser tú mismo y vivir con honestidad. Ve y vive. Mi amor es tu única constante y tu refugio. Estaré siempre aquí.
Con todo mi amor y fe inquebrantable,
Tu padre.
Nota Final del Autor
Si has llegado hasta aquí, quiero agradecerte de corazón por tomarte el tiempo de leer estas confesiones. Este libro nació de la necesidad de hablar sin filtros sobre el caos, el miedo y el inmenso amor que conlleva la paternidad.
Si esta carta resonó contigo, ya sea como padre, madre o hijo, te pido un enorme favor. Tu voz es mi mejor ayuda. Si te ha gustado o crees que puede ser un faro para alguien que lo necesite (un padre sobrepasado, un hijo buscando entender), me ayudaría un montón si pudieras dejar un comentario honesto o simplemente compartirlo.
Gracias por permitir que mis miedos y mi fe lleguen hasta ti.
Uriel.