Creo que me acosté con mi jefe.

10. Típico de Aries

La cena resultó empezar bien. Liam llegó conmigo en su Mercedes, primero bajando él e ingresando al local, mas tarde yo le seguí el rastro con cuidado de no mirar mucho en su dirección para que no me viera Fernanda, esta ultima había venido por su cuenta ya que tenía vehículo propio.

Ellos decidieron sentarse en la terraza y yo me quede dentro de las instalaciones en una posición distante que me hacía quedar a espaldas de Fernanda pero con una vista increíble a la cara de idiota de Liam.

Hasta ahora había seguido mis consejos al pie de la letra: no estaba perturbando su espacio personal, la dejaba hablar y se mostraba interesado en lo que ella le decía.

No solo mi plan saldría excelente, sino que también iba a cenar gratis.

—Señorita, está prohibido espiar a las demás parejas dentro de nuestras instalaciones —dijo un camarero poniéndose en medio de mi campo de visión.

¡Qué ocurrente este tipo!

El camarero era joven, le calculaba uno veintitantos igual que yo y la verdad es que me pareció lindo. Creo que fue el contraste de sus ojos claros contra la piel morena lo que me llamo la atención y también la seguridad con la que hablaba.

—No estoy espiando a nadie. —Intente que mi voz denotara inocencia.

él dejó escapar una risita socarrona.

—Vamos a ver: estás sola y aun así no te has quitado la mascarilla, llevas lentes de sol a pesar de que son las ocho de la noche y has prestado más atención a los dos que están allá afuera en la terraza que al menú.

Mierda.

Creo que esto es lo que siente un pokémon cuando lo atrapan en una pokebola. No tenía escapatoria.

—No era mi intención... yo solo estaba... este... —Mi cerebro empezó a moverse, tratando de formular una excusa creíble—. Oye, ¿ves al sujeto de allá con el mechón blanco? —señalé a Liam con la barbilla—. Es un jeque arabe y yo soy su guardaespaldas. Ahora mismo está cerrando un trato importante con la rubia que cena con él, así que necesitare tu cooperación en este asunto para que me dejes hacer mi trabajo y luego puede que mi jefe te agradezca con una suculenta suma en tu cuenta bancaria.

Comprometer la cuenta bancaria de mi jefe en este asunto no era muy responsable de mi parte, pero era muy divertido.

El camarero se rio negando con la cabeza.

—Esa fue la mejor excusa de todas las que he escuchado esta semana. Tienes diez puntos extra por creatividad.

Casi me reía con él, porque tenía una de esas risas contagiosas y me pareció gracioso su comentario, pero algo de lo que dijo no me cuadro.

—¿Como que la mejor de todas las de esta semana? —pregunté con las cejas fruncidas.

—Pues si, eres como la tercera esta semana que viene a espiar —dijo encogiéndose de hombros—. Usualmente son ex novias obsesivas, madres sobreprotectoras o compañías de apoyo moral.

Wow. Después de todo hay mas locos iguales que yo allá afuera en el mundo.

—Creo que mi mamá estaría muy aliviada si llegase a enterar de que mis niveles de delirio son bastante promedio —mascullé. —Pero si te hace sentir mejor, solo estoy por el apoyo moral. No estoy obsesionada con nadie y mucho menos tengo hijos.

—Eso es un alivio —volvió a decir entre risas—. Oye como no puedes estar más tiempo acá sin consumir, haremos un trato. Te traeré un trago por el módico precio de tu número de teléfono.

Ah, está coqueteando conmigo. Esa no la vi venir.

—Por mí esta bien, supongo.

Con eso, me guiñó un ojo y desapareció de mi vista. 

Era muy probable que estuviera sonrojada en ese instante, lo cual era muy vergonzoso. Estaba segura de que Liam se burlaria de mi por-

¡Ay por dios Areli, olvidaste a Liam!

Levanté la vista rápido hacia su mesa y me encontré con qué Fernanda le estaba diciendo algo, después llego el camarero pero en lugar de pedirles su orden le entrego la cuenta por las bebidas que habían consumido. Entonces ella se despide y lo deja abandonado sin mirar atras.

¿Qué rayos había pasado en diez minutos? 

Y lo que es peor aún, ¿cómo hizo Liam para cagar una cita en menos de diez minutos?

•●•

Ambos entramos a su Mercedes bajo un silencio sepulcral. Aunque me moría de ganas por hablar, me aguante y dejé que él empezara cuando quisiera.

—La cena inició de maravilla, gracias a tus consejos —Empezó diciendo, con la mirada al frente aún sin encender el motor—. Pero luego, me preguntó mi signo zodiacal, y cuando le dije que soy Géminis pidió la cuenta mucho antes de que la comida llegase.

En todos los escenarios que se formaron en mi cabeza sobre lo que pudo haber ocurrido, esa no era una de las posibilidades.

—¿Me estas diciendo que Fernanda es de esas? —cuestione incrédula—. De seguro es Aries.

Liam se giró en mi dirección alzando una ceja.

—¿También eres supersticiosa?

—No tanto, solo es conocimiento general —dije haciendo una floritura.

No pase por desapercibido el hecho de que el lucia un poco decaído para mi gusto. Mi corazón se estrujo un poco puesto que él se había esforzado para esto y no tuvo ni una oportunidad. No era justo.

— ¡Ey! lo hiciste bien. No fue tu culpa después de todo. De seguro tendrás más citas en el futuro y estarás mas preparado para encontrar a la indicada.

Me miró como si tuviera un fantasma en frente.

—Areli, no estoy buscando pareja. Tan solo accedí a la cita porque la traté mal el otro día. 

 



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En el texto hay: jefe, oficina, enemigos a amantes

Editado: 16.11.2021

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