Cresendia

2. No lo toques

El exorbitante golpe que acabo de recibir me aturde un poco, digo después de todo caí de cinco metros de altura, es normal que me duela. Inspeccionó mi cuerpo en busca de un hueso roto. ¡Bien! Todo está en orden. Me levanto lento, me duele cada miserable músculo, los ojos de la señorita Gaston me observan con un aire de decepción, ella es mi maestra de vuelo, por ende no está feliz con el resultado de mi caida.
-Realmente eres una decepción, tienes alas enormes y no sabes como usarlas.- se acerca y toma mi cara entre sus manos- Cresendia, debes dejar el miedo, sino nunca volaras- dice y me suelta, yo solo asiento con la cabeza.
Ella se da la vuelta y se retira. Es frustrante, realmente frustrante. Todos los que empezaron conmigo en clase de vuelo ya saben volar, y yo aquí como una inútil. Aunque ha decir verdad no hay tantos alados en La Guardería, solo somos 4, sin contar a la profesora Gaston. Todas las alas son diferentes. Las mías son de halcón con cuernos, las de Meize son como de paloma, las de Heiry son de murciélago y el chico que recibe clases particulares no tengo ni idea como son las suyas. Pero bueno, igual no me interesa.
Me dirijo hasta mi mochila y recojo mis cosas. Cuando de repente siento una mirada en mi nuca. Me pongo de pie y me giro sobre mis talones, cundo quedó pasmada con lo que mis ojos están viendo.
-Eres tú- digo en un susurro casi inaudible.
-¿No piensas abrazarme?- dice con algo de timidez.
-Eres tú- vuelvo a decir como toda una idiota, pero esta vez más alto.
-Sí, soy yo ¿y mi abrazo?- me lanzo a los brazos de mi mejor amiga en un fuerte abrazo y casi la asfixio.
- ¡Oh por todos los cielos! Aztri eres tú- digo, pues aún no lo creo, no creo que ella esté aquí. 
-Yo también te extrañé.
Me alejo de ella unos segundos y la observo con detalle. Su larga melena rubia esta lisa y cae por detrás de sus hombros, en ella está una especie de cadena con una piedra azul en el centro, es muy bonito el adorno, es plateado y resalta muchísimo. Sus ojos azules resaltan más con la capa que tiene puesta. Siempre lo he dicho, los ojos de esta chica son únicos, se que no soy quien para decirlo ya que mis ojos son rojos pero ella me supera son una convinacion de azul celeste perlado y un azul marino intenso. Son simplemente hermosos, y su capa azul marina hace que sus ojos llamen mas la atención.
-Estás hermosa- digo con timidez.
-Tú también lo estas, digo, sólo mirate, tu pelo blanco corto con ramitas esta hermoso.
¿Ramitas? Pienso he intediatamente reviso mi pelo, al parecer en la caída algunas amigas se habían adentrado en él. Paso la mano por mi pelo corto y retiro casa rama, mi mejor amiga me ayuda en la tarea.
-¿Y que haces aquí? -cuestiono dándome cuenta de la situación 
-Pues una de mis profesoras ha venido a comprar algo al pueblo, y aproveche para saludarte.-dice jugando con sus manos.
-Oye Aztri... nunca pude disculparme por lo de la ultima vez- digo bajando la cabeza.
-No fue tu culpa, no fue culpa de na.....
-¡Azze!- grita Meize a su espalda y ambas giramos para verla. Aztri extiende sus manos en el aire.
-¡Meitri!- también grita y ambas se abrazan. Ellas tienen algo así como un código raro, se llaman con sus nombres ligados. Pero bueno eso lo tienen desde que eramos niñas de tan solo 50 años mas o menos.
-¿La egoísta de Cress te quería sólo para ella?- dice sacándome la lengua y dejando de abrazarla.
-Sí, es que pensé que ibas a matarla de tanto amor, así que solos quería protegerla- digo con sarcasmo y risas.
-Las extrañé, casi más de 37 años sin verlas- dice con la mano en el pecho- vengan acá.- dice y nos damos un largo abrazo entre las tres. Después de unos minutos nos alejamos y reimos.
-¿Qué les parece si vamos por una batido al Rebotrepo?-dice Meize con una enorme sonrisa.
-A mi si me apetece- digo y caminamos hasta la salida.
Todo era risas mientras salíamos de La Guardería, Aztri nos esta contando sobre cuán diferente es su vida en La Penitenciaria. Suena como algo lindo pero duro al mismo tiempo. Cuando de repente siento un escalofrío, el pelo de mi nuca se eriza y me detengo en ceco. Giro lentamente sobre mis talones y entre cierro los ojos. Alguien. Me esta mirando, de eso estoy segura pero no se donde esta, busco con la mirada para encontrar a mi acosador. Y a lo lejos, casi borroso veo una sombra. El recuerdo de la noche anterior vuelve a mi cabeza. Siento como un miedo incomprensible se adueña de mi cuerpo.
Siento unas manos en mis hombros y doy un brinco acompañado de un grito de susto. Fijo la vista en mi amiga que me sostien.
-¿Estás bien?- dice Meize con ojos de preocupación. Vuelvo a mirar al lugar donde se encontraba la sombra y ahí sigue. Mirándome, aunque no vea sus ojos se que me esta viendo. -¿Cress?
-No es nada- al fin logró decir. Me giro para quedar de frente con mis mejores amigas- es solo que me he distraído. 
Seguimos caminando y no puedo dejar de sentir esa mirada incómoda sobre mi.

 

-Y cuando por fin creíamos que el idiota de Ian iba a darse por vencido ¡pum! Se aparece con un ramo de Rosas en el salón- todas reímos por la historia de Meize. La verdad aún me da risa recordarlo, la estuvo acosando por casi una década hasta que se cambio de distrito.
-¿Y que me dices tú Cress? ¿acaso también has tenido un acosador loco?- pregunta Aztri con interes.
-No, cielo santo, que los dioses me libren. Fácilmente puedo romperle la cara al pobre- es cierto, puede que no lo parezca pero soy muy buena en combate.
-¡Oh! Chicas, miren, casi es de noche- dice Aztri- tengo que irme, no es conveniente que vaya sola por ahí. 
-Bien- digo haciendo un gesto con la mano al mesero para pedir la cuenta- caminemos juntas, mi casa esta de camino al Palacio de Jad. Así hablamos un poco más. 
La cuenta llega y cada quien paga su parte. Salimos del Rebotrepo. 
-Bueno, Cress hablamos mañana- dice Mei, se acerca hasta Aztri y le da un largo abrazo- Adiós Azze.
-Hasta luego Meitri.
Ambas se separan y Meize camina con dirección a su casa. Aztri y yo caminamos en silencio por un par de minutos. Odio esto, las cosas son un poco tensas, por mi culpa sus padres la obligaron a mudarse de distrito. Viéndolo por un buen lado ahora vive en el Palacio de Jad justo al lado de La Penitenciaria. Creo que eso fue lo mejor, pero joder la extraño mucho.
-No tienes la culpa. -dice ella sacándome de mis pensamientos- éramos niñas jugando. Ademas me lleve un lindo recuerdo- dice levantando su mano y retirando su guante. La gran cicatriz que se exhibe por toda su mano y parte de su brazo me abruma. El recuerdo se hace presente y sin quererlo las lágrimas se derraman por mis mejillas con un gran dolor.
-Lo siento tanto- digo abrazandola por el cuello, al principio no sabe como reaccionar pero luego me devuelve el abrazo- por mi culpa te alejaste del amor de tu vida, y de tus amigas. ¿por qué tuvo que ser así? -ella solo acaricia mi nuca y eso se siente bien a decir verdad. 
-No quiero que te vuelvas a culpar- dice mientras me aleja de si. Me regala una sonrisa y yo dejo de llorar.
- ¿Me quieres?- cuestiono. 
-Hasta que el sol deje de brillar- sonrio ante el recuerdo. Era muy común que yo le hiciera esa pregunta y ella siempre me responde de la misma forma.
Caminamos tomadas de las manos por las calles. Vemos a un niño a lo lejos que se acerca corriendo pasa entre ambas y Aztri se tambalea, sin querer suelto su agarre y ella cae, dejando caer su diadema. Me acerco hasta ella y la levanto.
-Lo siento- grita el niño alejándose cada vez más. Ambas reimos y ella se acomoda la ropa. 
Me dirijo hasta su especie de cadena o diadema y la tomó entre mis manos.
-No, Cress, espera- grita Aztri y yo me sobresalto. Ella abre los ojos como platos y yo la miro confundida. Sigo la trayectoria de sus ojos hasta la pieza que descansa en mi mano.
El collar/corona, porque sinceramente no se que es, se torna de un color dorado. Su perla en el centro se vuelve roja, de un rojo tan intenso que cualquiera queda hipnotizado. Vuelvo a mirarla en busca de una explicación, pero ella solo balbucea cosas sin sentido.
-Parece que vista a un muerto- digo haciendo que se sobre salte.
-Eso es imposible.
-No te entiendo ni una mierda Az- digo y le extiendo su accesorio, ella lo toma y vuelve a su color original.
-Cress creo que debes sentarte, lo que te diré es extremadamente... delicado.- sus palabras me asustan así que le hago caso y me dejo caer en el piso de la calle. Ella se sienta a mi lado.- bien... tú, no eres una Imponente.



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En el texto hay: poderes, alas, hermanos con poderes

Editado: 28.08.2018

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