Cresendia

10. Búscalo

Me encuentro en un bosque, los prados son hermosos, son de un verde muy intenso y vivo, estoy corriendo detrás de Christopher, se supone que jugamos a tu las traes, pero el muy tramposo se oculta muy bien. No es justo, él es mayor, seguro sabe donde esconderse, me alzo en vuelo para poder buscarlo mejor. Cuando de repente escucho una voz.

-Cressi, Chris, vamos se nos hace tarde- miro hacia el lugar de donde proviene la voz, es una mujer, su rostro esta demasiado iluminado lo cual no me deja distinguir bien sus rasgos faciales intento acercarme pero Chris sale de la nada y la abraza.

-Mamá, le he ganado a Cressiella no me había encontrado.

-Si no te encontré es porque me haces trampa- digo sacándo la lengua a mi hermano mayor.

De repente me encuentro en otro escenario estoy sentada en una mesa, mis pies no tocan el suelo. Escucho varias voces de unas mujeres susurrando simultáneamente a mis oidos "Busca un recuerdo, buscalo, buscalo" Esto se repetía una y otra vez. Lleve mis manos a las orejas y cierro los ojos con fuerza en busca de paz, pero esto solo empeoró las cosas, los susurros eran cada vez más y más fuertes y frecuentes en mis oidos.

-¡Basta!- grite con todas mis fuerzas y las voces cesaron. 
Lentamente abro los ojos y levanto la cabeza, retiro las manos de mis orejas. Christopher está de pies frente a mi, miro a mi alrededor y nos encontramos de nuevo en el bosque, abro la boca para preguntar algo pero él se me adelanta haciendo un gesto con la mano para que guardará silencio. Se acerca mi oreja y susurra algo muy claro.

-Busca un recuerdo perdido, en la mente de quien no recuerda haberlo vivido Cressi.

Despierto de golpe recostada en una cama, la cabeza me da vueltas, casi siento que voy a vomitar. Me tomó unos minutos darme cuenta de que me encontraba en mi cuarto. Todo estaba oscuro, supongo que ya es de noche.

Quito la sábana que me cubre e intento ponerme de pies. Me tambaleo un poco y vuelvo a caer en la cama. Tengo sed, mucha sed. Abro la boca para llamar a mi madre pero la voz no me sale, así que hago lo más inteligente en este caso. Tomo uno de mis pinceles y lo hago sonar chocandolo contra una pieza de metal. El sonido es grave, pero no lo suficiente. Vuelvo a hacerlo y esta vez si da el resultado que quiero. En pocos minutos mi madre llega a la habitación.

-Cresendia ¿qué es todo ese escandalo?- dice mi madre, yo abro la boca y señaló a mi garganta con desesperación.

-Aa....gr.....- a penas puedo balbucear. Hago señales de que quiero algún tipo de líquidos.

-Tranquila- dice y se va de la habitación,  a los pocos minutos regresa a la habitación. Me extiende un vaso de agua y yo lo tomo con desesperación- te vas a ahogar. El médico tuvo que darte algunos medicamentos y resulta que eres alérgica a uno de ellos, por eso la garganta ceca.- explica, pero yo no dejo de beber el delicioso líquido traslúcido que calma mi dolor, mientras sin querer babeo mi cuerpo.- Cresendia, estas haciendo un desastre.

-Lo siento- digo dejando de tomar agua y limpiando mis labios con la mano. La voz me sale un poco ronca y tengo que toser para ver si puedo mejorarla.

-No importa. Ahora bien ¿puedes decirme que paso anoche mientras estaba con Maytte?- de repente todas las imágenes de la noche anterior llegan a mi mente, como si las estuviera viviendo en este mismo instante.

-Se llama Meize- digo después de unos minutos de silencio.

-¿No piensas decirme?- el repentino interés de mi madre en mi vida asusta, pero bueno supongo que es su instinto maternal o algo así.

-Es que no tengo claro que pasó, sentí algo extraño ¿sabes?- digo pasando la vista de ella a mi vaso- era como si todo fuera parte de mí, como si pudiera dominar todo.

-¿Cómo? A ver Cresendia no te estoy entendiendo. -la verdad es que yo tampoco me entiendo y mucho menos se como explicarme.

-Buenos yo, creo que moví objetos... con mi mente- digo sin atrever a mirarla. Se queda de pie frente a mi unos largos segundos, luego da media vuelta y se va.

¿Que le pasa a esta mujer? Le hago una gran confesión y solo se va, sin más. Y luego dicen que la de los problemas soy yo.

Vuelvo a recostarme en la cama mirando al techo, buscando una respuesta que no tendré. Ya no puedo sentir todo a mi rededor como una extremidad más de mi cuerpo. Pero estoy cien por ciento segura de que lo que viví fue real. Mi cuerpo se tensa ante la imagen de Meize sin alas y sin vida, unas lágrimas de dolor y tristeza pura empiezan a formarse en mis ojos y esas, esas duelen más que cualquier otras, porque no sólo duelen en las mejillas sino que también duelen e  el alma.


 

Estoy aburrida en la cama de mi cuarto han pasado como tres horas desde que mi madre se fue sin decir nada, según papá fue a casa del médico para contarle que he despertado y preguntarle sobre como deberían cuidarme. Es mas que obvio que esta mintiendo, mi madre nunca se tomaría esa molestia por mí, mandaría a mi padre o incluso hasta a mi misma. Es curioso que a estas alturas creen que me comeré ese cuento, pero si no esta aquí ¿a donde fue a estas horas de la noche? Después de todo es cuestión de 2 horas para que amanezca. Escucho la puerta de la casa abrirse y escuchó unas voces abajo, supongo que es mamá, pero al parecer viene acompañada. Salgo de mi cuarto y camino lentamente por los pasillos hasta llegar al comedor, asomo la cabeza y encuentro a mamá con papá y otros dos hombres.



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En el texto hay: poderes, alas, hermanos con poderes

Editado: 28.08.2018

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