Cresendia

17- Eres egoista

*Narra Ksur*
Estoy parado frente a los hermanos Duluke, hace más de cinco minutos están en esa especie de trance inducida por el hechizo, sus manos están unidas y sus miradas conectadas, casi parece escena de terror.

Veo la brasa del fuego de la fogata ardiendo frente a mi. Su llama es tan cautivadora, me recuerda a Cresendia, cautivadora pero muy peligrosa, con un poder que dudo que sepa que tiene, y por ende se encuentra sola, alejada de los demás, solo más fuego podrá acercarse a ella, y esa sería la perdición de la linda Cresendia, su poder.

Vuelvo a mirar a los hermanos, Cresendia tiene el ceño fruncido y creo que algo anda mal, me acerco unos cuantos pasos y los observó de cerca, su ceño sigue fruncido por unos instantes, pero luego se nota más tranquila. Se que no es consiente de sus acciones en vida real.

A decir verdad la joven me parece linda, es casi igual a su hermano en físico, pero en corazón soy muy diferentes. Christopher está envenenado con odio y venganza, pero aún así su hermana es lo único que mantiene a flote su parte más noble y sensata. Por otro lado Cresendia se siente confundida, es muy bondadosa y fuerte, pero tampoco tiene piedad, ella es la contradicción misma, y me temo que es muy peligroso.

De repente observé como lágrimas salían de los ojos de Cresendia, esos ojos carmesí estaban llorando, algo malo esta pasando. Intento tomar a Cresendia por la espalda y apartarla de su hermano pero ésta empieza a mover sus alas con fuerza y no puedo acercarme a ella, tengo que sacarlos del hechizo lo más rápido posible.

Llego hasta la posición de Christopher y tiro de él con fuerza ceparandolo del agarre de su hermana. Christopher está sangrando por su cabidad nazal. Sacude un poco la cabeza y reacciona. Los primeros segundos me observa un poco confundido y luego observa a su hermana, la cual aún sigue en la misma posición aún moviendo sus alas. Christopher se levanta del suelo y empieza a caminar lejos de su hermana.

-Tengo que alejarme un poco, tu sólo has que despierte, si es necesario dejala inconciente. Pero no puede durar más en ese hechizo.- escucho la voz de Christopher alejándose entre los árboles y yo me acerco a su hermana. Me siento de cuclillas frente a ella y la miro, aun sigue llorando.

-Lo siento Cresendia, espero puedas perdonarme- dicho ésto propino un fuerte golpe a su abdomen, al principio se queda sin aire y luego cierra los ojos y se sumerge en un gran sueño.

La acerqué un poco a la fogata para que no resfrie en el frío de la noche, cubro sus alas con una manta y salgo en busca de su hermano. Luego de unos minutos de búsqueda lo encuentro junto a la tumba de su madre. No me sorprende.

-Déjame adivinar, las cosas no salieron bien- digo con voz ceca.

-Tenías que haber visto su cara, me ha visto cómo un monstruo- dice entre sollozos, pero sin derremar una sola lágrima.

-¿Qué ha pasado ahí dentro?-pregunto posando una de mis manos en su hombro izquierdo.

-Sabe que estuvimos ahí, el día de la muerte de Meize ¿te acuerdas, su amiga de la infancia?

Claro que me acuerdo, como olvidarlo, pero prefiero no comentar nada. Me limité a verlo por si tiene algo más que decirme.

-Ahora no va a querer hablarme, ni siquiera se si sea capaz de verle la cara después de lo acontecido.- entiendo porqué está así, después de todo su mundo es su hermana, no tiene a más nadie.

-Creo que lo mejor sea que le des espacio.

Ambos regresamos al pequeño campamento en donde armamos la fogata y dejamos a Cresendia junto al fuego. Ella se ve muy tranquila, su rostro tan sereno me da un aire de tranquilidad. Pueda que nunca llegue a tener algo con ella, pero vaya que es bonita.

Quedamos unos minutos en silencio cuando de repente ella empieza abrir sus ojos. Al principio parece muy confundida. Como si no perteneciera a este lugar.

-Cressi- dice su hermano llamando su atención, ella lo mira como una niña inocente, hasta que su memoria empieza a trabajar. Su cara se torna sombría.

-Tú me dejaste sola- empieza a decir- te quedaste mirando como mataron a Meize.

-Sí, y lo siento mucho, yo te pido perdón fui...

-¿Perdón?- le interrumpe su hermana.- Un perdón no me regresara a Meize. Si hubiesen ayudado quizá estaría viva.

-Lamento que te lo diga pero quizá fue lo mejor- digo entrando en la discusión- cuando llegamos a tu amiga le faltaba un ala ¿hubieses preferido que viviera toda su vida mal herida y sin poder volar?- al parecer mi pregunta la desconcierta un poco.

-¡Al menos estaría viva!- me grita.

-Lo siento, pero eso es muy egoísta de tu parte, o es que acaso ¿a ti te gusta no volar? Dudo mucho que a tu amiga le hubiese gustado esa ida.

Creo que he exagerado un poco con mis palabras, porque Cresendia se ve muy enojada. De la nada la rama de un árbol se enrosca alrededor de mi cuello y me sujeta con fuerza. Se que ella lo está causando, pero no se si es consiente de ello.

-¡Cresendia basta!- dice su hermano defendiendome.

-No, déjala, que me mate como la asesina que es.-mis palabras parecen herirle, lo veo en su mirada.

-Cressi, tú no quieres hacerlo.

Desintegro mi forma fisica para usar mis habilidades y así escurrirme del agarre de Cresendia. Me acerco lo más que puedo y vuelvo a mi forma original. Entorno mi mano alrededor de su cuello con fuerza y veo como vuelve a ser la misma de antes, con autocontrol de si misma. Lo que confirma mi teoria.



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En el texto hay: poderes, alas, hermanos con poderes

Editado: 28.08.2018

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