Cresendia

27- ¡Ahora!

El impacto que recibí contra las puertas de palacio fue casi nulo, ya que mi hermano había aflojado la puerta. Todos están alborotados, cuando veo que los primeros Veltros empiezan a salir hago una señal con mi mano para que guarden silencio y todos me obedecen. Se siente extraño tener está especie de superioridad sobre los demás.

- ¿Qué es todo éste alboroto?- cuestiona uno de los Veltros del Gran Palacio, éste Veltro debe de tener algunos seis siglos, quizá más, tiene el pelo gris y corto.

-Saludos- digo y mi hermano vuelve a su forma original.

-Somos los hermanos Duluke y venimos a reclamar el trono, que por ley, nos pertenece.- ambos hacemos una reverencia en forma de burla.

-Pero ¿Qué es todo ese espectáculo?- dice uno señor algo mayor.

Miro en su dirección y me doy cuenta de que los ancianos del Consejo se acercan a nosotros. El señor de pelo gris se acerca al anciano y le habla al oido.

Todos los Veltros del Gran Palacio ya han salido, están detrás de los ancianos del consejo. Cuando el hombre de pelo gris se aleja del anciano, este empieza a reír con mucha fuerza.

-En realidad creyeron que les daríamos el poder a unos simples ¿Imponentes?- pregunta el anciano.

-Disculpe- dice mi hermano sin caer en gracia con el anciano- pero no creo que sea muy diferente los Imponentes a los Veltros.

-¿Cómo te atreves a llamarnos de semejante forma, insolente?-cuestiona otro de los ancianos.

-Yo les llamo por lo que son, y no por lo que ustedes quieran ser.- y como diría un humano si estuviese presente "Turn Down For What"

-Pueblo del Borde- empieza a hablar el primer anciano, captando la atención de todos.- ¿Cómo creen que les daremos el cuidado de todos ustedes a un par de niños? ¿no sería más prudente que una persona más sabia, como nosotros, se hiciese cargo?- el pueblo empieza a murmurar. Y la duda se siembra en sus corazones.

-¡Escuchen!-grité, y todos se callaron- Éste es el consejo que sol ha engañado por siglos, manipulando, mintiendo, tapando baches. ¡Basta! Es aquí, o ahora.

-Preferimos que nos entreguen el reino por su propia mano, es una lástima derremar sangre- dice mi hermano.

Uno de los ancianos se acerca y lo jala por el brazo y así poder humillarlo.

-Anciano, no se quien sea- dice mi hermano soltando su agarre y arreglando su ropa.- pero si vuelve a tocarme, lo mato.

-Tú no eres quien- dice poniendo la mano sobre el hombro de mi hermano.

-Malerien- dice mi hermano y el anciano cae al suelo revolcándose de un dolor agudo, se mueve unos cinco minutos y luego, un silencio feroz ataca.- ¡Ah! Y soy un cruzado, puedo utilizar magia, por ende merezco el trono más que cualquiera aquí.

Un segundo... dos... cinco... veinte... nadie se atrevía a decir nada, hasta yo estaba totalmente pasmada ante a imagen.

-Ha matado al anciano Baltazar.- grita alguien viendo lo obvio.

-Muerte a los Cruzados- dice otra persona.

Y empezó todo.

Como si todo pasase en cámara rápida lo primero que siento son a miles de Imponentes cruzando tras mi espalda para combatir contra los Veltros.

Siento como una enorme piedra se acerca hasta mi, pero logró detenerla en el aire, es muy pesada, casi no puedo con ella. Uno de los Imponentes tras mi espalda dio un gran salto por encima de mi cabeza y convirtiendo su pie en metal puro desintegró la enorme roca en el aire.

-Cresendia- dice Ksur llegando a mi lado.

Uno de los Veltros salta encima de mi, y antes de que pueda darme cuenta Ksur le propina un golpe seco en la mandíbula, rompiendo la misma.

-Cómo te decía- dice sacudiendo su puño.- Tenemos que llegar hasta los del consejo. Matarlos será la solución.

-Pero... No quiero matar a nadie.

Uno de los Veltros del palacio de Jad se abalanza contra Ksur mientras que otro viene a atacarme. Alcé las manos en el aire quitandolos a ambos del camino mientras ayudé a parar a Ksur.

-Vamos.

Corremos al através de todo este caos, logro divisar como los ancianos están en las escaleras de Gran Palacio, espectantes. Abro mis alas y me alzo en vuelo, pero alguien me sujeta del pie. Es un Veltro supongo. Vato las alas con fuerza pero esa persona es muy insistente. Caigo al suelo e imediato me pongo de pies, el hombre que se dirige a atacarme en efecto es Veltro. Lanza un puñetazo a mi cara pero logró esquivarlo con gran facilidad. Todo el entrenamiento valió la pena. Lo tomo de la muñeca izquierda y la paso detrás de su espalda. Doy una gran patada a la altura de sus pulmones dejándolo sin aire y con el brazo roto. Cuando me propongo volver a volar, me doy cuenta de que mi ala derecha esta mal herida, no puedo arriesgarme a romperla.

Miro a mi alrededor en busca de alguien que pueda ayudarme a atravesar esta multitud. A mi derecha puedo ver a Abihail. Tiene a una chica agarrada por las muñecas, cuando le propina un golpe en la mandíbula con su pierna izquierda. Sus piernas forman un ángulo perfecto de 180°. Es todo un espectáculo.

Me acerco hasta ella, hay otra chica que se dirige hasta ella por la espalda. Tomo ambas manos de Abihail y la hago girar, logrando levantar la unos metros del suelo. La fuerza centrífuga hace que el golpe en la chica que se acercaba allá sido ceco, la chica cayó al suelo.



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En el texto hay: poderes, alas, hermanos con poderes

Editado: 28.08.2018

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