Cresendia

28- Cresendia

A partir de este punto veo todo es una cámara que está muy lenta. Los ojos de rojos de Chris desprenden una lágrima, en ese momento no entendí porqué de la misma. El campo de fuerza se empieza a formar a nuestro alrededor, todo pasa lento. No puedo dejar de mirar a los ojos de mi hermano. Sus ojos están tan vacíos que no puedo entender que hay detrás de ellos.

El escudo a nuestro alrededor a pensas va un poco mas de la mitad cuando escucho un gran crujido, como si algo estuviese atravesando la piel del cuerpo. Es el mismo crujido que escuche cuando vi morir a Meize, ese mismo crujido que se quedo gravado a fuego en mi memoria. El vapor se esta disipando poco a poco y puedo admirar mejor todo. Desvío la mirada hasta el abdomen de mi hermano. Su cuerpo está siendo atravesado por una Jserta. La cual es una especie de lanza que nos ayuda a entrenar, normalmente ésta no tiene punta, pero la que tengo en frente si la tiene, y es muy filosa. El campo de fuerza termina de cubrirnos y todo vuelve a su velocidad normal.

Antes de que mi hermano caiga de rodillas lo sostengo por los hombros. Él sigue viéndome, como si quisiera pedir perdón por algo. Maldita sea no de nuevo. Toqué la punta de la Jserta con la yema de los dedos, aún no creo que sea real, esto no es cierto. Es una mentira.

-No... tú no puedes... ya te perdí una vez... Christopher, ¡NO!- las lágrimas salen de mis ojos dejando un rastro de dolor, duele, quema. Pero más duele en el alma.

Él es mi hermano, es mi única familia, lo único que tengo, él no se puede ir, él no.

Lo siento, siento su corazón que ya no late, uso mi habilidad y le obligó a latir. Le escucho quejarse. Él pone su mano sobre la mía y niega con la cabeza. Ksur tiene razón, soy una egoísta, seguro le está doliendo que haga ésto.

-¡NOOOOOOOOOOOOOO!-grité con todas mis fuerzas. Me niego a que su muerte sean en vano.

Siento todo el dolor y la ira correr por cada centímetro de mi piel, de mi sangre, de mi.

-¡Basta!- Pause todo, absolutamente todo a mi alrededor, puedo sentir los miles de corazones latiendo. Se sienten tan frágiles, frágiles como mi hermano.

Más rabia me consume por dentro. Dirijo mi mirada hacia los ancianos del consejo ahora, tengo sus corazones en mis manos. Los alzo a los cinco en el aire exhibiendolos a todos.

-Mi nombre es Cresendia Duluke. Soy su Reina- hago mucho énfasis en la palabra. Mi voz suena grave y se que se escucha hasta el más último de los rincones.- aquel que ose siquiera pensar en revelarse en mi contra, sufrirá muerte por traición.

Alzo mis manos al aire y hago explotar uno de los cuerpos de los ancianos frente a todos.

-¡No lo hagas!- Escucho la voz de Ksur lejos de mi, bloqueo sus cuerdas bucales para que no pueda hablar.

-Sí no les gusta mi reinado podrán irse a gusto.- hago estallar el segundo cuerpo, ya solo faltan tres- pero si vuelven serán castigados.

Hago que exploten dos cuerpos más de los ancianos, ellos hicieron que muriese toda mi familia.

-Sí se quedan les daré protección contra el verdadero enemigo que habita ahí fuera. Los Demor. Mi protección llegará hasta donde llegue el límite de ésta ciudad.

Hago estallar el último anciano y suelto la custodia de los cuerpos todo el pueblo.

-Yo quiero lo mejor para Imponentes, Veltras y futuros Cruzados. ¿alguna objeción?

Veo las caras de todos los del pueblo, algunos de ellos están bañados en sangre. Cuando uno de los que está frente a mi se arrodilla, lo miro con aire de superioridad. Con orgullos, veo como de apoco todos de terminan arrodillando ante mi. Todos menos Ksur, quien por alguna razón dio media vuelta y salió de éste lugar. Eso me dolio, como si pudiese sentir más dolor.

-Rcoged a todo el que esté herido y denle un lugar en el palacio de Jad, curenlo. No importa su raza, quiero el mismo trato.

Sin esperar una respuesta me dirijo hasta el Gran palacio. Entró en su interior y un par de señoras me siguen. Sabrá el cielo lo que quieren.

-Supongo que ahora le servimos a usted, mi señora- dice una haciendo una pequeña recerencia. 

-Vaya, tienes cerebro.- la verdad las palabras me salen solas, no las pienso, este vacío que siento ahora, este dolor que me llena. Ésto es pura mierda.- Llevenme a mi cuarto.

-¿Y cual seria ese Señora?- dice la otra mujer, serán estúpidas.

-El más grande.

Sin decir nada más las chicas me conducen hasta unas puertas, su altura era de algunos tres metros de alto, utilizando mi habilidad las abrí, son un poco pesadas. Pero no fue tan difícil. La habitación parece abandonada. Tiene unos escasos libros en uno de los estantes. El suelo de la habitacion está hecho de marmol, mientras que la cama es de una muy fina seda, a penas si esta iluminada por un pequeño tragaluz en el techo. El cuarto es redondo, como si de un gran salón se tratase, tiene un pequeño sendero que creo conduce al baño interno del cuarto. Siento un frío recorre mi espalda y veo una sombra dentro de la habitación.

-Déjenme sola- ordenó y no tengo que repetirlo dos veces.- Dime ¿que ha sido toda esa mierda Ksur?- digo y utilizo mi habilidad para obligarlo a materializarse. Siento lágrimas caer como cataratas por mis ojos.



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En el texto hay: poderes, alas, hermanos con poderes

Editado: 28.08.2018

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