Las montañas se alzaban imponentes mientras el grupo de aliados avanzaba con cautela en la penumbra. La presencia de Aidan y su manada ofrecía una seguridad adicional, pero Isabella no se dejaba engañar: la verdadera amenaza seguía latente, y cada paso que daban los acercaba más al peligro. Cassandra no los dejaría escapar tan fácilmente. Ahora que la guerra se sentía inminente, todos sabían que debían prepararse para enfrentarla.
Liam caminaba en silencio a su lado, con el ceño fruncido, como si una preocupación interna lo acechara. Desde la última advertencia de Cassandra, la paranoia se había instalado entre ellos; el aire estaba cargado de desconfianza y tensión, y hasta los susurros del bosque parecían acecharlos. La alianza era fuerte, pero un solo error podía ser suficiente para acabar con toda esperanza de victoria.
Al caer la noche, hicieron una pausa en un claro escondido entre montañas, rodeado de acantilados naturales que les ofrecían una barrera contra los intrusos. Isabella aprovechó el momento para concentrarse en sus poderes, tratando de encontrar una forma de debilitar el vínculo que Cassandra había establecido con ella. Si lograba desviar esa conexión, podrían ganar el tiempo necesario para planificar una ofensiva. Liam, intuyendo sus pensamientos, se arrodilló junto a ella en silencio.
—Siento la energía que emanas, Isabella —susurró, con tono grave—. Si Cassandra sigue rastreándonos, es solo cuestión de tiempo antes de que nos encuentre.
Isabella abrió los ojos y asintió, consciente de la gravedad de sus palabras. Desde que Cassandra la había convertido en el centro de su oscuro vínculo, cada día se sentía más débil, como si algo drenara su energía lentamente.
—Debo encontrar una forma de romper ese vínculo —dijo ella con determinación—. Si logro bloquear la conexión, podríamos usar su propio hechizo en su contra.
Aidan, que había escuchado parte de la conversación, se acercó con una expresión de desconfianza.
—¿Revertir el hechizo de una bruja como Cassandra? —se burló—. No es tan fácil como piensas, vampira. Conozco su poder; estamos hablando de magia que va más allá de lo que cualquiera de nosotros puede comprender.
Isabella lo miró con una intensidad que reflejaba su convicción.
—Lo sé, Aidan. Pero no tenemos otra opción. Para vencerla, necesitamos entender cómo controla ese vínculo. Si logramos descifrarlo, quizás podamos voltear la situación.
Aidan cruzó los brazos, mirando a Isabella con escepticismo. Sin embargo, al ver la seriedad en su mirada, finalmente asintió.
—¿Qué necesitas para romper ese vínculo? —preguntó, aún dudoso.
—Necesito poder concentrarme y el apoyo de los elementos a nuestro alrededor: la tierra, el viento... Si canalizamos nuestras fuerzas como un flujo de energía único, podríamos contrarrestar su influencia. Pero necesitaré que todos me ayuden.
Liam y Aidan intercambiaron una mirada; sabían que Isabella estaba pidiendo mucho más que cooperación. Romper el vínculo con Cassandra requeriría un nivel de sincronización y confianza total, algo que aún costaba conceder en un grupo tan heterogéneo y marcado por el pasado.
—Lo haré —dijo Liam, decidido—. Si eso es lo que se necesita, cuenta conmigo.
Aidan vaciló un momento, pero finalmente asintió, aunque mantuvo su mirada suspicaz sobre Isabella, como esperando que diera alguna señal de debilidad.
***
Esa noche, el grupo formó un círculo en el claro, cada uno ocupando una posición en torno a Isabella. Liam, Aidan y los demás colocaron sus manos en la tierra y cerraron los ojos, concentrándose en sincronizar sus energías con la naturaleza que los rodeaba. La luna llena iluminaba el lugar, otorgándole un aire de solemnidad y misticismo.
Isabella comenzó a recitar palabras en un idioma antiguo, invocando energías que fluían de cada uno de ellos hacia su propio ser. La conexión con Cassandra latía en su mente como un pulso oscuro, y a medida que recitaba el hechizo, sintió cómo la influencia de la bruja trataba de interferir, intentando detenerla.
Liam y Aidan sintieron la opresiva presencia de la magia negra, una fuerza invisible que parecía desestabilizar sus mentes y agotar sus fuerzas. Sin embargo, no se movieron. Resistieron la presión, canalizando todo su poder hacia Isabella, confiando en su determinación y en la promesa de romper el vínculo.
La energía fue aumentando, y la tierra bajo ellos comenzó a vibrar. Un viento violento soplaba en el claro, y los árboles se inclinaban ante la fuerza desatada. Era evidente que Cassandra percibía el intento de liberación y respondía con toda su fuerza para mantener su control. Isabella, sintiendo la resistencia y el sufrimiento de sus aliados, fortaleció su concentración y su hechizo, buscando cualquier debilidad en el vínculo que Cassandra había creado.
Finalmente, después de lo que parecieron horas de tensión, Isabella sintió una grieta en la conexión. Con un último grito de esfuerzo, liberó una ola de poder que se expandió por el claro, destrozando la conexión y disipando la oscuridad que había estado envolviéndolos.
Isabella cayó de rodillas, respirando con dificultad. Estaba agotada, pero la satisfacción en su rostro lo decía todo: había logrado romper el vínculo.
Liam se acercó rápidamente y la ayudó a levantarse.
—Lo conseguiste —dijo, con una sonrisa aliviada—. Ahora podremos movernos sin ser rastreados tan fácilmente.
Aidan, a pesar de su inicial desconfianza, observó a Isabella con una expresión que mezclaba respeto y asombro.
—Lo admito, Isabella —murmuró—. No creía que pudieras lograrlo. Si tienes este poder, puede que tengamos una verdadera oportunidad contra Cassandra.
Isabella asintió, aunque su mirada seguía marcada por la determinación.
—Esto es solo el principio. Hemos ganado tiempo, pero no podemos descansar. Ahora debemos planear cómo enfrentarnos a ella y poner fin a su influencia para siempre.
Editado: 12.11.2024