Criaturas Oscuras

Capítulo 16: La Última Oportunidad

La tierra tembló bajo sus pies, y un rugido ensordecedor llenó el aire cuando la onda de choque de Cassandra los derribó. Isabella cayó de rodillas, el aliento entrecortado por la presión de la energía oscura que había invadido el claro. A su alrededor, los licántropos luchaban por levantarse, sus cuerpos de bestia transformados ahora en sombras de dolor. Aidan, tambaleante, estaba a su lado, su mirada fija en Cassandra, que se erguía en medio del caos, aún rodeada por una tormenta de energía negra.

La bruja parecía invencible, pero Isabella sabía que no podían rendirse. No ahora. La conexión con la oscuridad se había debilitado, sí, pero Cassandra todavía tenía fuerza suficiente para desatar la devastación. En lo más profundo de su ser, Isabella sentía la urgencia de acabar con esto, antes de que todo se desmoronara.

—¡Isabella! —Liam apareció de entre la niebla, su rostro tenso y sudoroso. Se agachó junto a ella, tomándola del brazo con firmeza—. ¡Estás a punto de caer! No puedes hacer todo esto sola. Necesitamos un plan.

Isabella, aún respirando con dificultad, asintió con la cabeza. Sus ojos brillaban con determinación.

—Es verdad. No podemos derrotarla solo con fuerza bruta. La magia que Cassandra controla no es solo oscura, es caótica. No tiene una estructura que podamos destruir de inmediato. Necesitamos un punto débil.

Aidan, que se había recuperado lo suficiente, se acercó, su expresión grave.

—¿Un punto débil? ¿Qué quieres decir?

—Cassandra... ella no está sola —respondió Isabella, mirando la torre que aún se alzaba ominosa detrás de la bruja—. Ella ha atado su poder a algo más. Algo en esa torre. Si logramos romper esa conexión, su poder se desmoronará. Pero debemos llegar hasta allí.

—Es suicida —gruñó Liam, mirando la torre con recelo—. Ese lugar está lleno de magia corrupta. Pero no tenemos otra opción.

—No. No es suicida. Es nuestra única oportunidad —afirmó Isabella, poniéndose de pie con esfuerzo—. Cada segundo que pasa, Cassandra se fortalece. Necesitamos actuar rápido.

Aidan asintió, su expresión decidida.

—Entonces, vamos a destruir ese vínculo.

Con la resolución renovada, el grupo avanzó, dejando atrás la confusión momentánea. La tormenta de energía oscura aún rugía a su alrededor, pero la luz de la magia de Isabella se hacía más brillante conforme se acercaban a la torre. Los licántropos, recuperados de la onda de choque, se agrupaban a su alrededor, su ferocidad lista para defender el camino hacia la torre.

Isabella podía sentir la vibración de la torre en sus huesos, la fuerza de la magia que emanaba de ella era palpable. Sin embargo, cada paso que daba hacia el centro de ese poder oscuro parecía aliviar el peso que sentía sobre sus hombros. La bruja los había empujado al límite, pero ella no sabía lo que significaba desafiar la determinación de un ser humano.

Cuando llegaron a las puertas de la torre, un resplandor violeta estalló desde el interior, empujándolos hacia atrás. Cassandra había percibido su intento y no iba a dejar que se acercaran tan fácilmente. La bruja apareció de nuevo, flotando ante ellos, su figura envuelta en energía oscura.

—¿Realmente creen que pueden detenerme? —su voz resonó, llena de desprecio—. Esto es más que un simple duelo de magia. Este es el fin de todo lo que conocen.

Isabella la miró fijamente, su corazón acelerado por la tensión, pero también lleno de una extraña calma.

—No tenemos miedo de ti, Cassandra. Hemos llegado hasta aquí porque el poder que tienes no es verdadero. Es el caos, y el caos no puede sostenerse por siempre.

Cassandra rió, un sonido cruel que se elevó por encima de la tormenta.

—Veremos si tus palabras pueden sostenerse tanto como tus ilusiones.

Con un gesto de su mano, Cassandra desató una explosión de magia oscura hacia ellos, una ráfaga de energía tan fuerte que hizo temblar la torre misma. Los licántropos se lanzaron a la defensiva, pero la bruja los repelió con facilidad. Isabella, sin embargo, no se apartó. Cerró los ojos un momento, sintiendo el pulso de la tierra bajo sus pies. Sabía que debía hacer algo que jamás había intentado antes: desafiar la propia naturaleza de la magia de Cassandra.

—¡Aidan! ¡Ahora! —gritó Isabella.

Aidan, comprendiendo de inmediato, se lanzó hacia Cassandra, con una velocidad sobrenatural. La bruja lo vio venir y, con un gesto de su mano, intentó lanzarlo a través del aire. Pero en ese momento, Isabella concentró toda su energía elemental en un solo punto: el centro de la torre. Su magia comenzó a arremolinarse a su alrededor, combinando los cuatro elementos en una fuerza pura y devastadora.

La torre vibró de manera insoportable, y la conexión que la unía a Cassandra comenzó a agrietarse. Un destello cegador iluminó el claro mientras la energía se intensificaba.

—¡No! —gritó Cassandra, extendiendo sus manos para intentar mantener la estructura, pero su magia ya no tenía control. El vórtice de luz de Isabella la envolvió, desintegrando las sombras que la mantenían unida a la torre.

Aidan llegó hasta Cassandra, alcanzándola con un feroz golpe que la hizo caer al suelo. La bruja, debilitada, intentó levantarse, pero la luz que emanaba de la torre la había dejado vulnerable.

Isabella, sudorosa y agotada, dio un paso adelante, su voz resonando con poder.

—Este es tu final, Cassandra. El caos ha llegado a su fin.

Con un gesto final, Isabella liberó toda la magia que había reunido. El vórtice de luz chocó contra la bruja, envolviéndola por completo. El grito de Cassandra se apagó en un susurro de viento, y la tormenta oscura se desvaneció.

El claro quedó en silencio, y la torre de piedra comenzó a desmoronarse, su magia finalmente rota. La batalla había terminado. Pero la victoria no era completa. Isabella sabía que el camino que seguía era aún incierto.



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En el texto hay: vampiros, drama amor problemas

Editado: 12.11.2024

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