Anna:
Hay veces en las que deseo desaparecer por completo, convertirme en una simple mariposa y huir de todo, volar libre y sin problemas. Esta es una de esas veces.
Caleb está sentado delante de mi desde hace quince minutos, serio y luciendo muy cansado, ¿O enojado?
—Necesito que vuelvas a decirme, ¿Qué pasó esa noche exactamente? —me pregunta a mi, obviamente.
Elisse está en la isla de la cocina, Jonathan está a su lado, atento y escuchando todo, listo para decir «Ha sido suficiente Caleb ». Aunque temo que no diga absolutamente nada. Ethan, por otro lado, se ha sentado conmigo en el sofá frente a su tío, quien lo mira con demasiada seriedad. Apenas llegó a la casa y me vio, le dio un sermón.
—¡Es humana! —exclamó. Ethan había bajado la mirada, y si pudiera, se hubiera metido bajo tierra. —¿En qué pensabas exactamente cuando fuiste a buscarla en plena luna llena? —en las últimas dos palabras usó su voz de alfa. Me heló los huesos y me dieron ganas de llorar y pedir piedad.
—Es mi mejor amiga. —Respondió Ethan. Me echó un vistazo y volvió a bajar la cabeza. —Ella ya sabía qué éramos, lo sabe desde hace poco.
A Caleb eso no le hizo ni cinco de gracia. En ese momento yo estaba escondida detrás de Elisse, como una niña pequeña detrás de la faldas de su madre porque llegó alguien desconocido. Pero desde donde estaba podía ver perfectamente al alfa regañando al novato. ¿O novicio? No recuerdo ahora el término.
—A partir de este momento tienes terminantemente prohibido salir de esta casa en una luna llena. —gruñó y me señaló. —Y ella tiene prohibido… —hizo una pausa, meditó algo y suspiró. —Ya pensaré qué tiene prohibido.
Así que ahora estamos aquí. El alfa y yo enfrentados, Ethan a mi lado, con la mirada aún en el suelo. Y yo queriéndome meter bajo la tierra y salir dentro de cien años. Caleb me inspira energía, respeto y fortaleza. «A mi me da terror. Si me muestra los colmillos me voy a mear».
—¿Anna? —inquirió Caleb. Se está empezando a impacientar. —Necesito que respondas.
Suspiré y quise meterme debajo de Ethan.
—Estábamos en el bosque, de un momento a otro ellos escucharon algo y… alguien, una mujer —el Alfa me miraba atentamente. —, salió de entre los árboles y no sé si quiso atacarnos o, creo que no era…
—¿No sabes o lo crees? Necesito que seas muy específica. —me cortó. Ethan soltó un gruñido bajo, que su tío obviamente notó, le respondió con otro más fuerte y volvió a concentrarse en mi. Invitando me a seguir.
—Nos atacó. —dije finalmente. Willow si no era tu intención lo lamento. —Salieron unos lobos más con ella, los chicos se transformaron también y quisieron atacarme. Luego la mujer hizo que yo gritara, me llamó Banshee —un escalofríos recorrió mi cuerpo de recordar los dientes de mis amigos yendo contra mi.—Ethan reaccionó y me cubrió, luego Liam se desapareció y la mujer con los lobos también.
Miré a Caleb Ashford finalmente. Su rostro ya no expresaba nada. Parecía meditar lo que yo estaba diciéndole. Miré a los padres de Ethan y ambos estaban callados y quietos, Jonathan abrazaba a Elisse mientras ella nos miraba, murmuraron algo que no alcancé a distinguir. El lobito — porque si, le empecé a decir así — a mi lado, decidió pasarme su brazo por la espalda y pegarse a mi. Eso es lo extraño, quizá por mi poco conocimiento en el tema romántico, él se pega a mi, no me pega a él. Ethan se había puesto una polera negra que le quedaba muy bien, y un cargo también negro. Ethan y Caleb casi que no eran parecidos, salvo por el color de ojos y la mandíbula. Los ojos del alfa se pasaron en la mano de Ethan que estaba en mi cintura, sus ojos bajaron ahí y allí se quedaron. Tragué saliva. Ethan no se movió, yo tampoco. Pero la tensión… esa sí se sentía.
—¿Dijiste… dijiste mujer, Anna? Que una mujer se apareció con dos lobos. —Era más una afirmación que una pregunta. Yo asentí. Él sacó sus ojos de Ethan y los clavó en mi. —¿La conocías de antes? —Volvi a asentir. Negué. El levantó una ceja.
—No, no la conozco, pero la he visto antes. Cuando me caí en el lago. —Vi a Elisse asentir. Caleb me dijo que continuara. —Ella estaba dentro del lago, era distinta y no tenía forma humana, era… era… tenía escamas.
Caleb asintió.
—¿Su nombre era Willow?
—Si.
El rubio se volteó para ver a su hermano, que asintió, y le echó una mirada que decía “me encargaré de ella más tarde”.
—Y esa mujer te llamó banshee. —Asentí. De nuevo no era pregunta. —Anna tu no eres una banshee.
Si, espera, ¿Qué?
—Pero ella… yo grité muy fuerte esa noche, mi grito hizo reaccionar a Ethan y… Incluso lo busqué, si con varias características y…
Yo busqué a la mañana siguiente de esa noche lo que ella me dijo, grité fuerte, puedo sentir cosas, me sentí extraña muchas veces… ¿Si no soy eso, entonces qué?
—Anna, solo eres humana. —Continuó Caleb. Suspiró fuertemente y me miró. —Muchas veces, cuando un humano establece un fuerte vínculo con un lobo, éste adquiere algunas habilidades, no se vuelve un licántropo, pero puede pasar (como te pasó a ti) que algo cambia, pudiste gritar fuertemente, sientes cambios de humor y en tus hormonas… es común entre vínculos lo suficientemente sólidos con un lobo, y considerando que Liam y Ethan son tus amigos desde hace muchos años, ese vínculo es fuerte. No eres una banshee como Willow te dijo, solo una humana con un vínculo fuerte hacia dos lobos. —Miró a Ethan con sus ojos de alfa y luego a mi. —Y tengo entendido que ustedes dos…
¡Dios! Mis mejillas están al rojo vivo. Trágame tierra y escupeme en China. Desearía despertar en el hospital después de mi caída y que esto sea una pesadilla, una alucinación por la anestesia.
—No es algo que me interese. —Dijo finalmente rompiendo el silencio extremadamente incómodo que se instaló en la casa. —En realidad si, pero no de esa manera. Sabrás que él es parte de esta manada. —Asenti. —Y si ellos te lo han contado, entiendo que confían mucho en ti o son verdaderamente estúpidos. —Ethan soltó un quejido. —Necesito que jures que jamás le dirás a alguien de esto. De la existencia de esta manada, de esta especie. No todos los humanos lo entenderán y si quieres tanto a tus amigos como parece ser, guardarás silencio.