Crimen Escarlata

14.El demonio toca la puerta

Capítulo 14: El demonio toca la puerta

VIERNES 31 DE OCTUBRE-. 09:12 hrs.

El sonido de su nombre en mis labios pareció causarle una enorme satisfacción. Fue como si sus facciones me dijeran "No me has olvidado". Cosa que era prácticamente imposible.

Por qué mierda tiene que ser tan guapo.

—Un gusto detectives, soy Razael. Estaré a cargo de liderar la investigación y espero poder contar con su absoluta disposición para poder resolverlo —anunció con una sonrisa que pareció una burla más que otra cosa.

¿Cómo que él va a estar a cargo? La idea no me agradó, pues le daba cierto poder sobre nosotros.

Dante me observó de reojo, notó la tensión en mi cuerpo y la duda estaba implantada en su rostro.

—¿Se conocen? —preguntó con curiosidad.

Antes de que pudiera responder, Razael se adelantó.

—Algo así, pero estoy seguro que tu compañera te dará los detalles. La vida te da muchas coincidencias ¿no lo creen? —respondió absoluta naturalidad.

Coincidencias, sí, claro, y yo soy la reina de Inglaterra.

No respondí, en vez de eso, simplemente lo estudié fijamente.

Estaba claro que tenía un físico impresionante. La simetría de sus rasgos, la forma en que la luz jugó con su piel dándole un toque dorado, su impecable postura. Era como si todo en él estuviera diseñado para seducir y manipular, pero me rehusaba a caer en sus encantos.

Aunque, personalmente, no era solo su apariencia lo que me perturbara, sino también su mirada. Sus ojos, que parecían querer consumirlo todo, eran los mismos que me acechaban en mis pesadillas. Idénticos a los de la víctima asesinada en el callejón. ¿Tal vez ambos tenían algo en común?

No tenía claro si era solo esa similitud, o el modo en que me observó lo que me producía tanto nerviosismo, pero si sabía una cosa con seguridad: tenía que mantener a ese hombre lejos de mí.

Razael rompió el momento cuando señaló a los dos hombres que lo acompañaban.

—Estos son mis compañeros. —Apuntó al más alto, con una larga cicatriz en la mejilla izquierda—. Él es Ozuel —, luego indicó al otro, quien tenía la cabeza completamente rapada—. Y él es Sazamon.

Asentí con un gesto educado.

—Un gusto —dijo Dante con más cortesía que yo.

—¿Tienen claro de dónde les gustaría comenzar? —pregunté sin rodeos. No quería alargar más el asunto, entre antes partiéramos antes iba a librarme de esto.

—Tenemos disponible el reporte en caso que quieran verlo —agregó mi compañero.

Razael negó con la cabeza, sin despegar sus orbes de mí.

—Ya revisamos el informe que realizó la detective Hart —me regaló una sonrisa amable, pero yo lo ignoré deliberadamente—. Me gustaría iniciar por la escena del crimen, si les parece bien —añadió.

—Como ustedes quieran, vamos —respondí fríamente y giré para salir de la sala sin esperar a nadie.

Sentí que Dante me observó confundido, supuse que estaba intentando entender que relación tenía yo con ese hombre.

—Ya se acostumbrarán a su carácter —se limitó a señalar con un suspiro, intentando relajar el ambiente.

Lo fulminé con la mirada, pero noté como se tensó ante la expresión de Razael, la cual tampoco me pasó desapercibida. Fue solo por un instante, pero una sonrisa casi imperceptible se formó en sus labios, una mueca que mezclo un placer disfrazado de cortesía.

¡Porque mierda se tiene que ver tan guapo!

Continué mi salida, aun cuando pude notar cierto calor en mis mejillas, pero no iba a darle en el gusto de que notara que su presencia me afectaba.

Lo detesté. Maldita sea su arrogancia, su seguridad y el hecho de que parecía disfrutar de lo que estaba ocurriendo, pero sobre todo odié que no pudiera evitar sentirme atraída por él.

VIERNES 31 DE OCTUBRE-.

—Señorita Kiera...

Me detuve en seco en el pasillo y cerré los ojos con frustración. Por supuesto que aquel hombre no iba a dejarme en paz tan fácilmente.

—Es detective Hart para usted —señalé con frialdad al girarme.

Una pequeña risita escapó de sus labios.

—Pensé que, tras reconocerme, ya podríamos tener un poco más de confianza.

No le respondí, porque no iba a darle la satisfacción de seguirle el juego.

Noté como se relamió los labios de forma depredadora. Seguro pensó que yo era una mujer dura, pero le haría saber con quién se estaba metiendo.

—Bueno detective Hart, ¿le parece si...?

—Iremos a la escena del crimen de inmediato —le corté antes de que terminara la pregunta—. Pueden seguirnos o ir con nosotros en nuestro coche.

Su expresión no cambió ante mi indiferencia, al contrario pareció aún más interesado.

—No es necesario, detective —murmuró con tranquilidad—. Sazamon ya fue por nuestro vehículos, lo mínimo sería llevarlos por las molestias que estamos causando.

Levanté los hombros con desgano, pues su falsa cortesía no me impresionó.

—Como quieran, los esperaré en la entrada.

No tenía interés en seguir con la conversación, así que me aparté con un gesto seco.

—Detective.

La seriedad en su voz me detuvo. Hubo algo distinto en su tono, como si por primera vez, hablara en serio.

—Antes de volver a abrir este caso, quería corroborar que usted está de acuerdo en participar.

Fruncí el ceño, extrañada.

—¿Por qué no estaría de acuerdo en participar? Además, recibí ordenes claras. No hay nada que cuestionar.

Por primera vez su rostro se suavizó y la burla desapareció de sus facciones, mientras dejó escapar un suspiro. Se me acercó un poco, pero mantuvo una distancia respetuosa.

No pude controlar que mi corazón latiera con rapidez ante su cambio, como si demostrara cierta preocupación. ¿Preocupación por mí?

—Más allá de las ordenes que recibiste... Estamos hablando de un caso de asesinato donde intentaste salvar una vida —, su voz fue como una caricia suave y mi respiración se volvió más pesada—. ¿Estás segura que estás bien?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.