Crímenes y Espectros: La Mansión Grove

Capítulo 10

El estudio estaba ubicado en el segundo piso de la mansión. Era una habitación amplia e iluminada por la luz de luna llena que se filtraba por grandes ventanales. De la pared izquierda colgaba un retrato enorme de una mujer pintada en óleo, con sombrero de ala ancha y un largo vestido rojo. Sus ojos eran negros y sus rasgos faciales delicados, sus labios mostraban una sonrisa coqueta. La mujer posaba tendida sobre un diván de color negro. resto de la habitación tenía tres muebles caoba y detrás de ellos una estantería llena de libros viejos y polvorientos. En el centro, un escritorio de madera junto a una silla con tapiz rojo.

--- Todo luce extrañamente tranquilo. --- Dijo el agente Dávila mientras entraba al estudio de la mansión.

--- Hook y Brown ya encontraron a Sara. De todo este piso, este es el único lugar que falta revisar. --- Smith observó a su alrededor.

Ambos agentes inspeccionaron el lugar. Dávila comenzó a examinar el escritorio mientras que Smith revisaba los libros; de pronto ambos se sobresaltaron al escuchar el sonido de la puerta cerrarse bruscamente. Ambos giraron y se apresuraron hasta la puerta.

--- Está cerrada ¡No puede ser! --- Ambos forcejearon para intentar abrirla pero no lo lograron.

--- Tenemos que hallar la forma de salir de este lugar.

Smith observó por el rabillo del ojo como la silla del escritorio les daba la espalda. El agente se giró bruscamente con su arma apuntando hacia el frente. Su compañero al verlo también se volteó y ambos pudieron como la silla se giraba; en ella yacía sentada una joven mujer con un gran sombrero y un vestido rojo, fumando un cigarrillo.

--- ¿Quién es usted? ¿Cómo rayos entró a este estudio? --- Preguntó el agente Smith alzando la voz.

La mujer esbozó una amplia sonrisa dejando ver sus blancos dientes. Inhaló un poco de su cigarrillo antes de contestar: --- Siempre he estado aquí, ustedes son los recién llegados ¿Acaso no lo ven? --- Señaló con su mano el cuadro de la pared que ahora yacía vacío solo mostrando el diván.

Ambos agentes quedaron sorprendidos; Dávila se acercó un poco, aún no entendía nada de lo que estaba pasando.

--- ¿Qué clase de truco es este? ¿De dónde ha salido usted?

La mujer sin dejar de sonreír señaló de nuevo el cuadro. Dávila miró a Smith y movió su cabeza indicándole que lo cubriera. El agente poco a poco fue acercándose al cuadro. La mujer no dejaba de observarlo sin parar de fumar y sonreír, parecía divertirse.

Al llegar al cuadro el agente lo tomó y observó detrás del mismo, pero solo encontró una pared; no había ningún tipo de puerta. Seguidamente comenzó a tantear con las manos el cuadro.

La mujer comenzó a reírse. Un sonido estrepitoso proveniente de la puerta sobresaltó a ambos agentes quienes se voltearon inmediatamente. El pomo comenzó a moverse como si alguien tratara de entrar desesperadamente; hasta que repentinamente cesó. Dávila dejó de escuchar la risa de la mujer y al voltear de nuevo al escritorio, esta había desaparecido.

--- ¿A dónde se fue?

--- No lo sé, la puerta aún está trabada. --- Smith tomó su intercomunicador y preguntó si todo estaba bien pero no recibió respuesta.

--- Tenemos que salir de aquí cuanto antes y buscar a esa misteriosa mujer. Debe de haber una salida secreta en algún sitio. --- Dávila se dirigió a la estantería y fue arrojando algunos libros al suelo.

En ese instante, Smith sintió en la nuca una respiración agitada y caliente. Se dio vuelta lentamente y antes de poder apretar el gatillo sus ojos se encontraron con el horror. La mujer ya no era la misma, sus ojos ahora eran dos enormes cuencas vacías, su piel blanca y sus dientes filosos; sus manos ahora eran alargadas y negras junto a sus brazos y sus uñas que se transformaron en garras filosas. Smith ahogó un grito.

--- ¿Smith pudiste encontrar algo? --- Dijo el agente Dávila mientras se giraba para ver a su compañero, pero este ya no se encontraba: --- ¡Smith! Ya deja de bromear.

Dávila caminó en dirección a la puerta cuando vio en el suelo el arma de su compañero junto a una mancha de sangre. Dávila de inmediato se alarmó, tomó su rifle con fuerza y observó a ambos lados. Una risa de mujer comenzó a escucharse por toda la habitación. --- Sal de tu escondite ¡¿Qué le hiciste a Smith?! --- Gritó mientras apuntaba a su alrededor.

La risa pronto se transformó en carcajada, el agente vio como el cuadro comenzaba a opacarse y unas manos empezaban a dibujarse y a salir del mismo. Corrió rápidamente hasta la puerta, apuntando hacia ella disparó sin éxito. Observó como las manos se estiraban en su dirección, desesperado corrió hasta uno de los ventanales para intentar salir a travez de elllos pero una de las manos alcanzó uno de sus pies y al sujetarlo, cayó al instante al suelo.




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