Cronica

Una nube, un virus, una psicosis

Una nube gris se cierne sobre un pueblo fronterizo, dos ciudades e incontables pueblos a la orilla de la carretera extendiendo su sombrío manto sobre cualquier cosa viva que este en los límites de su pestilente alcance, suena bien para un libro de terror de esos que tantos nos gustan ¿no? Bueno, lamentablemente no lo es, en San Antonio del Táchira, Palotal, Ureña, Tienditas, San Cristóbal, Cúcuta y Dios sabe cuántas más poblaciones se han visto afectadas por esta nube gris que ya está próxima a cumplir sus tres semanas de existencia en una palestra dramática, que ya tiene varios actores en función, el Covid – 19, la hambruna de un pueblo, sistemas de salud próximos a colapsar y una más que suficiente masa de personas que no se toman en serio las indicaciones que se han dado para tratar de “mitigar” un virus que en su fase actual ha hecho estragos en sistemas sanitarios de países de primer mundo, véase China, Italia o España, pero que aún no ha desatado totalmente la letalidad que puede llegar a ocasionar, y eso sin contar los innumerables casos que aún no están públicos de posibles enfermos mentales que la pandemia deje a su paso tras, tener que afrontar en total soledad la cruda realidad de ver que nosotros, la humanidad más allá de ser el gran cazador y adaptador, tenemos por encima cosas ante las cuales no somos más que “impedidos” como lo es esta pandemia, un posible asteroide, etc.

 

Sin embargo, caso especial a Ecuador, país el cual aún ante los ejemplos crudos de cadáveres tirados en aceras de China como simples papeles de publicidad de una empresa cualquiera, siguió con la vida como si nada hubiese pasado, estaban en una burbuja que tarde o temprano se iba a reventar, y que reventó de la peor manera posible, anuncios de “posibles fosas comunes” que tiempo después se descartan, morgues que ven sus neveras llenarse incesantemente, médicos que ven con ojos de impotencia como la vida se escapa en una frenética carrera en la que es imposible desacelerar, cualquier descanso puede ser otro número más a la larga lista de nombres que nadie conoce a profundidad de “mártires”, gente que aún no entiende o se quieren engañar con ilusiones de que esto pasara, pronto pasara tal como dijo Job, y si, pronto pasara, es imposible que algo así no pase, de hecho, o nosotros pasamos por ella, o ella pasa por nosotros, aunque es de acotar que no solo ella pasara, dejara estragos silenciosos, la economía no solo está luchando por mantenerse a flote, si no por evitar caer más, pues no es algo exclusivo de una región, varias personas van a quebrar, más pronto que tarde algunos que no tengan comida van a salir a flote, igual que un cadáver en el mar, quizás en su desespero saquen y traigan en consecuencia que el proveedor de esa comida no vuelva jamás, luego viene un descenso muy vertiginoso a la desesperación, el miedo y la envidia.

 

Pero ¿y qué pasa con las medidas de seguridad? Son eso, medidas, mas no un golpe definitivo contra un virus que si bien, no ha puesto (aun) a la humanidad de rodillas sí que ha puesto a más de uno contra las cuerdas, bien sea porque el encierro es un terrible ambiente o porque la economía es un peso que cada vez va asfixiando más el cuello de quien está en ese viacrucis, es evidente que, aunque se cumplan al pie de la letra, siempre habrá una o más bien millones de excepciones ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero lo habrán.

 

 



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Editado: 01.04.2020

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