Crónica de las fronteras grises, libro 1: cocodrilo.

21-Miedo.

¿Qué es lo que se define como humano?, los seres de fronteras los ven como entes poderosos, como poderosos magos que casi pueden hacerlo todo, crear, destruir y convertir la realidad en una pesadilla tan pesada, como para querer crear una nueva donde los humanos jamás hayan existido, un solo ser con el poder de hacer felices o infelices a cientos ¿Cómo no temerle a alguien así?

-¡Aléjate!- decía águila, -aléjate, por favor- repetía, aunque el humano frente a ella no se movía.

El cazador caminó tranquilo hacia su sombrero y levantándolo se lo puso, no miro a su compañera, caminó hacia el este diciendo: -prometí salvar a tu amigo y lo hare, contigo o sin ti-.

Águila poco a poco se calmó, al ver que el cazador, no tenía intención de lastimarla, -¿Qué interés tienes en esto, humano?-, -quizás pueda recordar quien soy con la lagrima eterna-, respondió sin dejar de caminar, águila se quedó preocupada, el cazador se alejaba lentamente, ella no podía ni quería ir atrás, no tenía a donde volver, tenía el deseo sincero de salvar a búho.

Pero no quería ir con ese ser humano, su aspecto era espantoso, no tenía ni pluma, ni pelaje alguno, su cara desnuda, era de color avellana y el cabello de su cabeza no cubría su frente, sus ojos rojos, como si hubiera llorado, brillaban con una luz violenta, pero triste, era en suma espantoso, pero muy interesante.

Sin poder disimular su asco, siguió al cazador entendiendo que era su única salida.

Mientras se alejaban del vertedero, entraron a la selva de azabache, los arboles provocaban una sombra que a águila le pareció sobrenatural, su corazón empezó a latir con violencia, de pronto, cuando se creía perdida, la tenue luz azul de la lagrima eterna iluminó alrededor y pudo ver al cazador que no se había separado de ella ni un instante, el cazador seguía viendo al noreste con las manos en las bolsas.

-Por favor- le dijo a su compañera, -no te separes-, águila con algo de asco se acercó al cazador y lo tomo del brazo izquierdo, el, la tomó de pronto de la cintura y comenzó a correr por entre los arboles como si fuera una sombra de la noche, habían avanzado apenas unos cien metros, cuando el cazador frenó de pronto, al ver que águila estaba a punto de dormirse.

-Por hoy es suficiente, mejor será que descansemos-, águila no dijo nada y tranquila se quitó la mochila que traía, sacando dos enormes cobijas se acostó en el piso de tierra y dijo -¿Cómo puedes estar tanto tiempo en fronteras?, los otros humanos no pueden estar más que unas horas, tu llevas aquí años…- y se quedó dormida.

El cazador, viéndola dormir, se sentó en una piedra cercana, encendió un cigarro y de pronto contestó: -no lo sé, tengo tanto miedo de saberlo-



#27845 en Otros
#3866 en Aventura
#19617 en Fantasía

En el texto hay: animales antropomorficos, brujas, un cazador

Editado: 19.01.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.