Cronica de las fronteras grises, libro 2: Luna

7- La colmena

La frontera principal, fue el primer barrio de fronteras, en el se encontraba el lugar por donde llegaban todo tipo de seres, una enorme puerta de madera y piedra muy antigua, más de lo que cualquier ser que viviera en ese barrio había conocido jamas, de esta puerta, llegaban a todas horas, animales de diferentes razas, humanos y humanas que se cree, eran llevados a lugares lejanos por sombras con formas de aves y perros, pero a los habitantes de la frontera principal, esto les importaba muy poco.

La frontera principal estaba habitada por simios opacos y de colores ocres,así cómo por aves de colores alegres y brillantes, vivian cerca de la puerta en una serie de casas de madera que se veian bastante acogedoras, los simios en su mayoría, vivian en un edificio de 8 lados que se encontraba frente a la puerta de la frontera principal, a este edificio se le conocia cómo la colmena.

La colmena fue construida hacía ya mucho tiempo por dos hermanos, un par de animales híbridos que se llamaban a si mismos los gemelos araña-mantis, ningún habitante de la frontera principal supo nunca de donde habían llegado, pero los rumores decían que venian del otro lado del mar de sal, que era visible desde el acantilado natural de la frontera principal.

Habían llegado mucho tiempo atras con una gran cantidad de simios, que según los hermanos habían perdido su hogar junto con ellos, construyeron la colmena para que tuvieran un lugar para vivir e iluminar el barrio de la frontera principal, que desde ese entonces se sumergia en la oscuridad en cuanto caía la noche.

Los más viejos habitantes de la frontera principal, narran aún cómo los hermanos araña-mantis se veian ir y venir corriendo por las paredes del enorme edificio octagonal con sus sombreros de alas cortas, que parecian tener pegados en la cabeza.

Una vez terminaron, el ciclo de su vida se vio completado, murieron dejando cómo su legado la colmena para los simios y cualquier otro animal que necesitara refugio, esto no sirvio de mucho una vez que el Gorila rojo llegó para adueñarse de todo, apagar la colmena y gobernar la frontera principal cómo su feudo personal.

Todo esto le contaba Simio de tierra a gato cafe, cómo resultado de preguntar: -¿que ayuda quieres de mi?-

-Gorila rojo era de nuestro pueblo- siguió contando Simio de tierra, -pero nos traicionó ante la oscuridad que terminó destruyendo nuestro hogar, nos siguió hasta aquí y pudo gobernarnos sin esfuerzo, nunca hemos sido animales de pelea-, -¿y por qué me cuentas esto?- preguntó gato cafe aburrido, pues el simio había hablado ya casi 3 horas seguidas.

-Necesito que me ayudes a matarlo- dijo Simio de tierra muy serio.

Gato no se esperaba eso, respondió sinceramente: -yo no mato animales-, -¿no eres un gato?- preguntó Simio, -¡claro que lo soy!-, exclamó gato.

-nuestros ancestros cuentan historias de moustros violentos de garras y dientes afilados, moustros que parecen inmortales por que sus huesos son muy flexibles, moustros mercenarios que pueden hacer lo que sea por unas monedas lagrimas-, -moustros que comen aves- agregó Canaria de oro desde el fondo del local, gato hizo cara de asco, por alguna razón Canaria de oro se sintió ofendida.

-A ver par de alucinados, ni soy un mercenario, ni asesino, ni me comería un ave, esos son cuentos de viejos, yo sólo vine a este basurero por qué el anillo de mi madre voló hacía acá, yo te escuché simio demente, así que contestame: ¿para donde se fue la luz que viste?- dijo el gato molesto.

Simio de tierra bajó la voz: -hoy al atardecer- comenzó a decir,-estaba en la cima de la colmena y vi caer una luz muy blanca, antes de tocar el piso se quedó flotando frente a mi, sentí algo muy calido, una voz de hembra me decía algo, apenas iba a tocarla cuando Gorila rojo me agarró de la cabeza y gritó: ¡mío!, no se que pasó despues, me desmaye-

-¡mentiroso hijo de humana!- gritó gato cafe agarrando al simio del cuello, pero se detuve al notar una enorme marca roja debajo del pelaje del animal, Simio se quitó el sombrero mostrandole una herida reciente en la parte de atras de su cabeza, -¿crees que me hice esto para engañar a un gato sucio cómo tu?- gato no sabía que pensar.

El anillo de su madre estaba en la colmena y el simio frente a el (que ya besaba a la Canaria de oro cómo si estuvieran a solas) quería entrar a ese lugar con intenciones horribles, no sabía que era lo correcto, pero lo que más le preocupaba era que el no era fuerte, recordó las marcas en el cuello del simio que iban desde su pecho hasta su nuca, pues se las mostró y le preocupó el hecho de que tal vez ni siquiera podría tocar a un ser con manos tan grandes.

-Simio- dijo gato provocando con esto que sus anfitriones dejaran de besarse, -necesito pensar lo que me dices, quiero ver esa colmena, llevame ahí- el simio acepto tocando la punta de su sombrero.

Simio lo guío entonces entre la oscuridad y el silencio ante el centro del barrio de la frontera principal, donde se encontraba un gran monumento de bronce, dedicado a 8 "damas magicas", estas, en dos filas tenian sus manos levantabas enseñando su palma hacía la puerta de fronteras, gato se acerco para ver el monumento lo mejor que le dejaba la oscuridad, sólo para ser deslumbrado por una pequeña lampara que le acercó al rostro Simio de tierra mientras decía: -esta es nuestra leyenda más famosa, se cuenta que hace muchos siglos ocho damas magicas pelearon contra un ser maligno creando todo fronteras en el proceso, ¿no es fascinante?- Simio no mentía al decir que era un guía.

Cuando los ojos del gato se adaptaron a la luz, supo que lo que decía el simio si era un leyenda, tenía que serlo, pues esas ocho damas magicas se parecian mucho a humanas y una de ellas, era demasiado parecida a la bruja serpiente o a una mucho más joven.

-No creo que una bruja enbaucadora cómo ella hicera algo tan noble cómo eso- pensó gato sonriendo.



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En el texto hay: gato, batallas, magia

Editado: 15.11.2023

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