Crónica de una Señora común

Una noticia inesperada

  1. Pero por lo que veo, vos  ya sabes de que se trata.
  2. Algo, pero no quiero hablar del tema,  y ahora Claudio, (iba a decir no me siento bien, pero recordó él diálogo anterior)  voy a cortar, voy a salir.
  3. Y a dónde vas,  si se puede saber.
  4. No, no se puede saber.  - Andrea no sabia porque  había contestado de esa manera a Claudio, pero de lo que sí estaba segura  era, que no tenía la menor idea de lo que iba  hacer.
  5. Me parece que esta noche no  sólo con mi hijo voy a tener que hablar, me parece que con mi mujer también, porque de un tiempo a esta parte no te entiendo Andrea.
  6. Hasta luego Claudio. Y sin esperar la respuesta cortó.

A Claudio lo molestó mucho esto, y pensó muy seriamente en mantener una conversación con Andrea,  como podía ser que después de  treinta años de casados, hoy se trataran como dos desconocidos. Qué estaba ocurriendo con  ella.

Cuáles eran los motivos para que se comportara de esa manera.

Cuando Andrea pudo reaccionar y darse cuenta de lo que había hecho, quiso llamar a Claudio, pero al levantar el tubo  escuchó:

  1. Hola, hola

Si, era Raúl, que hacer, quería decir  hola, aquí  estoy,  esperaba tu llamado  te necesito.  Pero a su vez, se decía esto es una locura, pero.........

  1. Hola.
  2. Hola mi dulce, necesitaba tanto escuchar tu voz.
  3. Raúl por favor.
  4. ¿Qué? Mi amor.
  5. Raúl, te necesito, tanto.  - no sabía lo que estaba diciendo  o tal vez sí,   pero, ya  lo había  dicho.
  6. Andrea quiero verte, necesito verte, y vos también.
  7. Si, si, sé que es una locura pero si, ya nada me importa.
  8. Podés salir ahora.
  9. Sí.
  10. Donde nos encontramos. En algún lugar que no sea comprometido para vos.
  11. No sé, Raúl  yo jamás viví una situación así, no sé.
  12. Bueno, mira hay un barcito muy chiquito y muy íntimo cerca del Congreso se llama Mi Secreto, nos podemos ver allí en 15 minutos.
  13. Bueno allí estaré.  No supo porque lo estaba haciendo pero un par de segundos más tarde, se estaba maquillando y tratando de componer su estado de ánimo.

Era muy extraño, se estaba produciendo y no para Claudio, sino para un perfecto desconocido.

Cuando terminó de maquillarse y arreglarse el pelo, se dijo: por qué no Andrea,  aún sos joven  llena  de vida,  porque negarte esta oportunidad.   Salió.

Ya en calle, sintió una extraña sensación,   era como si todo el mundo la mirara, como si todo el mundo supiera que iba hacia un encuentro prohibido.

Tuvo mucho miedo, sintió pánico, pero...... con mucha calma paró  un taxi.

Le indicó la dirección y partió.

 

Capítulo III

 

Raúl estaba allí, sentado en un rincón del bar, se lo veía muy apuesto de contextura  atlética, debía medir 1,80 o tal vez unos centímetros más, sus cabellos eran de un castaño profundo,  lacios, sus ojos grandes,  negros, y su mirada muy cautivadora.

Andrea, creyó no poder llegar nunca a ese rincón, sus piernas parecían no avanzar.

Además temblaba tanto que temía en cualquier momento desplomarse.

Él al verla la reconoció inmediatamente, era tal cual la había soñado; de estatura normal,  con una figura aún  juvenil; pensó no debe pesar mas de 50 kg. Se la ve tan frágil, tan indefensa, tan hermosa.

Ya, frente uno del otro, cuando sus miradas se encontraron por primera vez, hubo un silencio eterno, y se presentía en el ambiente algo mágico, irreal.

Raúl toma  las manos de Andrea, y  la acerca hacia él.

La besó, con toda la pasión del universo y fue el beso más hermoso de su vida.

Se sentaron uno frente al otro, y solo se miraban,  sólo  hablaban con los ojos.

Había tanto amor en esas miradas.

  1. Sos tal cual te imaginé,  realmente una diosa, sos alucinante.
  2. Por favor, no hagas más difícil todo.   Por favor no me mires así.
  3. Así  ¿cómo?
  4. Como idolatrándome, como si estuvieras viendo...   - No pudo terminar la frase.

Raúl la interrumpió.

  1. Es  verdad, me siento como un esclavo adorando a su  diosa;  creo Andrea  que todavía no crees nada de lo que dije,  creo que aún dudas del amor que siento por vos.
  2. Esto no puede ser amor, Raúl. Es una locura, llevamos tan solo un par de horas comunicándonos por este medio loco que vino a trastocar nuestras vidas. Es por eso que pienso que si bien  no dudo que en tu vida hayas tenido muchas mujeres, pero estoy segura que yo soy un desafío.  Esa mujer casada. Correcta,  remilgada,  que se niega hacer nada que la sociedad no  permita. Que pone como escudo su familia, su reputación. Como no voy a lograr vencer todos esos obstáculos,  como no la voy a conquistar.  No digo que yo sea un gran  trofeo,  pero si pienso que serviría de mucho para alimentar tu ego. UNA CONQUISTA POR INTERNET ¡QUE LOCURA!.                
  3. Que equivocada estás Andrea.  Si,  he tenido,  muchas mujeres,  y también casadas y tal vez ellas si fueron un desafío, un trofeo,  pero contigo no es lo mismo.   Lo que siento por vos,  nunca antes lo sentí por nadie, jamás me desesperé tanto, ni deseé tanto estar con alguien. Lo siento, aunque esto te disguste, yo por vos siento AMOR. Sé que es una locura porque tenes mucha razón, no nos conocemos pero algo muy dentro mío me dice que esto es amor.
  4. Hoy ha sido un día muy difícil en mi vida, todo me sale al revés.  Un joven 15 años  menor que yo, me declara su amor.   Mi hijo me cuenta que está enamorado de una mujer 12 años mayor.  Y yo quiero desaparecer, hundirme en un pantano y no salir jamás.
  5. Ya ves no soy el único,  a tu hijo le está pasando lo mismo.
  6. Y yo, le dije a mi hijo,  que jamás aprobaría esa relación.  Que jamás aceptare que una mujer mayor que él sea su pareja.
  7. ¿Por qué Andrea?  Si el ama, porque le negás a tu hijo ser plenamente feliz.




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