Cal se levantó pronto como todas las mañanas, se cepilló su larga melena castaña, aplicó un poco de corrector bajo sus ojos marrones, preparó los libros que debía llevar a la academia y se miró al espejo mientras abotonaba la camisa blanca recién planchada, antes de ir a la cocina para desayunar se colocó la falda y quitó una pelusa del dorado escudo de la Academia Amias, la más prestigiosa de la ciudad. Salió de su casa tras despedirse de sus padres y por el camino se encontró con su amiga Nesta.
—Hola, ¿lista para ir a clase? —saludó a su amiga.
—Sí, ¿tú?
—También, hoy presiento que va a ser un gran día.
Juntas caminaron por las calles de Xusan, la capital de Sereia, para ir a la academia mientras hablaban de sus cosas. Eran las doce de la mañana, llevaban ya tres clases y media, cuando el director entró en el aula, toda la clase se puso en pie.
—Buenos días, chicos —saludó el hombre.
—Buenos días, profesor —contestaron al unísono.
—Sentaos por favor, no os quitaré mucho tiempo, solo vengo a traer a un alumno nuevo que empieza hoy en vuestra clase, espero que le deis una cálida bienvenida —se giró hacia la puerta y estiró el brazo, invitando al chico a entrar —ven pasa, chicos este es Seth, es un año mayor que vosotros, pero debe repetir curso porque no pudo asistir al anterior. Seth, por favor siéntate ahí —el chico alto y de pelo negro obedeció, sentándose en la mesa que estaba al lado de la de Cal —pues lo dicho, tratadle bien y tened un buen día —se fue.
Cal se había equivocado, no fue un buen día, fue agotador, todo lleno de tareas y algún que otro examen sorpresa. La chica se desplomó sobre la mesa haciendo un ruido perezoso.
—No puedo más —gruñó.
—Venga que en una hora ya acabamos —trató de animarla Nesta.
—Es mucho tiempo —le respondió Cal a su amiga, levantando la cabeza y con el pelo cubriéndole parte de la cara.
Los sonidos de los pasos del profesor retumbaban por los pasillos, los alumnos le habían puesto el mote de terremoto por su forma de andar y porque cuando se enfadaba hacía que las paredes temblasen.
—¡Callaos de una vez! —gritó para que todos le prestasen atención, no debía venir contento de la anterior clase —hoy comenzaremos el proyecto más importante de todo el curso, ¡así que atended bien a todas las pautas! Porque no pienso corregir ningún trabajo que no las cumpla.
El profesor explicó todos los contenidos que debía tener el trabajo y dejó un tiempo para que los alumnos hiciesen grupos de tres personas. Cal y Nesta no eran muy cercanas al resto de sus compañeros, así que esperaron a que todos hiciesen sus grupos para trabajar con quien quedase libre.
—Mira, el chico nuevo se ha quedado solo, ¿le preguntamos si quiere hacer el trabajo non nosotras?
—No sé Cal, es un poco raro —respondió Nesta, mirando al chico con desagrado.
Sin comentar nada más, Cal, comenzó a caminar hacia la mesa del chico, que estaba dibujando en un cuaderno. La chica notaba la mirada de desaprobación de Nesta en su nuca, pero no le importaba, odiaba cuando su amiga despreciaba a otros, simplemente por ser distintos a ella.
—Hola, soy Cal y esta es Nesta, parece que nos hemos quedado solos. ¿Quieres formar parte de nuestro grupo?
—Vale— dijo él sin levantar la mirada del papel.
—Ya verás como nos va a tocar a nosotras el marrón —le susurró Nesta al oído.
Cal gruñó y juntó otra mesa para poder sentarse todos cómodamente.
—¡Atentos todos! Vamos a repartir los temas.
El profesor metió unos papeles con los temas escritos en una bolsa, la sacudió y uno a uno los alumnos fueron cogiendo el tema que les tocaría exponer. Nesta fue la encargada de coger el papelito, volvió a la mesa y desdobló la hoja junto con Cal.
—Puf, este tema es difícil— dijo Nesta.
—No, lo que pasa es que es muy largo, pero si nos lo repartimos bien no es para tanto.
—No sé yo, son muchos nombres y va a ser difícil.
Seth, que había estado escuchando la discusión de las amigas, agarró el papel y leyó no que ponía.
—Nesta ¿verdad? —preguntó —hazle caso a tu amiga y deja de quejarte, estamos hartos de oír hablar de la gran guerra. ¿Es extenso? Sí, pero la dificultad no es tanta.
—¿Qué no es tanta?— dijo Nesta.
—Si lo trabajas, no.
—Seth tiene razón, si nos lo preparamos bien no es para tanto —intervino Cal, recibiendo una sonrisa por parte del chico.
—Bueno, lo que vosotros digáis, ¿cómo lo hacemos?
—Mientras conversabais he tenido tiempo para pensar, como hay tanta información deberíamos empezar hoy, podríamos visitar lugares emblemáticos, y explicar qué pasó allí y porque son importantes. ¿Cómo lo repartimos?
—Si queréis empezar hoy, podemos quedar esta tarde en la biblioteca para buscar información, y después podemos ir al ayuntamiento, que está al lado, y ver la copia de la paz de Zaman, ¿qué os parece? —propuso Seth.