Crónicas De Alaviv: Buscando En El Abismo

06

Se escondieron entre la maleza, tratando de hacer el menor ruido posible, entre las hojas vieron pasar los caballos de los guardias, una vez se aseguraron de que sus perseguidores estaban lo suficientemente lejos, los chicos salieron de su escondite.

Caminaron en silencio, no querían que los guardias les escuchasen y se diesen la vuelta.

Parecía que Cal había reaccionado muy bien a la noticia y se veía completamente tranquila, pero por dentro estaba aterrada, no paraba de pensar en todo lo que le había sucedido últimamente, y en las consecuencias que podría acarrear si alguien descubriese el secreto de Seth.

A la salida del bosque, para su sorpresa, se encontraron con unos guardias, probablemente habían venido para acompañar a los que habían visto un rato antes en el bosque. “Seguro que han venido por lo que ha hecho Seth, por favor que no nos detengan” rezaba mentalmente Cal.

Uno de los guardias levantó su mano, indicándoles que parasen.

—¿De dónde venís? —preguntó, con un tono tan intimidante que hizo que todo el cuerpo de Cal temblase.

—Pues… —comenzó a decir Cal

—Estábamos en uno de los merenderos cuando de la nada salió un rayo, nos asustamos y corrimos —la interrumpió Seth —no sabíamos a donde ir y nos perdimos buscando la salida.

A Cal le impresionó la capacidad que tenía Seth para mentir, y agradeció que la hubiese interrumpido porque seguro que si hubiese hablado ella los habrían descubierto.

—¿Y qué te ha pasado en el brazo?

“Mierda” pensó Cal para sus adentros, no se habían dado cuenta de incluir la evidente herida de Seth en la historia.

—Mientras corríamos me caí sobre un zarzal, me clavé un palo y me lo quité, muy mala idea, lo sé.

El guardia los miró de arriba abajo, analizándolos, buscando algo que pudiese delatarlos, les hizo un gesto con la mano para que continuasen caminando, Cal no podía creerlo, la historia de Seth había convencido al guardia.

—¿Dónde has aprendido a mentir tan bien? —preguntó Cal cuando se hubieron alejado.

—Shh, las preguntas las contesto en casa, ve un poco más rápido.

Caminaron hasta las afueras, Cal, nunca había estado en esa zona, todo era muy distinto, las casas no eran altos y elegantes rascacielos, la mayoría eran casitas de como mucho dos plantas, la gente llevaba ropa vieja y andrajosa.

Callejearon un poco hasta llegar a uno de los pocos edificios de más de tres plantas, desde fuera parecía enorme, pero por dentro, las paredes tenían humedades y la pintura se caía, los apartamentos se aglutinaban, siendo más de seis en el mismo piso.

Entraron en uno de los apartamentos de la segunda planta, era bastante pequeño, tenía dos habitaciones, una de ellas un baño, estaba en bastante mal estado estructuralmente, aunque la estancia en sí estaba muy recogida, a excepción del sofá, que tenía una sábana y una almohada colocadas a modo de cama.

Cal observó el lugar, parecía una de esas casas abandonadas que salían en las películas de terror, a la chica le sorprendió como en un país tan avanzado como lo era Sereia pudiesen existir unos barrios tan residuales, pero lo que más le sorprendió es que los ciudadanos de Xusan no tuviesen el conocimiento de su existencia, estando en la misma ciudad.

—Sé que no será la mitad de bonito y lujoso que tu casa —se disculpó Seth —pero no tengo para más.

—Tienes razón, mi casa es más grande, pero la tuya no está tan mal —asintió Cal.

—Gracias, siéntate aquí —dijo quitando la sábana del sofá —como si estuvieses en tu casa.

Seth pasó al baño, volvió con una pequeña llave que usó para abrir una caja que estaba escondida bajo una tabla suelta del suelo, esta contenía un bote, Seth se aplicó el ungüento que había dentro en la herida que tenía en el brazo y la quemadura de la mano, que todavía no había parado de sangrar, para después vendarla, cerró la caja, la escondió y se sentó con Cal en el sofá.

—Venga, empieza con el interrogatorio, sé que tienes muchas preguntas.

—Sí, primero, ¿qué clase de magia haces?

—Mi magia se llama walƙiya, es básicamente el control de la electricidad, puedo lanzar rayos como ya has visto y controlar hasta cierto punto las corrientes eléctricas, pero como todo, mi magia tiene un precio —dijo mostrándole su mano vendada —el de mi magia es herirme a mi mismo, y en ocasiones a los demás —su voz se quebró al decir lo último, a Cal le dolió ver el semblante de tristeza del chico, así que decidió cambiar de tema.

—¿Naciste con ella?

 

—No, cuando los sihiri cumplimos quince años, algo despierta dentro de nosotros despierta, lo llamamos rhaca. —se levantó para coger un libro de una estantería —estamos un par de días mal, nos mareamos y nos sube la fiebre —abrió el libro, estaba lleno de fotos —después hay una ceremonia muy grande donde el jefe nos da de beber el sqruat, que hace que nuestros poderes se manifiesten, después hay una gran fiesta con baile, música, juegos y un gran banquete alrededor de una hoguera.

Cal observaba las fotos, en todas la gente sonreía, no se parecían en nada a los sihiri que le habían descrito toda su vida.



#7343 en Fantasía
#1536 en Magia
#10200 en Otros
#1216 en Aventura

En el texto hay: aventura, magia, fantasia juvenil

Editado: 25.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.