Crónicas De Alaviv: Buscando En El Abismo

11

Cal se sentó en el único camarote que tenía el barco, que era más grande de lo que parecía desde fuera, la habitación tenía las paredes y el suelo eran de madera, no había muchos muebles, pero tenía lo justo para hacerlo habitable, una mesa, una cama, una pequeña cocina y un pequeño baño.

Seth entró, sobresaltando a la chica, se había cambiado de ropa, en lugar de llevar una camiseta blanca cubierta de sangre llevaba una azul marina que le quedaba bastante grande, debía ser del otro chico, se sentó en la cama, al lado de Cal.

—¿Estás segura de hacer esto? Aún podemos dar la vuelta —su voz era mucho más suave que normalmente, no trataba de convencerla, solo quería saber si estaba bien.

—No voy a cambiar de idea, he dicho que viajaré a Helah y eso haré.

—Vale, eres muy cabezona, ¿sabes?

—Si, me lo dicen mucho. Oye, ¿de qué conoces al chico que nos ha recogido?

—Es mi hermano, no nos parecemos demasiado.

—Tenéis los mismos ojos —Seth respondió a la chica con una sonrisa.

—Por cierto, venía a contarte un par de cosas sobre Helah —comenzó Seth —no es un lugar demasiado seguro, los sihiri vivimos en ciudades amuralladas para poder protegernos de las criaturas que viven allí.

—Vale —contestó Cal, que cambió de tema al ver que el chico no continuaba —tu misión era protegerme, ¿verdad?

—¿Perdón?

—La misión secreta de la que me hablaste, sé que tú ya sabías que yo debía evitar esta guerra, así que dime, ¿te enviaron para protegerme?

—Seth, necesito que vengas un segundo —no había visto al otro chico en la puerta.

Seth se levantó sin responder la pregunta de Cal, dejándola sola y con más preguntas que las que ya tenía. Su teléfono empezó a vibrar, era Nesta, Cal titubeó un poco, no sabía si debía o no responder la llamada, aunque al final decidió hacerlo.

—Cal, ¿se puede saber qué haces? —la regañó su amiga —no contestas a mis llamadas, he ido a tu casa y no había nadie, y para colmo otro ataque sihiri, así que dime donde estás.

—Pues —a Cal le costó encontrar una respuesta convincente —me he ido de la ciudad, mi tía Sils está enferma, así que mis padres y yo hemos ido a visitarla.

—Ya —Cal sabía que su amiga no se había creído lo que acababa de contarle —cuéntame la verdad.

—Esa es la verdad.

—Las dos sabemos que no, así que dime lo que está pasando de verdad.

—Pues...

No pudo terminar la frase, ya que Seth le quitó el teléfono, eso relajó a Cal, en otras ocasiones había quedado claro que el chico mentía mucho mejor que ella.

—Hola, Nesta, qué alegría oír tu voz.

—¿Seth? —ahora, la chica, más que enfadada, sonaba confusa.

—El mismo, ahora mismo estamos ocupados, así que te agradecería que hablases luego con Cal.

—¡Ni hablar! ¡Dale el teléfono a Cal inmediatamente!

Seth desactivó el micrófono para que Nesta, quien no paraba de gritar, no pudiese oírles, y hablar más claro con Cal.

—No puedes decirle nada de lo que ha pasado, y menos aún contarle que estás de camino a Helah, nunca se sabe quien puede estar escuchando, además, sería conveniente que apagases el teléfono.

—Entiendo, ¿entonces qué hago?

—Cuéntale cualquier cosa, si está así de nerviosa es que la reina ha cubierto la ciudad con mi cara, tú conoces mejor que yo a tu amiga, tú sabrás lo que se cree y lo que no —le dijo el chico devolviéndole el teléfono.

—¿Cal? ¿Cal? ¿Estás bien?

—Sí —pudo oír un suspiro de alivio al otro lado de la línea.

—Aléjate ahora mismo de Seth, es peligroso, es un...

—Sihiri —la interrumpió Cal —lo sé, y tenías razón con lo de que te he mentido, no estoy yendo a ver a mi tía, me he escapado de casa porque sabía que nadie en Xusan nos iba a permitir estar juntos.

Un silencio sepulcral, Seth tenía los ojos abiertos de par en par y una notable expresión de sorpresa, estaba claro que no esperaba que Cal se inventase algo así, además la chica estaba convencida de que su amiga estaba más o menos igual que él.

—Así que te agradecetía que te tranquilizases, Seth no me hará daño, que no me llames, voy a apagar el teléfono, así que no vas a poder contactar conmigo, y la más importante, que no le cuentes esto a nadie, no quiero que me busquen.

—¿Y qué pasa con lo que te dijo la reina?

—Adiós —Cal no dejo a Nesta acabara de hablar antes de colgar, ahora se dirigió a Seth —¿te ha parecido lo suficientemente convincente?

—Sí, la verdad es que ha sido impresionante —respondió él.

Cal apagó su teléfono y lo dejo encima de una mesa, los chicos a cubierta, donde el hermano de Seth les esperaba, mirando al horizonte, cuando se dio cuenta de su presencia, se giró y se acercó a saludar.

—Hola, con que tú eres Cal, he oído hablar mucho de ti —dijo el chico estrechándole la mano —encantado de conocerte, yo soy Evander, pero puedes llamarme Ev.

—Hola, encantada —respondió ella nerviosa.

—¿Con quién hablabas? Te hemos escuchado conversando sola en el camarote y he mandado a Seth para que se asegurase de que estabas bien.

—Una amiga me ha llamado porque la reina debe de estar buscándonos a Seth y a mí.

—Entonces puede que marcharos haya sido la mejor opción, no le has dicho a dónde vamos, ¿verdad?

—No, se ha inventado algo y la otra chica se lo ha creído —intervino Seth —además hemos apagado su teléfono para que no puedan rastrearlo.

—Perfecto, pero lo mejor es que nos deshagamos de él, no sabemos lo que la reina puede estar tramando.

—Es cierto, pero ¿cómo lo hacemos?

—Pues yo tengo que volver a Sereia para hacer unos recados, puedo tirarlo por ahí.

—Me parece buena idea, pero hazlo con la mayor discreción posible, ya me tienen fichado a mí, no hace falta que te pase lo mismo.

—Relájate, sé cuidar de mí mismo, me atrevería a decir que incluso mejor que tú —le respondió Evander.



#9751 en Fantasía
#2142 en Magia
#12760 en Otros
#1594 en Aventura

En el texto hay: aventura, magia, fantasia juvenil

Editado: 25.02.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.