Crónicas De Alaviv: Buscando En El Abismo

14

Aquel día fue nerviosa a la academia, el día anterior su mejor amiga le había contado que se iba a Helah con un completo desconocido que habían conocido en clase unos días antes, que podía ser peligroso y ahora la guardia estaba buscándola y ella no podía hacer nada para ayudar, Nesta se sentía un poco inútil y muy impotente.

Entró a la clase, todos la miraban aunque no sabía el porqué, el tema del sihiri estaba en boca de todos, pero no se habían dado muchos detalles y mucho menos identidades, así que no era por Cal y Seth. Sintió algo detrás de ella, lentamente se giró a ver qué era y vio a un robusto hombre que la miraba desde las alturas, le saludó y pasó a la clase.

Cuando llegó la profesora se quedó mirando al intimidante sujeto, se podía ver la confusión en sus ojos, Nesta se imaginó lo que podía estar pasando por su mente «¿qué narices?» fue lo que más le cuadró.

—Bue...buenos días chicos sentaos por favor —no le quitó la mirada de encima al hombre, miró a sus alumnos que la veían extrañados —este es ¿disculpe como se llama?

—Mi nombre es Koopus Suniqo, jefe de la cuarta división de la guardia real, vengo a comunicaros que debido a los recientes acontecimientos ocurridos en nuestra ciudad, se va a incrementar la vigilancia en todos los espacios, asignando un guardia a cada clase. Os recuerdo que si alguien simpatiza con algún sihiri será juzgado y castigado —salió de la sala al terminar de hablar y entró otro guardia aparentemente más joven

La profesora comenzó la clase aparentando que no pasaba nada, sin embargo podías notar el nerviosismo en su voz. Fueron pasando las horas y todos los profesores tenían la misma actitud nerviosa, el último profesor que les dio clase estaba pálido y sudando, tanto que Nesta pensó que iba a desmayarse.

Al salir de clase se fue a casa y se encerró en su habitación, encendió el teléfono y le escribió un mensaje a Cal.

Nesta: ¿Cómo estás?

Nesta: Esto está fuera de control, han aumentado la vigilancia en toda la ciudad y han asignado un guardia a cada clase.

Cal: Estoy bien, de camino a un sitio llamado Garin.

Cal: casi me alegro de haberme ido.

Cal: tengo que dejar de hablar pero por favor ten muchísimo cuidado.

 

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Habían pasado dos días desde la ultima vez que Cal había hablado con Nesta, estaba preocupada pero no se atrevía a escribirle un mensaje ni llamarla por si la ponía en peligro.

Estaba sentada en su cama mirando la pantalla del móvil indecisa cuando Dhara entró en la habitación, se sentó a su lado sin decir nada.

—Entiendo lo que sientes —Cal levantó la miró a la cara —yo no nací aquí, vivía con mis padres en otro poblado muy parecido a este, pero un gran peligro nos acechaba y tuvimos que huir y mudarnos a otras aldeas, perdí a mis padres y mi hermano vive lejos. Así que entiendo lo que se siente al dejar atrás todo lo que conoces y llegar a un sitio tú sola —la voz de la chica se rompió un poco al decir eso pero al momento sonrió totalmente bien —pero tú tranquila que pronto Garin será como tu casa —pasó un brazo por encima del hombro de la otra chica y tratando de levantarle el ánimo le dijo —vamos a un sitio donde te van a hacer algo precioso para la fiesta así a lo mejor se te levanta el animo ¿te parece?

—Vale —contestó Cal, no le apetecía mucho pero no quería ser maleducada con las personas que querían ayudarle.

La sacó de la casa y juntas fueron a otra choza contigua, llamaron a la puerta y una mujer que aparentaba unos cincuenta años las recibió con un abrazo, pasaron a la casa, por fuera era exacta a donde vivían las chicas pero por dentro esta era más amplia, decorada con multitud de fotos de niños que jugaban y abrazaban a la mujer que en las imágenes se veía mucho más joven.

En la sala había otras tres mujeres charlando animadamente, cuando las chicas entraron se levantaron y las abrazaron.

—Bienvenidas chicas, venid venid vamos a prepararnos, por cierto esta es Cal, la chica que ha venido desde Sereia con Seth —la presentó la mujer que les había abierto.

—Te vamos a hacer un vestido con el que vas a estar preciosa —le dijo otra mujer agarrándole del brazo y guiándole hasta el centro de la estancia.


Todas se pusieron a su alrededor, trajeron telas de distintos colores alfileres, tijeras y otros utensilios que Cal no supo identificar. No supo con certeza lo que hacían las mujeres hasta que hubieron acabado, una chica de unos trece años salió de otra habitación trayendo consigo un gran espejo, lo puso delante de Cal. Lo que la chica vio fue su propio reflejo, pero no se reconocía en él, llevaba un vestido blanco hasta los ajustado en la parte de arriba y suelto en la de abajo.

—Es precioso —dijo.

—Sí pero le falta un toque —Dhara se acercó a la chica y tocó ciertas partes del vestido haciendo que creciesen flores rojas en él —ahora si que está.

Cal las miró a todas, no sabía cómo agradecerles la hospitalidad con la que la habían recibido y el regalo que acababan de hacerle, Dhara le agarró las manos y la sentó en una silla, comenzó a cepillar el cabello castaño de Cal, le trenzó un par de mechones que luego ató, creando un semirrecogido que a Cal le favorecía mucho, una vez hubo acabado se levantó y entró a una habitación, cuando salió llevaba un vestido blanco al igual que Cal, le cubría hasta los pies, y tenía las mangas anchas, además llevaba el pelo recogido en una trenza con flores decorándola, ninguna de las allí presentes podía apartar la mirada, y no es de extrañar puesto que la chica estaba realmente hermosa.

El resto de mujeres se prepararon, todas con vestidos blancos y el pelo recogido, charlaron hasta que fue la hora de irse a la fiesta.



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En el texto hay: aventura, magia, fantasia juvenil

Editado: 25.02.2023

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