Crónicas De Alaviv: Buscando En El Abismo

23

Caminaron todo el día prácticamente en silencio hasta que empezó a anochecer y montaron el campamento. 
Cenaron al rededor del fuego, Cal tenía la cabeza gacha, no podía parar de pensar en Dhara, a quien recordaba llorando en la puerta de Garin, y en aquello que le había dicho. 
—¿Te puedo hacer una pregunta? —dijo ella rompiendo el silencio. 
—Dime —respondió él. 
—¿Por quedó y no otro? 
—No te entiendo. 
—De todos los que había en Garin me has traído a mi, ¿por qué? 
—Ya te lo dije, tienes un don especial. 
—¿Y qué es? 
—Ya lo descubrirás. 
No insistió más porque sabía que no iba a conseguir nada, acabaron de cenar y Cal se fue a dormir mientras Zander hacía guardia.

 

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Seth agarró el brazo de Dhara y la acompañó a casa, le dio un vaso de agua y se sentó con ella en el sofá. 
—¿Qué pasa Dhara? 
—Na…Nada —contestó ella 
—Vale, ahora sin mentir —ella le fulminó con la mirada —no me mires así, nos conocemos de hace mucho y sabes que a mi no me puedes engañar. 
—No quiero que le pase nada, yo…yo…—no pudo terminar la frase porque volvió a romper a llorar. 
—Tú tranquila, estará bien, Zander no permitirá que le pase nada —dijo mientras la abrazaba.

 

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Nesta continuaba viviendo en la misma casa que cuando los médicos le inyectaban aquella sustancia amarillenta, pero ahora podía recibir visitas e ir a clase, además de cumplir con todos los horarios que loa médicos le ponían para realizarle distintas pruebas, un día sucedió algo extraño, mientras le hacían un examen para medir su velocidad ella comenzó a flotar en el aire y las luces a su alrededor parpadearon, cuando entraron los médicos quedaron pegados a la pared, Nesta aprovechó esta oportunidad para salir corriendo, no sabía lo que le pasaba, pero le daba igual solo quería irse de aquél lugar.

 

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Zander la despertó, estaba comenzando a amanecer, eso significaba que debían ponerse en marcha, tras varias horas de caminata llegaron a una parte del bosque que estaba completamente negra, la temperatura bajó, a su alrededor estaba todo seco y la inundó una sensación de tristeza, como si toda ma felicidad del mundo hubiese desaparecido. 
—No te alejes de mí  —dijo Zander —y si ves algo extraño me avisas, pero bajo ningún concepto te acerques a ellos, son alucinaciones creadas por el om para torturarte, si te internas mucho en lo que te muestra no podrás volver al mundo real y te matará, así que quédate pegada a mi. ¿Entendido? 
—Sí. 
Siguieron caminando, poco a poco la temperatura seguía bajando, en un momento dado comenzaron a caer cosas del cielo, Cal agarró una de ellas, eran fitilus que caían muertos del cielo, sin embargo el que ella había agarrado aún respiraba, lo envolvió en una bufanda y lo acomodó en uno de loa bolsillos laterales de su mochila para que no sufriese ningún daño, pero al levantarse para continuar su camino junto a Zander, este ya no estaba a su lado, miró a todos lados y gritó su nombre sin obtener respuesta. 
Todo se volvió negro, de la oscuridad comenzaron a surgir figuras, tardó en reconocerlas, pero lo hizo, eran sus padres. 
—Cal cariño —dijo su madre mientras se abalanzaba a abrazarla. 
—Te hemos echado de menos —su padre también se unió al abrazo. 
Todo a su alrededor comenzó a cambiar, ya no estaba en un bosque muerto de Helah, estaba en el salón de su casa. 
—No vuelvas a hacernos esto —su padre puso una mano en su mejilla. 
«Algo no cuadra» pensó Cal, su padre jamás realizaba ese gesto, y ellos nunca habrían reaccionado tan bien a su huida. Se alejó de ellos y todo cambió de nuevo, ahora estaba en el bosque de Nerissa presenciando la ejecución de dos personas, cuando les quitaron la capucha su corazón se paró por un segundo. 
—Señoras y señores hoy nos encontramos aquí reunidos para imponerles la pena máxima al sihiri Seth y a la simpatizante Nesta —todos aplaudieron ante el anuncio del verdugo, segundos después ambos estaban tendidos en el suelo con sus ojos abiertos en los que ya no había vida, después todo se volvió negro de nuevo y de la oscuridad surgieron varias figuras, Dhara, la reina y unos hombres, estos últimos golpeaban a la pelirroja siguiendo las órdenes de la reina, Cal gritaba tratando de hacerles parar, corría hacia ellos, pero nunca los alcanzaba, estaba siendo torturada por un ser más fuerte y poderoso que ella.

 

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Desde fuera, Zander trataba de ahuyentar a la oscuridad que había al rededor de Cal, podría haber usado sus poderes pero eso probablemente habría matado a la chica, no hizo falta que hiciese nada porque de la oscuridad comenzaron a surgir rayos de una luz blanca que poco a poco ingería la negrura que había sobre la chica hasta explotar, dejando a Cal tendida en el suelo, estaba ilesa pero inconsciente y al rededor de su cuello había aparecido un colgante totalmente negro con una espiral plateada  dibujada en el centro. 
Zander la cogió en brazos y se la llevó de vuelta a Garin.



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En el texto hay: aventura, magia, fantasia juvenil

Editado: 25.02.2023

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