Crónicas De Alaviv: Buscando En El Abismo

33

Caminaban por las calles de Garin tratando de no ser vistos, encontraron un lugar donde esconderse y recobrar un poco el aliento.

 

—Entonces usted es sihiri —dijo Dhara apoyándose en una pared a medio derruir.

 

—Si, mi familia lleva años escondiendo lo que somos para poder seguir viviendo en Sereia. Además, no hace falta que me llames de usted, llámame Nale.

 

—¿Por eso Cal tiene poderes? —preguntó Seth, el hombre levantó la mirada.

 

—¿Cal tiene poderes?

 

—Si, por eso, la reina la quiere.

 

Nale se puso de pie y comenzó a caminar para buscar a su hija, subiendo el ritmo poco a poco hasta prácticamente ir corriendo, no vio a un sihiri lanzarle un rayo de color rojo que impactó contra su brazo izquierdo haciéndole caer al suelo, el sihiri se acercó a él dispuesto a acabar el trabajo, pero no contó con que Seth usaría sus poderes contra él, inmovilizando al hombre en el suelo.

 

—Vamos a buscar más despacio, Cal estará bien, habrá encontrado algún sitio donde esconderse —trató de tranquilizarle Dhara mientras le ayudaba a levantarse.

 

—Además, está con Nesta… —no pudo terminar la frase porque Nale le interrumpió.

 

—¿Está con Nesta?

 

—Si, ¿por? —los chicos se miraron confundidos.

 

—Porque trabaja para la reina.

 

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Cal y Nesta se habían escondido en un sótano a las afueras de la ciudad, estaban agachadas en silencio, esperando a ver si alguien las encontraba o la batalla acababa pronto. Cal lloraba, le preocupaban sus amigos y se culpaba por todo lo que estaba pasando. Nesta miró a Cal y se acercó a ella para abrazarla e intentar tranquilizarla.

 

—Ya está, no pasa nada pronto, todo acabará.

Escucharon golpes sobre sus cabezas, alguien bajaba las escaleras, las chicas se levantaron y corrieron al fondo de la habitación, un hombre de alta estatura y complexión fuerte estaba frente a ellas.

 

—Venga guapas, vamos a hacerlo por las buenas, vosotras os venís conmigo y yo no os hago daño, ¿os parece bien? —el hombre alargó su mano hacia las chicas.

 

—A ella déjala en paz, es a mí a quien quieres —dijo Cal poniéndose delante de Nesta, estiró una mano hacia el guardia —y ahora vete de aquí a menos que quieras que me enf…

 

Nesta le había dado un golpe a Cal en la cabeza haciendo que cayese inconsciente.

 

—Vamos, llévatela antes de que nos encuentren.

 

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Dhara, Seth y Nale corrían entre trozos de edificio, luchas y cuerpos de combatientes caídos durante el combate, buscaban en todas las calles y al girar en una esquina vieron a Nesta salir de un edificio junto con un guardia que llevaba el cuerpo inerte de Cal en la espalda.

 

—Hemos llegado tarde —dijo Nale.

 

Él y Seth se sentaron en el suelo apoyados en un edificio.

 

—¿Vais a rendiros? —les preguntó Dhara.

 

—¿Y qué quieres que hagamos? —le respondió Seth.

 

—Pues salvar a Cal lo primero y después encontrar la forma de vencer a la reina.

 

—Dhara tiene razón, no podemos rendirnos tan fácilmente, pero primero tenemos que buscar más gente porque nosotros solos no tendremos ninguna oportunidad.

 

Se pusieron manos a la obra, buscando dentro de edificios, entre escombros, pero nada hasta que de lejos escucharon llantos, siguieron el sonido hasta el almacén de una tienda, allí había un grupo de niños que al verlos corrieron a abrazarlos.

 

—¿Estáis bien? —les preguntó Dhara buscando lesiones en los pequeños.

 

—Si, Seth tu hermano está atrapado en un edificio que se ha caído, ven, ven, tenemos que ayudarle —los niños tiraron de él y lo llevaron hasta el lugar donde estaba Ev, el chico estaba tirado en el suelo, alrededor de un charco de sangre.

 

—Ev, Ev despierta —Seth gritaba y movía a su hermano tratando de despertarlo.

 

—Ey, mírale, pero si está vivo —Ev sonrió al ver a su hermano.

 

Quitaron los escombros de la pierna del chico, estaba completamente rota y en algunos puntos el hueso había desgarrado la piel dejándolo visible, le ayudaron a levantarse y le llevaron hasta el almacén donde habían encontrado a los niños. El padre de Cal le hizo un torniquete para que no se desangrase y con sus poderes quemó las heridas para que dejasen de sangrar.

 

—Chico lo siento, pero no creo que se vaya a recuperar.

 

—Tranquilo, pero hacedme un favor y dadle una buena paliza a esa reina.

 

Seth se quedó a cuidar a su hermano y los niños, así que Dhara y Nale se fueron a buscar ayuda, poco a poco fueron encontrando aliados, que aunque heridos y cansados decidieron apoyarles, no eran muchos, pero estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de salvar su hogar.



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En el texto hay: aventura, magia, fantasia juvenil

Editado: 25.02.2023

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