Crónicas de Gladius: Crucis

13. Clanes

Eran cerca de las nueve de la noche cuando las jóvenes llegan al hotel George V. Al entrar se dirigen a la recepción para pedir la habitación que el padre Friedman había reservado. Quien las atiende es un hombre de unos cuarenta años, quien piensa que deben ser unas modelos que vienen a París a hacer alguna sesión de fotos. La gladius le repite la información, entonces el sujeto comienza a buscar en el sistema y al encontrar la habitación les entrega la llave. Eara le da las gracias y mira a Sarah quien estaba admirando el lugar, pero su acompañante interrumpe sus pensamientos para que subieran a la suite a dejar las cosas y comenzar con las compras. En un francés muy fluido Eara le pide al botones que lleve el equipaje. El aludido asiente y ambas se dirigen hasta el elevador. Cuando entran en el cuarto Sarah se va hasta una de las ventanas para ver la ciudad, ya que era su primera vez en Francia. El trabajador deja las maletas en los cuartos como se lo había pedido Eara.

—¿Estás lista?

—Ehhh, ¿no vamos a desempacar?

—Eso lo haremos a la noche, pero no lo veo necesario después de todo creo que estaremos hasta mañana en la noche.

—¿En serio?

—Aja.

—¿Podremos comprar todas las cosas en tan poco tiempo?

—Sí. —Le sonríe y se dirige hasta la puerta principal. —Cuando volvamos podrás descansar y ver en más detalle la habitación.

—Entiendo. —Sarah estaba curiosa de las compras que debían hacer y los nuevos descubrimientos del mundo de sus padres.

Salen del edificio para subirse nuevamente en la camioneta negra que las había recogido en la estación de trenes. Durante el trayecto Sarah admiraba la ciudad y las personas que paseaban por las calles. Al cabo de un rato llegan hasta una lujosa boutique de ropa. Cuando entran son recibidas por una mujer muy bien vestida según los estándares de la moda parisina que les ofrece su ayuda, pero Eara le señala, nuevamente en francés, que están allí para ser atendidas por Tristán Braccae. La mujer al escuchar el nombre se sorprende y cuando iba a ir a buscar a su jefe éste ya estaba detrás de ella, por lo que asusta a la vendedora.

El dueño de la tienda de lujo demostraba tal belleza y juventud que Sarah no sabe con claridad qué edad tiene. De repente recuerda que sus amigas estarían babeando por sus características: muy alto y atlético, ojos esmeraldas con forma gatuna, un rostro ovalado y con pómulos marcados que equilibraba su estructura ósea, llevaba el cabello largo y de color miel suelto, su blanca piel contrastaba finamente con las prendas de color negro que vestía.

—Ja, ja, ja, calme Violette. —Le acaricia el cabello. —Eara, un gusto verte. —Dice mientras veía de pies a cabezas a Sarah, lo cual la pone algo tensa. —Con que el rumor era cierto.

—Así es. —Dice con tono bastante frío. —Esta es la hija de Marc y Jane, Sarah Crossrose.

—Un gusto en conocerte, Sarah. —Le toma la mano y le da un beso. —Mi nombre es Tristán Braccae.

—Un gusto. —Dice algo desconfiada mientras Tristán le soltaba la mano.

—Creo que será mejor que cerremos la tienda.

—Concuerdo.

—Pero mientras mis empleadas lo hacen y preparan todo, creo que lo mejor es sentarnos y conversar.

—No tenemos ningún problema. —Le señala Eara mientras observaba a las dos vendedoras de Tristán, las cuales no dejaban de hablar con envidia hacia ellas.

Ambas siguen al gladius por un pasillo para llegar hasta su oficina, la cual estaba decorada con un estilo francés muy marcado y unos hermosos sillones de terciopelo granate. Tristán las invita a sentarse para luego llamar por un teléfono a una de las trabajadoras para que no fueran molestados y trajeran algo de café para ellos. Al poco rato entra la misma chica que las recibió con una bandeja de plata con un juego de café de porcelana hermosamente pintada con diseños florales y en tonos oro. La mujer se va luego de una señal de Tristán y él sirve el brebaje, le da una taza a cada una de sus clientas para luego sentarse frente a ellas. Bebe un poco del líquido y mira nuevamente a Sarah para luego dirigirle una bastante seria a Eara.

—Supongo que vienes a comprar ropa para Sarah, ¿o me equivoco?

—No te equivocas, el Cardenal me pidió que la ayude a comprar las cosas que necesitará de ahora en adelante.

—Entiendo. Pero antes de comenzar a ver qué cosas necesita la bella Sarah. —Le da nuevamente una mirada a la joven. —Me gustaría que me respondieras algo en particular.

—Dime.

—¿Marc y Jane te eligieron? —Sarah piensa que se refería al tema de ser llevada a Roma, pero al ver el rostro gélido de Eara comienza a sospechar que podía haber algo más que sólo el viaje.

—Te enterarás a su debido momento.

—Sabía que me responderías eso. —Sonríe cordialmente. Al ver que Sarah parecía algo confusa el hombre se pone serio.

—¿Podemos empezar?

—No seas tan impaciente y demuestres abiertamente tu juventud, Eara. Primero creo que debo presentarme adecuadamente. —Tristán mira a Sarah y Eara da un resoplido. —Como ya te dije mi nombre es Tristán Braccae, soy miembro de Gladius al igual que Eara. Provengo de uno de los clanes franceses y el creador de mi familia fue Abdón Braccae.



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En el texto hay: fantasia, peleas epicas, iglesia y corrupcion

Editado: 19.02.2024

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