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Sarah estaba peinando su cabello cuando nota que la luz de la sala aún estaba prendida, piensa que quizás su acompañante estaba haciendo algo que pudiera darle más pistas sobre el nuevo mundo. Abre levemente la puerta y descubre que Eara miraba en silencio por la ventana.
—Deberías ir a dormir. —Ser descubierta tan rápidamente la sorprende.
—¿No te vas a cambiar para ir a dormir?
—Lo haré más tarde.
—Luces cansada, deberías ir a dormir. En el tren no dormiste nada y anoche tampoco lo hiciste.
—No es como si necesitara dormir todos los días, pero tienes razón, estoy cansada. Debí haber dormido ayer, pero pase de largo, no es bueno que no descanse en el momento adecuado.
—¿A qué te refieres con que no necesitas dormir todos los días?
—… —Respira profundamente y se aleja de la ventana para sentarse en uno de los sillones de la sala. —Un día para nosotros son cinco días humanos, es decir, que nosotros permanecemos cinco días despiertos y luego de que pasan el sueño nos ataca para dormir ocho horas.
—... —Sarah al oír esa explicación se extraña. —¿Por qué tienen ese ciclo de sueño?
—Para los vampiros un día de ellos son siete humanos. Pero cuando procrearon con humanos se produjo una mutación que redujo el ciclo para nosotros y nos dejaron con cinco días es igual a uno.
—Es muy extraño. —Se sienta al otro lado del sillón. —Pero si yo soy como tú, ¿entonces por qué soy capaz de dormir todos los días como cualquier otra persona?
—No lo sé, asumo que tus padres hicieron algo para mantenerte durmiendo como un humano. De hecho, ahora que lo pienso, el medicamento que debes tomar todas las noches debe ser para eso y no para las pesadillas como te dijeron. ¿Puedo verlo?
—¿Qué? Claro. —Va hasta su habitación para buscar el frasco que ya había puesto en el velador. Regresa y se lo pasa. —Aquí tienes.
—¿Cuánto debes beber?
—Es el vaso entero, así que son quince milímetros. —Eara lo abre, huele y sonríe.
—De alguna manera tus padres encontraron la forma de mantenerte con los tiempos de un humano y suministrar la cantidad mínima de sangre que necesitas para mantenerte activa. Al olerla no siento nada fuera de lo común, será mejor que los Bidenhänder lo revisen, ellos son expertos en la sangre. —Le dice mientras alzaba el frasco y lo movía con sus dedos.
—¿Sangre? —Jamás se hubiese esperado que el medicamento que debía funcionar para alejarla de los horribles sueños era para mantenerla activa en una forma más humana.
—Sí, los cazadores debemos beber sangre. Es una de las herencias de los vampiros.
—Eso significa que también atacan a la gente. —Eara la observa seriamente y se encuentra con una perturbada Sarah.
—No sólo yo, recuerda que tú también bebes sangre. —Vuelve su vista al frasco y Sarah recuerda sus manos ensangrentadas. —Pero no te preocupes no atacamos a humanos o los hipnotizamos para obtener su sangre. —La adolescente la vuelve a ver. —Lo que nosotros bebemos es sangre humana modificada para que dure un largo periodo y no coagule. Se obtiene de un banco de sangre que pertenece a los Bidenhänder, un clan de los rebeldes. Hace bastantes siglos que lograron modificar la sangre y lo convirtieron en un negocio, es por eso por lo que ellos son los expertos en sangre.
—¿Es muy importante beber sangre?
—Sí, sin ella nos debilitamos y nuestros sentidos se vuelven más inestables. Así que nunca olvides beber tu sangre diaria.
—¿Ese diario es según los días de un cazador?
—No, son según los humanos, es decir debes beber sangre todos los días.
—¿Cuánto debo beber?
—Lo normal es que se beban cuarenta milímetros y que al quinto día uno haya bebido un total de doscientos milímetros.
—Ya veo...
—Creo que ya es tiempo de que vayas a dormir, tienes que descansar. —Sarah medita unos breves segundos.
—¿Me puedes dar el frasco? Necesito tomarme el medicamento.
—¿Lo dices por la sangre? —Se lo entrega.
—Algo así, pero también necesito dormir. —Comienza a caminar hacia su habitación y Eara se levanta del sillón. Mira a la joven entrar en el cuarto y cierra la puerta.
La joven gladius vuelve a ver por la ventana. Suspira y acaricia su reflejo en el vidrio. Medita sobre los lugares a los que tendrían que ir al día siguiente. Vuelve a suspirar y apaga las luces para ir a su habitación. Necesitaba descansar para poder reaccionar de la mejor manera en caso de cualquier emergencia. Al entrar en el cuarto saca de una de sus maletas un camisón de seda y encajes de color negro brillante, se lo pone y se dirige al baño a lavarse el rostro y los dientes. Cuando termina abre la cama y se acuesta, como estaba tan cansada pronto se queda dormida.
Sarah estaba sentada sobre su cama mirando el frasco que conocía desde que tenía recuerdos. Acaricia el nombre de la farmacéutica Bidenhänder. Se pregunta cómo serían los cazadores de ese clan. Le surgen dudas del pensamiento que tenían los rebeldes. Suspira mientras movía el frasco con sus dedos. Al rato lo abre y vierte el líquido en el vaso, se lo bebe y lo deja sobre el velador. Se arropa y apaga la luz. Le cuesta acomodarse en la gran cama, pero al cabo de unos minutos el sueño la hace caer en la oscuridad de su mente.