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Después de terminar con las compras establecidas en el itinerario, llegan al último lugar del día, la farmacéutica Bidenhänder. Al entrar al lugar fueron recibidas por un hombre promedio vestido formalmente y que les pregunta sus nombres, al saberlos por Eara les pide que lo sigan porque los dueños las estaban esperando y lo habían enviado para recibirlas. Suben en un ascensor hasta el cuarto piso del edificio y luego cruzan un pasillo amplio para luego entrar en una hermosa oficina con sala de estar, un gran escritorio y un aparador con reconocimientos, libros y el escudo de los Bidenhänder. En uno de los sillones estaba sentado un atractivo hombre de un metro ochenta y siete; piel pálida y lisa; rostro ovalado con una nariz respingada; cabello castaño ondulado y algo desordenado; más las características que Sarah ya había visto en todos los gladius. Por una gran ventana que había detrás del escritorio estaba parada una mujer de un metro ochenta; piel blanquecina; rostro en forma de corazón, donde destacaban unos grandes ojos rodeados de pestañas largas; su cabello castaño que estaba trenzado la hacían lucir aún más esbelta.
— Un gusto conocer a la hija de Jane y Marc, nosotros somos del clan Bidenhänder y descendemos del Damphir Ahren y Viorica. — Le decía la mujer en tanto se acercaba a ellas. — Mi nombre es Rita y él es mi hermano Garín. — Lo señala. — Por favor, siéntense y espero que podamos ser de ayuda.
Eara les agradece por su preocupación ante su llegada, ambos le dicen que lo hicieron para que no tuvieran que esperar. Comienzan a hablar sobre las cosas que han estado haciendo y al cabo de un rato Garín les pregunta en qué podían serle útiles o qué tipo de productos andaban buscando. Al enterarse de los productos médicos y la sangre que necesitaba la joven Crossrose, Rita toma una pantalla táctil y anota las cosas para mandarlas a pedir. Mientras ella hacía eso Garín le pasaba un contrato a Sarah y le pedía que lo firmara luego de explicarle que es para que ellos le puedan enviar las botellas de sangre. Lo firma y una vez hecho el pedido lo iban a enviar al hotel, Eara les pide a los hermanos que revisen el contenido del jarabe que Sarah había estado bebiendo y que le expliquen para qué sirve. Luego de que ambos lo olieran se miran y ponen una cara de asombro.
— Es bastante extraño. — Dice Rita. — Tiene el olor de la sangre que los cazadores solemos consumir y que nosotros distribuimos, pero hay un cierto aroma que devela que el líquido ha sido transmutado para que el sistema del cazador que lo beba disminuya su actividad biológica y para bloquear las capacidades que tenemos. ¿Dónde obtuviste esto?
— Es la sangre que ellos le han dado a Sarah desde que nació. — Los dos hermanos miran curiosos a la joven. — ¿Ustedes fabricaron esta sangre?
— La sangre como tal sí. Pero a ellos nunca le distribuimos esto. Particularmente conocemos el método. De hecho, sólo hacemos este tipo de sangre cuando Gladius lo solicita para los castigos de los que han cometido el pecado de matar a un humano. — Garín le respondía a Eara, quien no podía entender cómo los Crossrose obtuvieron la sangre. A Sarah se le vino a la mente el sueño en donde el Extraño le mostró la ejecución. — Es sorprendente que los Crossrose lograran hacer la transmutación, es bastante complejo llevarlo a cabo y además sólo los Bidenhänder conocemos el método. — Rita suspira.
— Realmente tus padres eran asombrosos. — Le comenta Rita a la joven.
— Debes dejar de beber este jarabe, porque si lo sigues haciendo tus capacidades se verán afectadas, especialmente cuando estás a punto de iniciar tus entrenamientos. — Le advierte Garin.
— ¿Cuántos milímetros has estado bebiendo? — Le pregunta Rita.
— Quince milímetros diarios. — Le dice con voz plana.
— Debes comenzar a tomar la sangre que todos bebemos, pero debes aumentar la dosis paulatinamente y poco a poco tu cuerpo empezará a funcionar completamente como el de un cazador.
— Está bien. — Rita sonríe. — ¿Pero por qué no puedo comenzar a beber la dosis normal en seguida?
— Tu organismo no está acostumbrado a la sangre que nosotros consumimos. Cuando inicies tu entrenamiento y con el tiempo tu cuerpo comenzará a pedirte que subas la dosis cada vez más hasta llegar a la normal. — Le señala Garín, quien comienza a mirar a Eara con curiosidad. — Lo más probable, es que tu maestro se preocupe de eso, así que debes estar tranquila. —Eara medita sobre la indirecta.
— Todo estará bajo control, cuando lleguemos a Roma voy a informar sobre esta situación. — Le dice en voz fría. Los hermanos la miraron seriamente.
— Eso se esperaría de la... — Rita es interrumpida.
— Eso es un tema que aún se tiene que zanjar.
— Recuerda que esa decisión puede afectar el equilibrio. — Le recuerda Garin.
— Eso lo sé. — Sarah los mira y se pregunta a qué se referirán. Recuerda comentarios semejantes por parte de los otros cazadores hacia Eara.
Luego de ese momento de tensión los hermanos señalan que el pedido ya fue enviado al hotel, por lo que Eara les agradece y les pregunta cuánto deben pagar. Garín se levanta a buscar una máquina para concretar la transacción. Se sienta y Eara pasa la tarjeta. Al salir el recibo Rita lo saca y la guarda en la carpeta que contenía el contrato para luego dársela a Sarah. Se despiden y las dos jóvenes salen. Una vez afuera del edificio Eara ve su reloj y nota que eran cerca de las nueve treinta de la noche. Se suben al auto y Eara le pide al conductor que las lleve a uno de los restaurantes más exclusivos de París.