Han pasado cerca de siete meses desde que la última gran guerra que enfrento la alianza shinobi llegó a su fin.
En los cuarteles de Sunakagure, acababa de finalizar otra de esas tantas reuniones post-guerra que los altos rangos y el Señor feudal organizaban para estar al tanto de la recuperación política, social y económica, tanto de su aldea, como el de las naciones aliadas.
El señor Feudal fue el primero en salir y esbozaba una gran satisfacción en su rostro, lo secundaron los líderes de los clanes, algunos serenos, otros fríos, seguidos de último por Baki y la asistente del Jefe médico, la cual se encargaba de presentar el informe general del hospital en las reuniones representando a su superior.
―Nuestra aldea está a punto de alcanzar la normalidad, casi por completo, eso es bueno, Shun…―dijo Baki, mientras veía serenamente por las ventanas del pasillo del cuartel a los habitantes de la aldea en su apogeo habitual.
―Tiene razón, capitán Baki ―le responde la asistente, mientras suspira relajadamente y lo imita, viendo por la ventana. ―Puedo sentir que nos esperan tiempos de paz…
―Si, pero… ―Baki enfría su mirada― hay que estar alertas, aun en tiempos de paz.
―Oh… si ―dice Shun esbozando una sonrisa, mientras se alejan por los pasillos ―Muy cierto…
Aun en el salón de reuniones.
―Hoy fue un día agotador ―dice Kankurō, soltando un suspiro de cansancio, sentándose de nuevo en un asiento y estirando sus pies en la gran mesa de reuniones―, pero parece que valió la pena… ¿Vieron la paz que se llevaron en su rostro esos ancianos aburridos? ―dice preguntando, mientras observa como Temari ayuda a Gaara de organizar los papeles de la reunión reciente― Eh! Eh! ―espabila tratando de llamar la atención de sus muy responsables hermanos―. Temari, Gaara… dejen eso a un lado por un momento, relájense, la reunión ya termino…
― ¡Cállate Kankurō! ―dice Temari enojada, al verlo tan fresco como una lechuga―en vez de holgazanear, ayúdanos y lleva estos documentos a la oficina de Gaara ―terminando de decirle, pone una pila de documentos enfrente de él, haciendo que este se vaya de espaldas con solo verlo.
―Pero… que… que… es todo esto? ―dice indignado Kankurō, mientras se levanta―no recuerdo que se junte tanto papeleo en las reuniones…
―Lo que pasa, es que… ―dijo Gaara, agregándose a la charla familiar―todo este exceso se debe al informe mensual presentado por el Jefe del hospital general…
―Ah, ciertamente… ―dice Temari mientras se apoya con las manos en la mesa y suelta un bostezo―, dime Gaara… ―voltea a ver a su hermano menor― ¿Qué piensas que pasara de hoy en adelante? La aldea vuelve a su estabilidad, pero… ¿Podremos tener paz?
―Temari… de esa pregunta es tan obvia su respuesta, ¿No, Gaara? ―emite Kankurō, mientras fija su mirada en su hermano menor.
― ¿Se refieren al amigo de equipo de Naruto, los bijus y los rastros que posiblemente dejo Kaguya? ―respondió Gaara, mientras miraba al vacío, al parecer recordando memorias de la guerra― ¿Es esa tu preocupación, Temari?
―Ha, es eso lo que me preocupa ―dijo ella con un tono de tristeza.
―Y tienes razón al preocuparte ―dijo Kankurō, poniendo un semblante pensativo―Ese Uchiha es un gran problema, ahora está en prisión, pero no me asombraría que en cualquier momento lo liberen. Konoha lo protege, y con lo referente a ese monstruo con forma de mujer vieja de tres ojos, es más seguro que lo usaran para rastrear posibles pistas; bueno, creo que no tenemos otra que confiar en el racionar de los de la hoja, no queremos que el mundo se vuelva a llenar de dolor y sufrimiento, ya demasiado daño hizo a nuestra historia esa tal Kaguya, esperemos el Uchiha no haga lo mismo…
―No, eso no pasara ―emite Gaara, interrumpiendo a su hermano, mientras cierra los ojos y exhala serenamente― no, mientras lo tengan a él…
― ¿A él? ―repite Kankurō desorientado― ¡Ahh! A ese él, te refieres ―dice recordando, mientras sonríe con alivio.
―Con que él, ¿eh? ―dice Temari mientras también sonríe con indignación―al veces me cuesta creer que ese “enano escandaloso” que una vez conocimos, se volvió un gran héroe.
―Ha… ―agrega Gaara, mientras reabre sus ojos y vuelve a recordar las palabras del Mizukage revivido con el que se enfrentaron en la guerra―Naruto Uzumaki… un gran idiota… un gran amigo… y ahora, un gran héroe.
En algún lugar de Konoha, más exactamente Ichiraku Rámen.
―¡Ha… ha… haaaaashu!!! ―termino habiendo ruido Naruto, al soltar tremendo estornudo, el cual casi hizo que le saliesen los fideos por la nariz―Hum… parece que están hablando de mí, dattebayo― término diciendo mientras se limpiaba la nariz con la manga de su chaqueta.
―Jajajaja supongo que ese es el precio que tendrás que pagar por la fama, Naruto ―dijo Iruka, mientras le ofrecía una servilleta para que se limpie―tendrás que acostumbrarte…
―Jeje Iruka sensei, gracias ―dijo mientras tomaba la servilleta que le había ofrecido y se limpiaba―no diga eso, acabaras haciendo que me preocupe por ello, sufro de acoso por ello desde hace meses…
Volviendo a Sunakagure, con los hermanos de la Arena.
Editado: 19.01.2020