Crónicas de la Arena: El Kazekage, El Clan y El Misterio.

CAPITULO 9

CRONICAS DE LA ARENA

 

CAPITULO 9

 

Caminó con cautela, el silencio de la noche hacia que sus pasos sean un poco audibles.

Llego al lugar, usando una técnica de transmigración, traspasando la pared y apareciendo en un lugar oscuro donde solo había un par de antorchas, y a su alrededor once individuos, sentados en un círculo abierto, cubiertos de punta a punta, siendo apenas reconocible el saber que se tratasen de humanos.

―Llegas tarde ―dijo con tono reprochante una de las figuras desconocidas que habían en la habitación, ubicada en el centro―, estaba a punto de mandar a por ti.

―Siento la demora, lo planeado tomo más tiempo de lo esperado, pero logre cumplir con el objetivo, ya acordamos una congregación ―respondió el ser recién llegado, inclinándose de rodillas en medio de ellos; también llevaba una túnica de cuerpo completo, dejando solo visible la parte baja de su rostro.

― ¿Entonces, quieres decir que cayeron en la trampa? ―objeto otro de los seres de la habitación, su voz de un tono grueso y lento, daba a entender que sería un anciano.

―No del todo, pero los primeros pasos ya están dados, solo costara convencerlos con un poco de palabrería y lágrimas, son personas tan idealistas e ingenuas que con eso bastara ―pronuncio el personaje de rodillas.

―Pero ¿podrás lograrlo tú? ―inquirió otro de los seres con desconfianza―. No podemos arriesgarnos, lo mejor será que actúes con la ayuda de alguien más y…

―No será necesario, conmigo será suficiente ―dijo con firmeza el personaje de la túnica con rostro descubierto―. No debemos meter más cómplices en esto, si lo hacemos, dejaremos muchos clavos sueltos una vez tratemos de borrar lo que ocurrirá, no hay riesgo si yo actuó en soledad, de hecho, lo verán de forma más convincente nuestras víctimas.

Los personajes que lo rodeaban empezaron a murmurar, había muchos en desacuerdo y a favor. Fue el ser del centro, el que había hablado primero, quien se pronunció nuevamente.

―Lo dejaremos en tus manos, de nuevo, sé que no fallaras. Ya sabes de donde tomar los papeles que presentaras a tu favor. Nos reuniremos en la tarde, en el mismo lugar donde guardamos nuestro comodín. Puedes irte.

Los demás presentes permanecieron en silencio, ya se había dado una decisión.

El personaje de la túnica asintió al escuchar su nuevo mandato, se puso de pie y camino en la misma dirección de la que había surgido. Estaba a punto de traspasar la pared, cuando el líder de los desconocidos volvió a hablarle.

―Espera. Sé que ya lo sabes, pero no se te ocurra actuar por tu cuenta, modificando el plan a tu actuar rebelde. El mas mínimo error puede llevarnos al fracaso, y los primeros afectados seremos tu hermano y yo, recuerda eso… Ann.

El personaje de la túnica, quien estaba dándole la espalda a todos los ahí presentes, se quita la capucha que cubría su cabeza, dejando que su cabello largo y dorado oscuro escapase de su prisión. Volteo su rostro de lado y le dedico una sonrisa tétrica a su líder. Sus ojos reflejaban el alma de alguien que pareciese haber perdido la cordura hace mucho.

―Lo se… ―su voz sonó con un tono demente―, pero… tenedme fe. Les aseguro que para la próxima luna llena, beberemos la sangre de los del clan de la Arena, en nuestros vasos de festejo, y disecaremos sus cuerpos inertes como trofeos. Pero, agradezco tu recordatorio… madre.

La joven Taiyō volvió a cubrirse la cabeza y siguió su camino, traspasando la pared que los ocultaba del mundo exterior.

Daena se llevó una mano a la cabeza, a modo de aceptación, mientras sonreía con la delicadeza propia de una dama. Se notaba que estaba orgullosa del monstruo que había creado y que tenía por primogénita.

 

***

Iderum fue invocado, con un gesto de su dueña, entendió lo que debía hacer.

Abrió su pico lo máximo posible, invitando al rojizo a ocultarse en ella.

―Sabía que vendrían, pero no pensé que fuese tan rápido, Kazekage reaccione ―dijo con seriedad la Taiyō. Al ver que este estaba tardando en actuar, lo jalo del brazo y lo empujó hacia dentro de la boca de la bestia, la cual se lo trago con brusquedad―. Iderum, minimízate y mantén consciente al Kazekage, es necesario que escuche todo lo que acontecerá aquí, préstale tus sentidos ―ordeno.

Gaara salió de la conmoción que lo había inundado, se encontraba consciente flotando en un espacio de color luminoso, rodeado por la nada.

― ¿Qué sucede? Donde estoy ―pregunto el rojizo.

―Te encuentras en el vórtice espacio/tiempo que se encuentra dentro de mí, no te preocupes, no te comeré, mas debo advertirte que no pienses en nada. Cierra los ojos y te brindare la posibilidad de ver lo que acontece ahora, en el exterior, Daena y su sequito de científicos acaba de llegar y están hablando con mi ama ―pronuncio Iderum, quien apareció a su lado en la forma prestada del hermano menor de la Jefa médico.

El pelirrojo miro perplejo a la entidad que apareció a lado suyo, y cerró los ojos, según le había indicado.

Pudo ver a Daena-san hablando con sus subordinados, mientras les daba indicaciones fijando su mirada en los enormes tubos. Tenía la vista de la bestia, la cual estaba posada en el hombro de su dueña.



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En el texto hay: comedia, drama, accion con poderes

Editado: 19.01.2020

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