Crónicas de la Arena: El Kazekage, El Clan y El Misterio.

CAPITULO 11

CRONICAS DE LA ARENA

 

CAPITULO 11

Aprisionada contra la pared del lugar, Daena ni siquiera intento un contrataque, había más de 20 personas en ese lugar, todos en contra de ella.

Una sombra oscura, debajo de sus pies, le impedía tan siquiera moverse un centímetro. Había caído en la técnica desconocida de alguien.

―Que fastidio, se supone que yo venía a arreglar los asuntos pendientes para los próximos exámenes chunin, y termino siendo involucrado en el arresto de una vieja bonita, líder de no sé qué… El sexto pudo haberme dicho algo al respecto antes, tsk… ―expresó Shikamaru Nara, un ninja del país aliado de Konoha, saliendo del pilar en el cual se había ocultado, y caminaba en dirección a Temari, deteniéndose a su lado.

―Deja de quejarte, pareces un viejo cascarrabias ―dijo Temari, con una expresión un tanto confusa en su rostro.

El Daimio fue ayudado a levantarse, una vez reincorporado, empezó a proclamar.

―Daemonakuma-san, por todas la pruebas que tengo en tu contra, enfatizando en la de traición e intento de asesinato hacia mi persona y todos los aquí presentes, te sentencio a prisión, la corte de ancianos discutirán tu caso para establecer una fecha de años.

La líder Taiyō empezó a forcejear contra la parálisis que la aprisionaba.

―Se equivocan, yo también fui usada aquí ―expreso con ansiedad, en un vano intento de salvarse de la situación―. Todo esto fue un plan de Anngelius, yo fui hipnotizada por su labia, es ella quien quería matarlos, no yo…

Todos los presentes miraron con indignación, como la mayor de los Taiyō  caía cada vez más bajo con sus palabras.

― ¿Acaso usted no conoce el orgullo? ―inquirió Gaara, mientras empezaba a sellarla con unos de sus jutsus de arena―. ¿Qué clase de madre prefiere poner en frente a sus hijos, con tal de salvarse? Daena-san, es usted un ser repudiable…

― ¡Pero no estoy mintiendo! ―se defendió Daena―. Ann planeo casi todo, ella fue quien creo a los clones, sin ellos este plan jamás hubiese funcionado…

― ¡Basta! Yo mismo he presenciado su demencia y odio que tiene hacia mi clan, nada de lo que diga podrá librarla del sombrío futuro que le espera en prisión ―señaló el Kazekage, sellándola por completo, sin antes apreciar el rostro de odio que la arrestada le dedicaba antes de desaparecer en la arena.

El silencio inundó la sala por unos segundos.

―Kankurō y los demás líderes, dirigiros al lugar que os he indicado, se encuentra en el edificio de enfrente, y destruyan ese laboratorio junto con las aberraciones que se encuentran ahí, no que no quede ni cenizas ―sentenció el pelirrojo, mientras se encaminaba a la salida seguido por el Daimio y sus sirvientes.

Pero antes, se detuvo frente a Ann, quien había cargado en su espalda a su hermano inconsciente.

―Agradezco tu colaboración, pero por el momento será mejor que su hermano y usted permanezcan en la clandestinidad ―señalo―. Shikamaru y Temari la escoltaran a un lugar seguro, como lo habíamos planeado.

―Ah, la primera vez que lo dijo ya lo había entendido, no soy una estúpida ―respondió con su típica mal manera, la joven rubia. Su rostro mostraba cierta ansiedad y tristeza.

Gaara no le respondió y procedió en su camino, más una pisca de duda se sembró en su mente, sintió que aún se ocultaba algo.

***

 

 

Ya fuera del lugar, el Kazekage y el Daimio llamaron la atención de los habitantes del clan, el sol del atardecer empezaba a inundar el cielo de un color rojizo.

Todos los Taiyō se reunieron con preocupación alrededor de estos, ya muchos se habían sentido afligidos, cuando vieron salir corriendo con desesperación a los sirvientes del palacio noble, minutos atrás.

―Habitantes de este clan, venimos a informaros que su líder, Daena-san, ha sido arrestada, por traición e intento de asesinato ante nuestro mayor líder, el honorable Daimio-sama ―pronunció Gaara con firmeza.

Los habitantes empezaron a murmurar entre ellos, se notaba que el pánico y miedo los quería invadir.

― ¿Y los príncipes?

― ¿Qué pasara con Anngelius-sama y Draco-sama?

― ¿Cómo es posible que esto pase? ¿Por lo menos tienen pruebas contundentes de que Daena-sama es una traidora?

― ¡Nuestra líder jamás haría eso! ¡Esto debe ser un error!

Los murmullos se convirtieron en protestas.

El Señor Feudal trató de hablar pero no le daban oportunidad. Fue el grito estricto del Kazekage quien calmo a la multitud congregada.

― ¡Silencio! Nagashi-san les explicara lo que pasará a acontecer.

Los Taiyō guardaron sus dudas y se prestaron a escuchar, mas no por calma, si no por miedo al escuchar al Kazekage.

Entonces el Daimio procedió a hablar.

 

***

 

Ann iba caminado lentamente por uno de los pasillos del cuartel general, en su espalda aun cargaba a su querido hermano, el cual no daba señales de que vaya a despertar.

― ¿Hacia dónde exactamente nos dirigimos?―preguntó con un tono un tanto molesto la Taiyō, mientras se detenía para observar a quienes la custodiaban.



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En el texto hay: comedia, drama, accion con poderes

Editado: 19.01.2020

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