Crónicas de la Arena: El Kazekage, El Clan y El Misterio.

CAPITULO 21

CRONICAS DE LA ARENA

 

CAPITULO 21.

Sintió un leve dolor en su mejilla izquierda. Intento tocarla con su mano, más la herida estaba vendada con un enorme parche.

― ¿Te duele mucho? Llamare a uno de los médicos, para que te la revisen ―expreso Temari, al ver como su hermano menor se tocaba el rostro.

―No, estoy bien ―rectifico este―. Aunque, siento una sensación extraña debajo de mis ojos…

La rubia de las coletas, se dirigió frente suyo, para poder verlo de más cerca.

―Es cierto, tienes inflamada toda la parte izquierda de tu rostro ―expreso preocupada―. Esa maldita te hizo una herida grave en tu rostro ―su voz se tornó molesta―, ya vera, apenas salga de esta condición, voy a restregarla en el suelo…

―Hablando de ella ¿Sabes cómo está? ―le interrumpió el pelirrojo, con un tono de elevado interés.

― ¿Por qué habría de saber algo de esa molestia? ¿Por qué preguntas sobre ella? ―pregunto esta, con leve desconfianza―.Nuestra misión está casi completa, si está viva o muerta, no afectara nuestro resultado.

―Te equivocas Temari, Anngelius-san es una pieza clave en todo este acertijo que se ha creado, la misión ha tomado un puesto secundario ―dictamino el Kazekage, mientras intentaba levantarse―. Aun no podemos bajar la guardia…

Temari  entreabrió un poco sus ojos, empezaba a preocuparse de nuevo.

El ambiente tenso, se rompió, debido a un ruido que venia del pasillo exterior de la habitación.

― ¡Suéltenme de una vez! ¡¿Qué no lo entienden!? ¡Debo ir a ver a mi hermana!

Sin duda, era la voz del menor de los Taiyō, he iba siendo arrastrado por los dos Anbus. Tal parece, no pudo librarse de quienes lo custodiaban.

Justo en esos momentos, una enfermera entra a la habitación de los hermanos de la Arena.

Antes de que pudiera articular una palabra, recibió una orden del pelirrojo.

―Por favor, traedme a ese niño que anda gritando por los pasillos.

―Como ordene, Kazekage-sama.

La mujer salió enseguida, para volver al par de minutos con el pequeño rubio y sus dos escoltas.

― ¡Gaara-niisama! Menos mal, todavía te tengo a ti ―grito efusivamente el rubio, mientras se abalanzaba hacia él y lo apretaba como un oso de peluche.

El Kazekage sentía como sus costillas querían romperse debido a presión del abrazo, más se contuvo de expresarlo.

―Ustedes tres, pueden retirarse ―ordeno Temari, a los Anbus y la enfermera.

Estos asintieron y desaparecieron de escena.

―Draco ¿podrías soltarme? ―le sugirió el pelirrojo―. Mi cuerpo no está del todo sano y no puedo soportar tu clase de abrazos.

―Hum… lo siento, tienes razón ―dijo el pequeño Taiyō, soltándolo, mientras ponía cara de pena.

― ¿Sabes cuál es la condición actual de tu hermana? ―pregunto directamente Gaara.

El mencionado, negó con su cabeza, a modo de respuesta.

―Ya veo. Supongo que esa es la razón por la que estabas causando alboroto en los pasillos. Esto es un hospital, debes compórtate de forma más considerada ―empezó a regañarlo―. Esa no es la forma en que padre quisiera que te comportaras y…

―Gaara… ¿tú eres mi hermano menor, verdad? Tu eres Gaara ¿o es que eres uno de los traidores? Responde ―emitió Temari con agresividad, al notar el actuar raro de este.

En cuestión de segundos, la rubia de las coletas, saco una cuchilla mediana de uno de sus brazos y lo apunto hacia su propio hermano.

―No entiendo ¿A qué te refieres Temari? Yo soy yo… ―expreso un tanto angustiado este último, al ver como su propia hermana lo miraba de una forma asesina.

El Taiyō retrocedió unos pasos, no entendía que estaba sucediendo.

―Si eres mi verdadero hermano, responde: Cuando estamos en casa ¿con que normalmente pego a Kankurō y cuál es la razón principal del porque le pego? ―enuncio la rubia, a modo de prueba.

― ¡Le pegas con la escoba y casi siempre es porque no limpia su habitación, lo cual te molesta mucho! ―respondió afligido, mientras miraba la punta de la cuchilla a centímetros de su cuello.

―Ha, acertado, eso me alivia ―emitió la rubia, bajando la guardia y apoyándose en su cama.

Gaara suspiro un tanto contrariado. Si bien había dicho algo extraño, la reacción de su hermana le pego un buen susto.

―Ciertamente, eres muy severa, Temari ―expreso Kankurō, agregándose a la escena.

―Kankurō… pensé que seguirías durmiendo ―le respondió su hermana.

―Pues eso desearía, pero hablan tanto que es imposible dormir a gusto aquí ―objeto quisquilloso el castaño―. En todo caso, Gaara ―se dirigió a este―, se puede saber ¿por qué demonios estabas hablando como si fueras Anngelius? Yo también te escucho, y hasta el tono de tu voz, sonó muy distinta…

―Ah, ni yo lo entiendo, simplemente me salió hablar de esa forma ―explico el mencionado―. Estaba hablando con Draco-san y… ―una ráfaga de ideas y recuerdos, cruzo su mente en ese instante―. Debí haber mesclado mis recuerdos con los del huésped que tengo dentro de mí ―termino diciendo con tono tranquilo.



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En el texto hay: comedia, drama, accion con poderes

Editado: 19.01.2020

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