Crónicas de la joven muerta

Única parte

Mi historia ha dado un rumbo totalmente contrario pero empecemos, total esto se tendrá que terminar.

Estoy en casa de mi abuela, está todo muy oscuro, nunca quiso cambiar esas luces amarillas, la casa se ve muy tenebrosa. Mi madre ha muerto, estoy viendo como su ataúd está quieto en una de las esquinas de la casa, pienso madre no puedo más.

No quiero acercarme, pero voy caminando lento muy lento, veo su rostro blanco, su cabellera marrón, en sus párpados se ve que todavía sobre marcan sus venas, madre tus luces se apagaron.

Me siento y solo veo a la gente pasar, pasar y pasar observan a mi madre de una manera como si en vida la hubieran querido, que hipócritas somos las persona.

Creo que todo ha terminado después de tanto rato, ya no veo a nadie pasar, mi madre está sola, escucho a mi abuela llorando, murmurando que solo tengo 17 años, qué pasará conmigo…. Pensaba abuela no te tienes que preocupar, tomaré mi rumbo y esto se terminará.

Todos están en sus habitaciones, estoy sentada en la esquina de una cama, con el jeans blanco que a mi madre tanto le gustaba, era de ella cuando estaba joven, mi blusa azul que me regaló papá. Parecía que todo estaba perfecto, pero no.

Mi cabeza da vueltas pensando qué haré. Me levanto camino hacia la puerta y bajo las escaleras con todas las luces apagadas, toco la manilla y pienso si nunca empiezas algo nunca lo terminas.

Veo la luna en su mayor esplendor, volteo hacia la puerta semi abierta y sigo viendo a mi madre en la esquina. Vuelvo a mirar al frente y sigo caminando, con pasos firmes, pero muy asustada.

Algo pasaba dentro de mí, por primera vez estaba experimentando el miedo. Camino por todas esas calles desoladas, hasta hubiera pensando que solo las calles eran para mí y que solo yo existía dentro de este mundo, lleno de injusticias y prejuicios.

Sigo caminando, sin saber dónde llegaré y recuerdo algo que las circunstancias me hizo olvidar, una persona, mi ex novia.

Todavía recuerdo su casa, avenida garibalde, espero que siga ahí, había pasado tanto sin verla. Estoy entrando a la calle, la veo pasar y solo se me ocurre estar estática, para que no me vea y poder observarla.

Entro en sí nuevamente y camino hacía ella, me abraza con ese calor y esa sonrisa, siempre fue tan noble, me hace pasar, le cuento todo lo sucedido y piensa que todo es su culpa, pero no es así.

Tato de hacer que entre en razón, pero es algo imposible, después del poco rato reacciona, con los ojos hinchados de tanto llorar y lamentar, pues a mi madre la había dado un infarto al ver mi foto con ella escondida debajo de mi altar, un altar donde le rezaba a Dios que por favor, mi madre entendiera y pusiera más su corazón.

Las dos estamos sufriendo por un prejuicio, me dice tomándome de la mano y me pregunta que si yo deseo irme con ella, absolutamente digo que sí, que me voy con ella, ya no me quedaba nadie, solo su presencia.

No sabía a qué se refería, pero de pronto solo sentí una bala atravesando mi pecho, caí al suelo mis jeans blanco estaba con manchas rojas, veo que ella se dispara en la cabeza, veo como su cabeza rebota en el piso y yo sigo ahí desangrandome, pensando que la amaba, cuanto la amaba.

No me queda ya mucho tiempo, siento como cada parte de mi cuerpo se va durmiendo, hasta llegar a mi cabeza, va llegando, va llegando voy cerrando los ojos lentamente y ahí lo vi venir, la luz de quien tanto hablan.

Fin.

Algo corto, espero les haya gustado. Estaré leyendo sus comentarios, muchas gracias!



#29712 en Otros
#9579 en Relatos cortos
#12624 en Thriller
#5167 en Suspenso

En el texto hay: reencuentros, muerte

Editado: 07.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.