Las Hadas ya están trabajando. Un farolito se mueve y le hace señas a la Luna. Tiene mucha expectativa por este momento.
Intrigada, la Luna pregunta:
— ¿Esto funcionará?
Al unísono y superadas, todas le gritan alegres:
— ¡Obvioooo!
Murzim, desde la oscuridad, le aclara:
— ¡Esto funciona en toda la naturaleza! Los colores son los que avisan que un animal es peligroso. ¿Sí o no?
—Sí, creo que sí —contesta dudosa la Luna.
Murzim sigue explicando el plan:
—Todos saben que los colores de advertencia son el amarillo y el negro. ¡Así que no se hable más! ¡Imagínese, queridísima Luna! ¡Esto es tecnología de evolución! Cuando los Hombres despierten… ¡Qué miedo les va a dar!
La Luna confía en ellas, pero también sabe que va a ser un caos. No más color verde. No más rojos ni azules… ¡Qué plan extraño! Pero es verdad lo que dice Murzim: el amarillo y el negro, son los colores del peligro.Adhara le aclara, para dejarla más tranquila, que solo es por un tiempo, que no se preocupe y que peor sería que no haya más nada ni nadie a quien pintar.
—Sí, es cierto —dice un poco más convencida la Luna—. Las dejo trabajar. Me pongo ya mismo a alumbrarles y a mover un poco las aguas del Planeta.
— ¡Listo! ¡Vamos! —dice Murzim.
Los Búhos, Ranas y Grillos empiezan con la sinfónica de la noche y alegran un poco la tarea de las Hadas.
Siguen pintando sin parar. Vinieron muchas más de refuerzo. Es un batallón de Hadas trabajando de un lado a otro.
Va amaneciendo de a poco.
El primero en despertar es el Gallo. Abre los ojos, infla su pecho lleno de plumas amarillas y con rayas negras, lanza el primer quiquiriquí seguro y sofisticado. Antes de dar su segundo llamado, se da cuenta de que algo está diferente.
—Pero, ¿qué está pasando? —se pregunta.
Se mira el pecho. Sus plumas no eran de ese color. Él es el famosísimo Gallo colorado y amarillo. ¿Ahora amarillo y negro? ¿Qué pasó?