Salí de la funeraria con el alma en un hilo, no entendía por qué me había dolido tanto verla así, nunca pensé que me dolería alguna vez matar a alguien que me hubiese hecho daño, eso nunca pasaba. ¿Por qué ella era diferente?¿Qué tenía ella de especial? No lo sabía, y tampoco quería saberlo. Recordaba de nuevo su rostro y sus palabras días después de haberla visto siendo acosada por ese tipo.
-Hola...-dijo acercándose a mí mientras metía mis libros en mi casillero.
-Hola.-respondí sin ganas.
-Quería disculparme por lo del otro día, realmente no fue mi intención hablarte así... es sólo que, no quería que salieras lastimada.
-¿Lastimada?-pregunté.
-Sí, él no es muy amistoso.-respondió bajando la mirada.
-¿Y por qué estás con él?-le pregunté alzando una ceja.
-No lo sé...-respondió insegura.
-¿Lo amas?-cuestioné.
-Si, eso creo.-encogió los hombros.
-Pues él a ti no.-dije.
-¿Cómo lo sabes?-alzó una ceja.
-Nadie que te ama te grita, nadie que te ama te humilla, nadie que te ama busca controlarte, nadie que te ama te chantajea, nadie que te ama te pisa, quién de verdad te ama te cuida, te valora, y prefiere herirse a sí mismo antes de verte caer en pedazos, quién te ama, ama tú libertad y te presta sus alas para volar. Él no te ama.-cerré la puerta del casillero y comencé a alejarme.
-¡Espera!-me gritó y luego corrió tras de mí.
-¿Qué quieres?-le pregunté sin ánimo.
-¿Por qué me has dicho eso?-preguntó confundida.
-Porque es la verdad. El amor no es todo rosa, por supuesto, siempre tendrá subidas y bajadas, pero hay un punto en que deja de ser amor y se convierte en obsesión y deseo de gobernar la vida de quién tiene a su lado, solo por el simple hecho de que no está seguro de sí mismo o es demasiado egoísta como para no dejar ir a quién no merece.-respondí cansada de la conversación.
-Wow, eso es muy... profundo.-suspiró.- Quizás tengas razón.-sonreí falsamente.- Oye, ¿me dejarías invitarte un café? Como agradecimiento y disculpa.- yo la miré por unos segundos y pude notar como apretaba sus manos esperando que la rechazara.
-Está bien.-respondí.- Ahora debo ir a clases, nos vemos más tarde.
-Gracias, hasta más tarde.-respondió con una sonrisa y luego se dió la vuelta para alejarse.
No entendía su cambio de actitud pero más nada podía hacer, sólo seguir la corriente, ella tampoco parecía ser una mala persona... debería darle una oportunidad.
Y así fue, nos vimos después de clase en The Classic Café, que de clásico sólo tenía el nombre, era un lugar espantoso.
-Tienes buen gusto, eh. Ahora entiendo por qué lo de tú novio.-dije sentándome en la mesa, ella puso una cara seria.- Es broma, por cierto.
-Gracias por venir.-dijo ella.- Pensé que no lo harías.
-Sí, yo también pensé eso, pero ya ves, la vida es impredecible.-respondí.
-Sabes, al principio no te veía muy bien, pero después que me defendiste entendí que eres una buena persona, la verdad aprecié mucho eso, aunque no lo pareciera. Realmente, lamento mucho haberte hablado así.-soltó rápidamente.
-No te preocupes, sin rencores.-sonreí.
-Y bueno... aparte de disculparme, quería pedirte algo. La verdad no sé casi nada de ti, pero yo me preguntaba si...-ella hizo una pausa larga.- Si tú te atreverías a matar a alguien.- Yo tragué saliva rápidamente, no entendía por qué me preguntaba eso, no había forma de que ella lo supiera, eso era imposible.
-¿Por qué preguntas eso?-la cuestioné con cautela.
-No lo sé... yo... es sólo que estoy desesperada.-suspiró.
-¿Desesperada?-alcé una ceja.
-Si. Ya no lo soporto, quiero que desaparezca.
-¿Quién?-pregunté.
-Él.-respondió.- Mi novio.
-¿No lo amabas?-fruncí el ceño.
-Si... pero creo que ya no es amor, como tú dices. Al menos no de su parte.
-¿Y quieres que lo mate?-me reí.
-Lo siento... yo no quise...-comenzó a excusarse.
-Sabía que sólo querías algo de mí. Mejor nos vemos luego.-tomé mis cosas y me levanté. Salí del lugar sin decir nada más.
Ese día caminé horas y horas bajo la lluvia pensando en esa propuesta, nunca me habían hecho una igual, y ¿quién haría una propuesta así en su sano juicio? Esa chica estaba loca. ¿Cómo era posible que me pidiera semejante cosa? No me daba miedo, pero no podía. Eso era arriesgarse demasiado. Y no, eso no estaba en mis planes. Lo arruinaría todo.
Hoy estoy caminando de nuevo, por las mismas calles, bajo otra incesante lluvia, rumbo a cometer algo que en el pasado me pareció espantoso, pero la diferencia era que John si lo merecía, y no habría testigos, sólo él, mi arma y yo. Nada más.
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Editado: 22.10.2019