Aquella noche su encuentro con los dragones fue recuente, es decir, Lyla se topó a personas relacionadas con estas criaturas mitológicas y, ninguno fue el joven de cabellos rojos. Desde aquel día que escuchó la profecía antes de vomitar en aquel inodoro, no podía sacar de su mente al chico de cabello rojo, a pesar de no haber buscado a Dabir, todo su pensamiento dirigióse a él.
Debía saber por qué era tan peligroso encontrarle y, también qué relación había entre ellos dos para tal suceso. Es verdad aquella frase común: “Piénsalo, quiérelo y lo tendrás”, pues vio a Cassiel en el camino a casa; no conversaron como acostumbran, sólo un saludo con un movimiento de mano y una sonrisa, basto para que ambos siguieran su rumbo.
Minutos posteriores al encuentro fugaz con Cassiel, vio a Ilya, sin embargo él iba distraído del otro lado, que no se percató de su presencia. Por último al llegar a casa, Yue le esperaba ¡Tanto mejor! Él era el más cercano al joven de los cabellos rojos, mejor conocido como Dabir. Aunque al ver su rostro, miró la seriedad marcada en él. Saludó un poco sorprendida y, el mayor por su cuenta, le indicó que saliera para conversar. En la fría noche y estrellada ella preguntó:
– ¿Pasa algo malo?
–Estoy molesto…
– ¿Por qué?
–Has roto algunas reglas…
–“Es por Dabir.”
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Editado: 14.04.2018