No puedo creer lo que estoy viendo frente a mí a unos metros de distancia. Simplemente es inconfundible. ¿Qué hace aquí? ¿Vino a distraerme? ¿Cómo supo que yo estaría aquí?
—¿Corín? ¿Estás bien? —Pregunta la persona que está dándome el micrófono.
—Sí, lo siento…estoy un poco nervioso. — Estoy en un bar, hace poco me dediqué a escribir unos poemas y hoy, es el día que he de presentarlos, además me he creado un poco de fama, puesto que hay más personas de las que pensé que acudirían, incluso ella.
No pensé que mi pasión le llamará la atención, al grado de venir aquí a verme, porque eso es lo que está haciendo, lo peor es que no me quita la vista de encima, entiendo que llevamos varios meses sin vernos, pero…su mirada…no es la misma de siempre.
***
Mi número ha terminado, ahora la música del grupo que se presentaría después de mi está sonando en todo el lugar. Tengo ganas de ir por un trago, pero primero, tengo que buscarla…Mi vista panorámica está siendo interrumpida por el montón de gente que se mueve de un lado a otro impidiéndome observar dónde demonios está, aunque ahora, me siento inspeccionado.
—“Ahí estás.” —No puedo evitar dejar salir una sonrisa. Siempre le ha gustado pasar desapercibida, está en el rincón del lado derecho, cruzada de brazos viendo hacia una mesa en dónde un grupo de personas está brindando con cerveza y riendo.
Me acerco sigiloso ¿Qué es lo que voy hacer después de decirle “hola”? Me ha visto, me mira…el rubor está invadiendo mi rostro, agradezco qué la luz es demasiado tenue para que pueda verme con claridad.
—Hola. —Dice. —Estuviste muy bien.
—Gracias. —Sonrió.
Me siento un poco tonto, es la primera vez en años que me siento así en su presencia. Ya había olvidado este tipo de sensaciones cuando vez a la persona que te gusta, creo que la edad le ha sentado muy bien, se ve linda, feliz, radiante…más feliz que antes…¿Qué le ha pasado?
—¿Qué haces aquí? —Pregunté. Rozo su brazo con mi mano.
—Andaba por aquí y de repente te vi ahí arriba en esa tarima. —Baja la vista. —Parece que tienes un par de admiradores.
—Unos pocos…
—Sigues con ese toque oscuro.
—Es algo que no puedo cambiar…—Sonrió una vez más.
Maldición…estoy comenzando a sentir esa molestia en mi estómago, si ella no estuviera posando su mano en mi brazo derecho no estaría así, y lo peor es que…su calor es especial. Quiero besarla…y creo que no puedo resistirlo.
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Editado: 14.04.2018