Le encantaba estar en esa parte de la ciudad, era un lugar antiguo dónde el edificio que se encontraba frente al bosque se había convertido en un museo y oficinas, alguna vez le tocó estar ahí y era una gran mansión dónde se festejaba una fiesta de la aristocracia y fue por eso, que se enteró que bajo esa construcción había túneles, pero a ella le interesa más el bosque. Siempre se ha preguntado porqué de toda la zona de la ciudad, ese lugar es el único dónde hay un bosque qué los habitantes tratan de evitar; ni siquiera puede ser nombrado, porque su nombre causa una extrañeza de tabú.
Recostada bajo la sombra del árbol, alistaba en su mente las cosas que debía hacer después de disfrutar su descanso, iría a visitar a una prima, después a casa de una de sus abuelas y luego por último cenaría en el restaurante en la esquina de la calle peatonal del centro; en ese restaurante barato, siempre había problemas, y sin importar lo que pasaba cuando iba, disfrutaba del pan y el delicioso café que servían.
***
Entró al baño del establecimiento, tocó la puerta y Aura salió de ahí tapándose la nariz. La miró con el ceño fruncido y ambas se saludaron, a su memoria volvió un recuerdo, cuando ambas eran niñas a pesar de llevarse 4 años de diferencia, solían decir que eran parecidas, pero ahora todo había cambiado, Aura era más alta que ella por 20 cm o más, tenía el cabello más largo, las caderas más anchas, y un montón de cosas que las diferenciaban, excepto por los lentes del mismo modelo.
— ¿Huele feo? —Preguntó, ella no olía nada fuera de lo común.
— No, lo que hay dentro es asqueroso…
— ¿Sí? —Preguntó incrédula.
— Sí, te recomiendo que entres al otro baño…
—Bien. —Le dio la espalda a su prima y entró al otro servicio. Cuando hubo terminado de orinar, al salir vio que Aura seguía fuera esperándola.
— ¿Nos vemos juntas?
—Sí.
—Les voy a dejar una sorpresa…—Comentó Aura, sacando un montón de papel mojado del inodoro. —Al ver el papel escurriendo en líquido, las náuseas se hicieron presentes, rápidamente corrió al otro servicio a vomitar.
Después de eso, discutió con Aura en el camino a casa de su abuela, a las dos las habían corrido del restaurante y por su fuera poco, Rhys había llegado por ella; el peli ondulado no andaba de buen humor, pues ese día había trabajo por hacer en la noche y andaba muy estresado.
—“Parecen niñas…”—Les había dicho al llevárselas antes que causaran más problemas en el local.
El problema no eran ellas, eran las personas de las que Aura se había vengado. Fue una lástima que la pelinegra saliera involucrada en el caso. Rhys llevaba a la joven tomada de la mano, mientras su prima iba del lado de la pared, el mayor solo bufaba y ponía los ojos en blanco cada vez que las chicas ponían en discusión lo que deberían de haber hecho, que estuvo mal y que era lo correcto.
No tardaron en llegar a la casa de la abuela y cada quien se separó, Aura vivía en frente y se despidió de ambos, Rhys dejó a Lyla en la puerta y se fue después que la joven desapareció adentro y se metió al cuarto de baño. Ahí en la habitación contigua estaba Micaela, con quien se puso hablar de Rhys y Corín.
—En serio…—Dijo su prima, —Corín vino…lo vi caminar por el pasillo.
—Ajá…—contestó incrédula. — ¿Y que hacía aquí?
—Buscándote, pero como tardaste mucho, “abue” le ofreció té y después se fue…
—Creo que sé dónde está…—La joven torció los labios al escuchar el ruido de un concierto.
Salieron a la calle en busca del potente ruido y de los gritos de las personas, ya había oscurecido y se percataron que aquel escandalo venía del lugar menos apropiado para un recital, la casa de Aura. Se adentraron al portón de color verde y vieron que había un escenario en dónde Rhys, Corín, Jafet, Eckhart y Dabir tocaban. Había unas cincuenta personas amontonadas bailando, gritando, tomando fotografías y bebiendo cerveza, mientras Corín cantaba con esa pasión que lo caracterizaba; se quedó anonada viendo a Rhys, era perfecto.
Por otro lado Micaela, se metió a la casa de Aura a buscarla, porque quería saber que estaba pasando, ya que no había sido informada sobre un recital de una banda muy extraña, cómo lo eran los conocidos de Lyla. Rhys se percató que la joven lo miraba, por un instante se sintió colérico y aventó su guitarra hacía ella, qué la esquivó con mucha suerte, luego Rhys gritó a todo pulmón:
— ¡¿Qué haces aquí?! —Lyla estaba confundida, muy confundida.
No respondió ante la pregunta, solo veía cómo Rhys comenzó a bajar de la tarima, sus compañeros de banda no dejaron de tocar a pesar de la ausencia de una guitarra, además con todo ese ruido podía escuchar claramente al mayor.
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Editado: 14.04.2018