Crónicas de un soñador Ill

Inframundo

 

La oscuridad la embriagaba en ese momento, el frío le helaba todo el cuerpo, y ese camisón blanco que era su única vestimenta escurría de agua fría. Su alternativa era seguir caminando hasta llegar al fin de aquel lago enorme, no le queda otra opción que cruzarlo por medio de aquellas enormes algas verdes que flotaban en el agua negra. Una vez más no sabía cómo había llegado a ese mundo, tuvo compañía hace un par de minutos; sin embargo, todo aquel humano que iba con ella estaba igual de perdido y, por si fuera poco, una planta extraña que florecía del agua los absorbía llevándoselos al fondo. De todos esos individuos que estaban en aquellas aguas oscuras, era el único ser qué caminaba sobre el agua. Algo le impedía hundirse.

Tuvo que repetirse tantas veces que no debía pisar aquella planta blanca, que tenía dos pétalos enormes de color blanco, si la observaba bien, podría decir que se trataba de una cebolla aplastada con un enorme tallo verde, aunque, cada vez que aparecía, la planta brillaba atrayendo a cualquier ser gracias a su luminosidad descomunal. Siendo un ser susceptible, unas cuantas veces llegó a perderse en la luminosidad de la muerte, empero, algo fuera de lo normal le hacía despertar del trance y seguir su camino por las algas de agua dulce que flotaban en el lago indicándole el camino a seguir.

La oscuridad tenebrosa, la neblina densa y los sonidos del agua al mecerse con el ritmo del viento le causaban pavor, ya que juraría qué podía escuchar los lamentos de los fantasmas errantes que se habían ahogado en aquel lago, incluso llegó a pensar que esas mismas almas en pena eran los que llamaban a sus presas a ahogarse para no terminar el ciclo de muerte.

En su camino a la salvación, vio con pánico los cadáveres qué flotaban en el lago cada vez que la planta luminosa salía del agua. La piel verdosa, que era adornaba por algas desprendía el olor de muerte, aroma desagradable que hacía pedir a gritos querer salir de aquel lugar desconocido. Debía tratarse de otra pesadilla, porqué si no lo era, se dejaría matar por una planta luminosa y sería un ente en pena...

Transcurrió una hora y cuando estaba por rendirse, vio un bote con una calavera tallada en la parte delantera de la nave. Caronte había llegado...

 



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En el texto hay: vampiros, zombies, aventuras

Editado: 14.04.2018

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