Crónicas de un soñador lv

Telequinesis

Era una noche fría llena de problemas, un supermercado atiborrado de muchedumbre que peleaba por obtener productos y alimentos para sobrevivir. Esta vez no había apocalipsis mundial, simplemente la economía del país estaba en los suelos y los ciudadanos terminaban con la canasta básica por la escasez de comercio. Lyla esperaba en la fila de la caja para pagar, pero había una larga fila y dedujo que duraría mucho tiempo de pie, por lo menos media hora más. Se recargó en el carrito y miraba cómo la cajera pasaba los productos por el láser, le agradaba escuchar el click del aparato cada que registraba un código de barras. Hubiese deseado llevar su reproductor de música, las canciones que ponían en el supermercado ya la estaban aburriendo. 

Dio un suspiro, agachó la cabeza dejándola caer en sus brazos que estaban recargadas en el manubrio del carrito, miró sus pies y así se mantuvo por varios minutos hasta que llegó su turno en la caja. 

━⊰❖⊱━ 

Por enésima vez volaba por los aires impactándose en el pasto de la pequeña colina que rodeaba el supermercado. Sintió que todos los huesos de su espalda crujieron, el pasto estaba helado y el viento le quemaba el rostro. Se levantó temblorosa y miró hacia abajo, ya no había más personas en el establecimiento, era la última persona en la fila y en todo el lugar, no supo qué hora era y mucho menos sabía quién diablos eran esas chicas rubias que habían hecho un agujero en la pared del supermercado. 

— Me duele todo… —, susurro.    

Estaba enojada, aquellas dos mujeres que eran gemelas, le habían robado sus bolsas. Peleaba por ellas porque era muy importante que regresará con alimento a casa. Las gemelas tenían el cabello castaño, quince años, usaban mini falda negra, calcetas largas con rayas blancas y negras, zapatos de tacón negros y un abrigo corto de color beige. Y se reían, porqué Lyla quería pelear limpiamente a gritos…sí, era una humana…aún. 

Además, odiaba que esas gemelas tuvieran telequinesis y le leyeran la mente. La atacaban mencionándole pasajes vergonzosos y cuando Lyla daba en blanco con comentarios que herían a las gemelas, estas, la mandaban a volar por el hoyo que había hecho en el muro, sabrá Dios con qué, no lo recuerda. Tras quedarse pasmada en su lugar y tiritar de frio, se cruzó de brazos para darse un poco de calor, contempló una vez más a las gemelas y pensó nuevamente, una forma para poder recuperar su comida. Todas las ideas que programaba su mente no eran buenas. Se dio por vencida y se dejó caer al pasto de sentón. 

A su lado estaba Rhys, a quien no había visto ni escuchado llegar. El peli ondulado miraba hacia abajo en el supermercado. Tenía una rodilla frente a su pecho y su brazo se recargaba en ella. 

— Hoy te diste por vencida —, afirmó. — Debes tener mucha hambre. 

— La tengo… 

— También yo —, Rhys sonrió de medio lado. Lyla dejó de observarlo para que no viera el sonrojo de su rostro. — Te mostraré algo —, añadió el mayor poniéndose de pie. Luego miro al cielo, después hacia el establecimiento. — Están construyendo una tienda a lado del supermercado, hay muchos ladrillos y piedras…piedras muy grandes… 

— Ajá —, Lyla miraba dónde apuntaba. 

— Con una de esas hicieron el agujero de la pared —, señaló el agujero. —Se debe ejercer mucha fuerza para poder cargar una piedra de ese tamaño y todavía impactarla en el muro…Por lo tanto… — Rhys levantó el brazo hacia arriba.  

Lyla se percató que el peli ondulado levantó la piedra con la que según él, habían perforado la pared. Estaba a unos metros tras las gemelas, a quienes golpeó por la espalda y quedaron boca abajo en el suelo. 

— Ellas no pueden leer mi mente, porque puedo hacer lo mismo. 

— ¿Dónde aprendiste hacer eso? 

Rhys sonrió sin contestar, luego, siguió levantando sus brazos al aire. La joven miró más piedras y ladrillos en el techo del supermercado. 

— Debes noquearlas…y dejarlas encerradas muy bien para poder tener tiempo de escapar…pero antes… — Con una mano en alto suspendía las piedras y con la otra atraía muchas latas de comida que salían del establecimiento y llegaban a sus pies, las cuales se acomodaban una encima de otra; chiles en vinagre, puré de tomate, atún, elotes, frijoles, chicharos, salchichas, verduras, sardinas, leche, piña, duraznos…y las bolsas que habían arrebatado a la joven estaban frente a sus ojos en una cantidad enorme.  

— Estás robando… 

— Me lo agradecerás después…el lugar se va a caer…no hay que desperdiciar nada. 

Cuando Rhys terminó de sacar y acomodar el montón de latas, dejó caer con fuerza las piedras y los ladrillos, que de vez en cuando, si no se rompieron, volvía a levantar y azotar en el techo, la construcción crujía y se desmoronaba, parecía que estaba presenciando una demolición con la enorme bola de hierro; sin embargo, se trataban de piedras y ladrillos más los escombros del mismo establecimiento. Las gemelas quedaron atrapadas y Rhys sonrió victorioso dejando a la joven muy impresionada, a tal grado que le pidió que le enseñará. 



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En el texto hay: vampiros, lobos, zombis

Editado: 24.01.2020

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