Crónicas de un soñador lv

Dos Lunas

 

Volteaba a su espada, no encontró a la criatura que iba tras su paso. Saltaba de techo en techo por los pequeños edificios de cinco pisos, nunca entiende cómo llegaba a las alturas, sólo aparecía en una azotea y siempre, le da miedo caer al suelo; no porqué se lastimara. En las alturas, cuando su situación comenzaba ahí, era dónde debía terminar; abajo es 'peligroso'.

La Luna le iluminaba en la oscura noche, daba gracias al astro por no abandonarla en las tinieblas porque le daba mucho miedo. Giró la cabeza para mirar el camino que le esperaba y al ver a la criatura de piel blanca y ojos rojos frente a ella, se detuvo antes de chocar con él. Sorprendida dio un gran respingo, ya no tenía oportunidad para huir, pues tras ella, se encontraba la sombra de su persecutor.

—Bien...—, dijo— te falta condición...—, sonrió de medio lado.—Ahora, ¿cómo debo tratar a Lyla Eckzahn para atraer a Gabriel?

Cerró los ojos vencida a la vez que el corazón quería salirse de su pecho, se asustó. Sólo pocos desconocidos tenían conocimientos de su vínculo con Gabriel, y sí lo sabían, su vida pendía de un hilo porque muchos quieren de Gabriel cosas que ella desconoce.

—Yo no me llamo Eckzahn...—, afirmó esperando tener suerte.

—Por favor—, se rió el vampiro cruzando los brazos—¿Crees que no lo sé?—, levantó los brazos cerca de sus mejillas y cerró los ojos.—Él lleva años tratando de impedir que te encuentren; por esa razón siempre has estado lejos de tu padre...

Iba a preguntar por qué le decía esa información, también cuestionar que sabía sobre ella, pero cedió a la idea y trató de esperar una oportunidad para escapar. Por alguna extraña razón, la sombra de aquel vampiro no se movía.

—Algunos te conocen por Lyla Kurt.—La joven frunció el ceño.

Conocía a una persona con ese nombre: Abed Kurt.

—¿Sorprendida?—afirmó el peli blanco.

Lyla negó con la cabeza y suspiró con dolor. Ya entendía porque entre bromas le llamaba "tío Abed", aunque Gabriel y él tienen siglos de conocerse, nunca le han mencionado nada al respecto.

Miró al chupasangre esperando por su siguiente movimiento, sin embargo, no hacía nada más que contemplarla. Luego de unos segundos en la misma posición e intercambiando miradas, vio al cielo estrellado y encontró dos Lunas en la noche, eran grandes y de dos colores, una amarilla cómo la Luna llena y la otra roja, cómo el eclipse de Luna. Su posición era la misma, una frente a otra cómo si de un espejo se tratara, excepto por los colores diferentes. Alertándose por la escena frente a ella, retrocedió un poco y el vampiro, dio un paso adelante con las manos detrás de su espalda.

En la oscura y silenciosa noche, la brisa del viento nocturno anunció la llegada de unos seres, cuyos pasos retumbaban por todos lados. Lyla titubeó, empero, vio una pequeña oportunidad para escapar. El miedo que tuvo al principio por caer al suelo lo dejó de lado y sin pensarlo dos veces, se aventó.

Al caer cayó de costado, se quejó y con rapidez se puso en pie, pues los pasos que escuchó momentos atrás eran más sonoros y cercanos. Viró hacia atrás y un centenar de sombrar humanas con ojos rojos muy brillantes que se acercaban. Así pues, corrió al edificio más cercano. Sus puertas de vidrio grueso no se abrían, las golpeó con tanta fuerza que no se rompieron. Su instinto le pedía a gritos que entrara a ese edificio. Pateaba el vidrio, jalaba la manija, pero no funcionaba.

—Estás atrapada, Lyla. —, rompió el silencio el vampiro blanco caminando con sigilo hacía ella. —Sí logras escoger la Luna a la que perteneces podrás irte y si no...Volveré a encontrarme muy pronto con Gabriel. —sonrió victorioso.

La joven pelinegra comenzó a temblar y alterarse. Escoger una Luna era difícil, ambas le gustaban, aunque no entendía muy bien el contexto. Siguió intentando mover las malditas puertas de vidrio. Adentro pudo ver a una silueta acercarse a las puertas.

—¡Ábreme!—, gritó desesperada. —Abed la contempló.

Luego vio al vampiro blanco y sonrió con sorna.

—Para venir conmigo...debes escoger, Lyla...¿Rojo o Amarillo? No todo el tiempo vamos a poder ayudarte...así que decide muy bien lo que vas a querer.

Lyla, miró al cielo desesperada. La Luna Roja estaba encima del edificio y la amarilla, arriba del edificio del cual había saltado.

—¡Roja!—, grito.—Escojo la roja...

Abed, sonrió de lado a lado mostrando su dentadura y en el momento que las sombras y el vampiro de cabello blanco se lanzaron hacia ella, entro con el lycano qué cerró la puerta con fuerza.



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En el texto hay: vampiros, lobos, zombis

Editado: 24.01.2020

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