Gea hablaba sobre una compañera que tuvieron en la primaria, qué después de estar tres años en el grupo se fue a vivir a otra ciudad. Lyla la recordaba más porqué esa niña tierna y dulce, de cabello castaño y ojos verdes, que llevó a su mascota un día a clases escondida entre el elástico de su chaleco.
—Marcia—, dijo recordando a la niña. —Me acuerdo de su hermosa rata blanca de ojos rojos.
—¡Sí! ¡Ella! —, exclamó Gea. —Volverá.
—¿Sí?
Lyla comenzó a imaginar cómo se vería Marcia en la actualidad y si llegaba a verla se preguntó si la recordaría. Gea se despidió de ella después que le dio sus bolsas de frituras. Yacían en una quermes y Lyla vendía la botana. Se concentraba en acomodar su lugar de trabajo, ponía las salsas en un lugar, el dinero en otro, metía frituras a bolsas de plástico pues no llegaban clientes.
Cuando hubo terminado su labor, levantó la vista y se quedó muda y tiesa por ver a Rhys. Sabía que algo andaba mal con ella…las tres veces que ha visto a Rhys se queda sin palabras, se sonroja y comienza a temblar de ansiedad. El sujeto por otro lado, sonreía, estaba cruzado de brazos recargado en la pared a un costado de Lyla. Estaba a punto de preguntarle que hacía allí cuando escuchó que Mar le llamaba.
—¿Lyla?
—¿Sí? —, preguntó la joven si quitar la vista de Rhys.
—¿He llegado en mal momento?
Lyla miró a su amiga y negó con la cabeza. Luego miró hacia Rhys y vio cómo el mayor se alejaba.
—¿Por qué estas temblando? —, preguntó Mar, preocupada.
—Cuando lo veo me pongo así…últimamente.
Mar sonrió de lado a lado.
—Acabo de conocer a Jafet. Es muy agradable…y muy alto.
—Y muy sonriente. —Aclaró Lyla.
—Y habla mucho—, terminó Mar.
Lyla frunció el ceño. «Que raro…»
—Le agradaste—, afirmó.
—¿Tu crees? —, Mar sonrió muy entusiasmada.
—Sí…por lo general es muy reservado.
—Bueno…entonces vamos a buscar a Rhys.
Mar tomó a Lyla del brazo y la empezó a llevar con ella.
—Mar, no puedo…—rezongó resistiéndose. —Debo vender…hasta que llegué Azul.
—Ay, vamos…mira ahí viene Azul. Que ya tome tu lugar…—Saludó Azul.
—Pero Mar…no quiero buscar a Rhys. «Sí, si quieres y te mueres por verlo…me voy a deshacer…¿y que le voy a decir? “¿Ho-hola?”»
—Oh mira…allá está Jafet.
Mar apuntó al hermano de Lyla, que comía un algodón de azúcar color rosa y se reía de los niños que estaban peleándose cerca de él.
—Vamos a preguntarle dónde está…
—No…
—¡Jafet!—, exclamó la joven.
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Editado: 24.01.2020