Historia 1: La bruja del pescado
Esmeralda de la Luz no era una chica normal, a primera vista podía parecerlo, tenía unos ojos esmeraldas como su nombre y un cabello negro que no resaltaba en ningún lugar. Poseía una figura agradable, pero la ocultaba muy bien entre todas las ropas holgadas que usaba, gracias a su modestia nunca resaltó en ningún ámbito, salvo el académico.
Pero ella ocultaba un secreto especial, ¡era una chica mágica!, una campeona de la justicia que combatía con los chicos malos para mantener la paz en ciudad Juan Álvarez, todo comenzó cuando ella descubrió que era el avatar de Gaia, una entidad sobrenatural que representaba la voluntad de la tierra y…
¡Pero mejor nos olvidamos de cosas aburridas!
—Que aburrida estoy —comentó nuestra heroína, ella comía un rico pan dulce en la cafetería de su escuela. De repente su anillo mágico emitió un brillo sospechoso, ¡Esmeralda sabía lo que significaba!, una emergencia sobrenatural…
Gracias a sus poderes mágicos (hechicería) logró escabullirse de clases y correr por todas las calles de la ciudad. Debido a la hora no había muchos peatones por la banqueta, no obstante, la gema le indicó un camino en particular: ¡El mercado!, a las diez de la mañana las centrales de alimentos estaban repletas de señoras que compraban los ingredientes de la comida.
—¿No huelen algo raro? —comentó una comerciante de edad avanzada.
El lugar se estaba llenando de un olor horrible, parecido al de los camarones crudos al aire libre, sin ningún tipo de refrigeración. Otro hedor absurdo apareció en el ambiente, era pescado muerto sin cocinar ni enfriar, de esos aromas que solamente se olían en las costas pesqueras.
Cuando Esmeralda llegó al mercado la situación era crítica, las personas ya no estaban comprando los productos naturales que ahí vendían, tal tragedia podría ocasionar quiebra en el mercado local y acabar con los trabajos de cientos de personas. ¡Toda una emergencia!
—Esto va mal, si el olor no se quita las ventas del día serán cero. ¡Transformación! —El cuerpo de Esmeralda empezó a brillar, su cabello se tornó rubio, de igual forma el uniforme de colegiala desapareció para dar lugar a una minifalda más estética color rojo y una blusa blanca con sellos mágicos incrustados por toda la prenda. Sus zapatillas también se transformaron en botas, a pesar de que la transformación no duró más de dos segundos la animación de la misma fue tan ridícula que Esmeralda misma se sonrojó.
¡Una chica mágica qué no tiene una secuencia rara no es una chica mágica!
En fin, Esmeralda utilizó el hechizo de levitación para sobrevolar el mercado, tras buscar detenidamente encontró a la causante de tanto desastre oloroso: ¡La bruja del pescado!, ella era una mujer de mediana edad con sobrepeso y cabeza de pescado, ondeaba una varita mágica que emitía un asqueroso aroma hacia los alrededores.
—¡Oye tú!, deja de apestar el lugar, la gente quiere comprar su despensa. —Esmeralda se colocó frente a su oponente, la bruja del pescado ni siquiera la volteó a ver, simplemente lanzó un rayo morado hacia ella. Si bien el ataque apenas contenía poder ofensivo las cantidades de pestilencia que yacían en dicha técnica eran impresionantes, ¡si eso la tocaba su atuendo quedaría arruinado!
Esmeralda levitó hacia la derecha para evadir su ataque, por desgracia, una cabeza de pescado crudo salió disparada hacia ella.
—¡Escudo mágico! —Una barrera se interpuso en la trayectoria del proyectil, Esmeralda comenzó a marearse, el olor era repugnante, no tanto como los mercados públicos del “Perfume”, pero sí lo suficiente para dejarla fuera de concentración.
—¡Voy a joder las ventas de este día!, ¡soy muy mala! —La bruja soltó una risa malévola, típica de los villanos para niños, aún así, Esmeralda no se dio por vencida, concentró toda su energía mágica en su nariz y bloqueó temporalmente los aromas fétidos que recorrían el lugar. Una estrategia fugaz e inteligente, ya que su antagonista no pudo prevenir un contraataque.
—¡Será tu fin!, ¡golpe de Gaia! —Esmeralda movió sus manos hacia el frente, al hacerlo una rama gigante salió del suelo y tomó a la bruja con gran fuerza, ésta intentó soltarse con su varita mágica, pero la fuerza del agarre fue suficiente para neutralizarla de una manera pacífica —. ¡Has perdido, libera al mercado de tu aroma!
—No puede ser, he sido derrotada por una payasa que se viste como loca —comentó la bruja.