Crónicas de una sirena enamorada 1

La guerra de Tritonia

 

Lumina y Stara despertaron a Cygnus-Lodon. Era tiempo de acabar con los maranios y los tánzures. El monstruo salió de la cueva y aumentó su tamaño tres veces. Detrás de la bestia, Lumina y su tía nadaban en busca del panteón. Estaban dispuestas a eliminar a los enemigos de su pueblo.

—Antes Tritonia y Tánzur tenían una excelente relación. Eran reinos muy unidos ¿Qué pasó? — Stara no podía creer que su pueblo y el pueblo vecino se hicieran enemigos a muerte.

—Si supiera la respuesta te la diría, pero hace apenas un corto tiempo me enteré que la fosa de Puerto Rico se independizó. Aún me queda mucho por saber, de lo que sí estoy segura es de que el rey Maher tiene la culpa— contestó la sirena.

Stara dijo estar de acuerdo, Maher era más responsable que sus antecesores y que además hallaba cualquier pretexto para pelear con los tritones. Mientras las sirenas se alistaban para salir, Traimor, al igual que su tía y su prima, sin idear un plan de ataque ya se encontraba listo para pelear.

Situados en las mazmorras, Traimor y los soldados que lo acompañaban atacaron a los enemigos. Los tritones encerrados señalaban un hoyo entre las rocas, allí, los maranios arrojaron las dagas de los prisioneros, los cuales la gran mayoría eran soldados. Al recuperar las dagas, Traimor regresó con los tritones y se ocultaron detrás del panteón.

—Ustedes ataquen, yo iré con los demás. El pueblo debe unir fuerzas— Exclamó Traimor.

Los soldados tritones se dispersaron por todo el cinturón de fuego para recuperar su territorio. Al interior de los pasajes secretos del panteón, el joven soldado escuchaba las voces de quienes allí se ocultaban.

—¡Silencio! Alguien viene— advirtió Amaranta.

Traimor habló en voz baja para hacerle saber al resto que era él. Al llegar al salón oculto, todos lo recibieron con un grito de júbilo.

—¡Shh! No hagan ruido —dijo Traimor mientras miraba al grupo —nos pueden escuchar del otro lado. El panteón está invadido de tánzures y hay maranios por todos lados. He liberado a los tritones de las mazmorras y fueron a recuperar nuestro reino.

—¿Dónde está mi padre? Preguntó Amaranta

—No lo sé. No lo he visto desde que volví de tierra firme.

Amaranta comenzó a preocuparse, luego recordó que Atolón estaba en el reino y

rápidamente le dio información a su primo.

—El hijo de Maher está aquí y quiere a Lumina ¿Ella está en Tritonia?

—¡Sí! — contestó Traimor y luego añadió — Está con la tía Stara.

Fue allí cuando Lira y Andrómeda reaccionaron, sabían que la hermana del rey podía acabar con todo lo que estaba ocurriendo en Tritonia.

—Ahora escuchen bien— habló Traimor con autoridad — Usen todo su poder, dagas y sus colas si es necesario. Serán la mano derecha del ejército tritón, es hora de salir a pelear.

Motivados por el sobrino de Ranhir, los tritones y sirenas salieron a luchar.

—Amaranta, tú vienes conmigo.

Desde el palacio, Maher y su hijo escuchaban gritos de guerra, el caos había iniciado. Fue allí cuando Atolón (con su cuerpo invadido por la adrenalina y sed de sangre) salió para asesinar a todos los que pudo. Mientras tanto, con dagas y espadas, los tritones defendían su reino y su honor, a su vez, Lira y Andrómeda fueron en busca de Stara.

—Tenemos que encontrarla. Debo despertar a Cygnus-Lodon— habló con firmeza la esposa de Thaón. A lo que Andrómeda respondió:

—¿Te refieres a ese Cygnus-Lodon de ahí?

Lira observó con asombro y vio a Lumina junto al monstruo. Lo más impactante para ella como para su cuñada, fue ver cómo la joven sirena le daba órdenes a la bestia, y esta era dócil bajo la autoridad de la princesa. Cuando el enorme monstruo avanzó, la reina y la madre del soldado vieron a Stara, la leyenda de cola blanca.

—¡Lumina! — Gritó Andrómeda con inmensa alegría al ver a su hija sana y salva.

—¡Madre! — gritaba la princesa mientras se acercaba a la reina nadando velozmente.

Stara llegó hasta donde estaban Andrómeda y Lira para preguntar por sus hermanos. Las sirenas no dieron respuesta alguna pues no sabían en donde estaban. La sirena de cola blanca ordenó a Lumina permanecer con su madre, luego le dijo a Lira que la ayudara con el gran Cygnus-Lodon.

Allí se separaron, Lira desde lejos veía a su hijo luchar. A pesar de que Traimor era el mejor soldado, la sirena se sentía algo preocupada, pero, confiaba en su hijo y en la sabiduría que poseía. Mientras que Stara y Lira controlaban a la enorme bestia, le hacían gestos a la reina para que fuese en busca de los tritones desaparecidos.

Todo era un total desastre, muchos tritones perdieron la vida al igual que centenares de tánzures y maranios. En la búsqueda del rey y su hermano, Lumina y su madre fueron salvajemente sorprendidas por Atolón, quien al ver a la princesa de Tritonia, cambió de actitud.

—Hermosa Lumina, mi bella princesa. Al fin tengo la dicha de volverte a ver— expresó Atolón intentando acercarse a la joven sirena.

Lumina retrocedió y Andrómeda le gritó al tritón con desdén —¡Aléjate de mi hija, abyecto despiadado!

El ruin príncipe de Marania sonreía un tanto burlesco y sin despegar la mirada hacia Lumina exclamó — No le haré daño a tan bella ninfa.

Lumina con actitud cortante contestó llena de desprecio e ira — destruyes Tritonia, por lo tanto, me haces daño. Para mí no es dicha verte.

De repente la sonrisa de Atolón desapareció de su rostro — Entiendo— dijo mientras rodeaba a Lumina y su madre — para nadie es un secreto que siempre me has despreciado, pero tengo la esperanza de que algún dia me serás entregada.




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