Crónicas de una sirena enamorada 1

Donde Lumina parte a Tritonia sin despedirse

 

Caía el primer rayo de sol y Lumina aún dormía profundamente. Joseph lentamente abrió sus ojos y llevó su mirada a la cama en donde estaba la sirena. Al verla dormir, el joven suspiraba ya que, era como observar a un ángel. Rápidamente se levantó y tomó sus cosas rumbo al baño para asearse, luego salió a desayunar.

—Buenos días mamá—saludó el joven a Judith seguido de un beso en la frente.

—Buenos días, Joseph. Ahí está tu desayuno; huevos estrellados, tostadas y jugo de naranja— Judith notó que Lumina no estaba con su hijo—¿Dónde está tu amiga?

A lo que el joven contestó: —Aún duerme, anoche se veía muy cansada—miró al pasillo y se dio cuenta de que la sirena estaba algo desorientada—¡Mira! Ya se levantó.

Judith veía cómo Joseph ayudaba a Lumina. La guió hasta el baño y regresó a terminar su desayuno. Minutos después la sirena salió a desayunar.

—Lamento despertar tan tarde—se disculpó la princesa.

 

—No hay problema. Joseph me explicó, puedes estar tranquila—contestó Judith amablemente.

—Madre, llevaré a Lumina con Stara antes de ir a clases— comentó el marinero.

 

Luego del desayuno, los jóvenes salieron a casa de Stara tal y como lo había dicho Joseph. El muchacho se despidió de la sirena y ésta permaneció con sus familiares.

—¿Cómo te sentiste? —preguntó gema al recibirla en casa

 

—Joseph se portó muy amable, y su madre es un amor. Me sentí muy segura con ellos.

—Tengo una idea—habló Austin—la verdad no he hecho nada emocionante, así que, sería genial ir a Tritonia por unos días—miró a su esposa y continuó diciendo—Cielo, nuestros hijos deben conocer su cultura y su familia.

—Eso suena estupendo, papá—Raynor dijo estar de acuerdo con Austin—Deseo conocer al tío Ranhir y al tío Thaón.

Gema sentía miedo y a pesar de ello quería ir para conocer Tritonia. Dijo que también deseaba viajar. Stara alistó la casa y salió junto a los demás a la playa. Con ayuda de Lumina, lanzó el hechizo de cambio de forma y sin pensar se sumergieron rumbo al místico país.

Los hijos de Stara morían de nervios al igual que su padre, para ellos era una situación muy inusual, humanos respirando bajo el agua con medio cuerpo modificado en forma de cola

era algo extremadamente fuera de este mundo, pero ahí iba la familia camino a la fosa de las marianas.

 

Fue un gran viaje, a pocos kilómetros de la gran nación, los hijos de Stara comenzaban a ver un destello de luz. Sin duda era el color más hermoso que jamás habían visto. —Hijos míos, bienvenidos al reino que vio nacer a su madre: Tritonia—decía Stara llena de orgullo.

Gema dejó atrás su miedo, Raynor y Austin no podían creer lo que estaban viendo, Lumina y Stara solo sonreían pues una vez más estaban en lo que sin duda era el mejor lugar del fondo del mar.

Siguieron nadando hasta llegar a la entrada del reino. Allí, estaba Traimor, quien al ver que su prima había regresado, nadó velozmente para recibirla.

—¡Que alegría volverte a ver Lumina! Has traído al resto de la familia al reino. Papá y el tío Ranhir estarán felices al ver a sus sobrinos aquí. —guardó su daga—¡vengan, los llevaré al palacio! —exclamó — por todos los dioses, habrá una gran celebración por su llegada.

Camino al palacio, Stara y su familia reían sin parar por la reacción del joven soldado que no dejaba de hablar desde que los vio a lo lejos.

Mientras tanto en el palacio…

—Ranhir, has sestado muy estresado últimamente ¿Por qué no liberas a Maher y sus soldados? —preguntó Andrómeda.

—Liberarlo sería enviar a Tritonia rumbo a la perdición. Maher debe pagar cada segundo de sufrimiento y cada gota de sangre derramada por nuestros hermanos—respondió Ranhir empuñando fuertemente su cetro, luego añadió— Maher se metió con el reino equivocado. Espero que esto le sirva de lección, y no vuelva a molestar a nuestro pueblo.

En medio de la conversación, unos golpes provenientes de la puerta llamaron la atención de los reyes del reino submarino. Era Thaón para avisarle a su hermano sobre la visita de la gran Stara y su familia.

—Ha vuelto y esta vez con sus hijos. Ven a recibirlos, el joven es idéntico a Traimor— decía Thaón lleno de alegría.

Junto a él, Ranhir y Andrómeda salieron hasta el gran salón en donde estaban los recién llegados.

—¡Por los dioses del olimpo! ¿Son ellos tus hijos? — decía el rey Ranhir con un brillo en sus ojos.

Stara situada detrás de Raynor y Gema, contestó—¡Sí! Ellos son. Hermano, te presento a Gema, mi hija menor y su hermano Raynor, quien es idéntico a Traimor como lo puedes

ver.

 

—Eso ya lo sabía. ¡Vengan! Abracen a su tío.

Los jóvenes se acercaron a Ranhir algo tímidos. El aspecto robusto del rey causaba algo de temor en sus sobrinos, pero, aun así, le dieron un fuerte abrazo.

Lumina y Traimor presenciaron lo que deseaban desde hace mucho, en especial el joven tritón, ver a la familia unida en su totalidad por primera vez. Al caer “la noche”, Ranhir y los presentes en el palacio organizaron un festín por la llegada de Austin y sus sobrinos.

Luego de unas horas, el rey se acercó a Austin—por fin unidos como los dioses mandan— hizo una pausa por unos segundos y continuó diciendo— es una dicha saber que has hecho muy feliz a mi hermana. En representación de nuestra familia quiero agradecerte por eso.

—No tiene que agradecérmelo majestad, como esposo de Stara es mi deber.

—¿Majestad? Olvida las formalidades, humano, somos familia. Has vivido con una princesa por muchos años ¿Y te da pena tratar con su hermano el rey? ¡Somos cuñados! — dijo Ranhir entre risas.




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