—¡Atolón! Aquí estoy— gritaba la sirena—Libera a tu prisionero.
El príncipe salió al escuchar la voz de Lumina, ordenó a los pocos guardias que había no hacerles daño a los visitantes —¡síganme! —dijo Atolón invitándolos a pasar —Negociemos.
Al interior del palacio, Lumina sentía la presencia de Joseph —¿Dónde está el humano? — preguntó— Si quieres negociar, antes déjame ver al joven.
Atolón accedió, llevó a Lumina hasta el cuarto en el que Joseph estaba. Al abrir la puerta, la sirena vio al marinero luchar por su vida. El agua cubría casi todo el calabozo.
Lumina ingresó, pero antes, el malvado Atolón le arrebató el collar diciendo —Si lo encuentras serán libres— Todo se trataba de una trampa.
El nivel del agua aumentaba al interior del calabozo, lugar que estaba completamente a oscuras. Joseph tenía pocas posibilidades de sobrevivir sin una burbuja de aire. Pero, sin un collar como fuente de luz, sería difícil para Lumina encontrar a Joseph en tan poco tiempo.
Traimor por su parte no podía moverse. Seis guardias lo custodiaban—¿Qué has hecho, Atolón?
—Lo que siempre hago, alimentarme del miedo de Lumina— contestó el malvado príncipe.
—¿Pero qué cosas dices? Ella no te tiene miedo— habló Traimor enfurecido.
—Tienes razón. Pero, sí por la vida de ese horrible humano a punto de fallecer en la oscuridad del calabozo y sin oxígeno para respirar— dijo el príncipe del caos mientras mostraba el collar de Lumina.
Al interior del calabozo, la sirena buscaba desesperadamente a Joseph. Nadaba a ciegas esperando chocar con el muchacho. Por otro lado, Joseph estaba arriba, se le ocurrió nadar a la parte superior del calabozo esperando sobrevivir. Allí, permaneció unos minutos ya que había un espacio de unos diez a quince centímetros entre el agua y el techo del calabozo.
—Lumina, estoy arriba. Casi no puedo respirar… Lumina, ¿puedes oírme? — decía Joseph desesperado al ver que el agua ascendía velozmente.
—¡Joseph! — gritó la sirena —háblame por favor, no puedo ver ¡Sigue hablándome!
—¿Recuerdas el día en que nos conocimos? No dejo de pensar en ello, y quiero decirte que, si algo deseo en un futuro, es estar contigo ¡Bueno! Si salgo de aquí con vida.
Lumina hizo contacto con Joseph —te encontré— dijo mientras abrazaba al marinero —por
supuesto que saldrás con vida de aquí. Ahora, solo queda un espacio de cinco centímetros para que el agua ocupe la totalidad del calabozo. Lo que haremos es, bajar hasta el fondo y salir de aquí— en ese momento creó una burbuja de aire para Joseph —¡toma mi mano! Tardaremos en encontrar la salida. Atolón me arrebató el collar y no tengo con qué iluminar el camino.
A las afueras del palacio, el ejército tritón se preparaba para realizar una emboscada. Ranhir dio la orden de proceder, y detrás del pelotón se ubicaba Stara custodiando a Maher. Los soldados que vigilaban a Traimor reaccionaron al escuchar el ruido, dejando al joven solo. Éste rápidamente nadó hasta el calabozo e intentó abrir la puerta, pero no obtuvo resultado.
Atolón se ubicó detrás de él golpeándolo fuertemente. Traimor, indefenso ante su adversario no tuvo otra alternativa que fingir estar inconsciente. El príncipe maranio, en su desespero, dejó caer el collar de Lumina y salió a luchar en contra de los tritones. Fue allí cuando el joven soldado buscó el collar de su prima. Al encontrarlo se ubicó justo en la puerta diciendo—¡Lumina! ¿todo bien ahí dentro?
—¡Sí! — contestó la sirena—hallé a Joseph, está bien. Lo tengo en una burbuja de aire, pero necesitamos salir de aquí cuanto antes.
—Escucha, nuestro ejército llegó ¡resistan! Iré por ayuda
Lumina nadó un poco y luego se ubicó en donde había estado segundos antes — Joseph háblame ¿Cómo te sientes? — decía la sirena para asegurarse de que el marinero estuviese bien.
—Algo sofocado, pero no te preocupes por mí ¿cómo estás?
—Estoy bien. Pronto saldremos de aquí—hizo una pausa—lamento todo esto, soy la única culpable de que estés aquí.
—No— dijo el joven —no es tu culpa. Las cosas pasan por alguna razón, Lumina.
De repente la puerta se abrió. Thaón y Traimor habían llegado por los cautivos. El soldado le devolvió a la sirena su collar.
—Tienes que irte. Llévate al humano de aquí, Amaranta y Lira están en el palacio. ¡rápido Lumina! Lleva al joven a Tritonia.
—Gracias tío— dijo Lumina abrazando al hermano de su padre. Luego se puso el collar y nadó tomando un atajo para llevar a Joseph lo más rápido posible al reino del pacifico. Lo que no esperaba era encontrarse con Atolón a mitad de camino. La princesa de Tritonia no supo cómo reaccionar. El malvado maranio, en un ataque de celos, rompió la burbuja de aire para que Joseph muriese ahogado.
—¡No! — gritaba la sirena horrorizada—¡Joseph!
Atolón reía y reía sin parar. Disfrutaba de la agonía del joven marinero. Luego, tomó a
Lumina por un brazo llevándola de regreso a Marania. pero, a pocos metros ella se liberó de él cortado su rostro. Intempestivamente la sirena nadó hasta acercarse a Joseph creando otra burbuja de aire. Atolón una vez más agarró a Lumina.
Traimor llegó y atacó sorpresivamente al ruin príncipe del caos iniciando una pelea. Joseph veía desde el interior de la burbuja como Atolón tomaba ventaja ante Traimor. Lumina reaccionó, el enemigo se acercó y rompió una vez más la burbuja. Realmente quería ver morir a Joseph.
En un ataque de ira, Lumina tomó la daga de Traimor y la clavó en la cola de Atolón. En seguida fue con Joseph y allí, justo enfrente de los ojos de su malvado pretendiente, la sirena besó al marinero. Traimor quien a pesar de la debilidad y del dolor, se reía a carcajadas.