Crónicas de una sirena enamorada 3

Nuevamente en Tritonia

Tal y como dijeron, los soldados Trainer y Krauser partieron a tierra firme en busca de los miembros de la familia real, para la gran celebración del festival lunar de Tritonia. Ese año el festival contaba con la presencia de los gobernantes de los otros reinos a excepción de Marania. Los tritones no querían contacto con el mencionado reino por las incontables ocasiones en las que ambas naciones se enfrentaron a causa de Atolón. 

Al llegar a Brisbane, los soldados cambiaron de forma y emprendieron su camino rumbo a la casa de Stara, quien en ese instante conversaba con su familia en la terraza de su casa.  

—Princesa Stara, traemos un mensaje de la princesa Amaranta —manifestó Krauser. 

—¿Ocurre algo en Tritonia? —Stara se preocupó por la repentina llegada de los soldados sin contar con la presencia de algún miembro de la familia real —¿Es Atolón?

—No se preocupe, mi gran señora. Se trata de la festividad lunar, por órdenes de la princesa Amaranta llegamos hasta aquí para llevarlas hasta Tritonia ya que, requieren de su presencia para dicha actividad. —intervino Trainer —El festival será en dos días. 

—¡Comprendo!

La sirena de cola blanca tocó su collar para comunicarse con Lumina quien en ese instante alimentaba a sus hijos. Lumina miraba la intensidad de la luz y pudo percatarse de que no se trataba de algún problema en su nación. 

—¡Por los dioses del Olimpo! ¡El festival lunar! —recordó. 

Joseph reaccionó de tal manera que parecía estar asustado, no entendía muy bien de qué hablaba su esposa, así que se acercó a ella para ver si había pasado algo malo en Tritonia —¿Está todo bien? ¿Acaso Tritonia está en problemas?

A lo que Lumina contestó —No, es que ya está por comenzar el festival lunar y lo había olvidado. Joseph, deseo ir esta vez, es importante para mi. Prometo volver en cuanto acabe. 

—Yo iré contigo, podemos dejar a los niños con mis padres mientras no estamos en tierra firme. —El marinero mostraba interés por saber de qué trataba el festival lunar del que tanto se hablaba en Tritonia. 

Dos días después, Joseph y Lumina llegaron a casa de los Verlander para dejar a los niños con ellos. El marinero pensaba que aún eran muy pequeños para viajar tan lejos bajo el agua, así que lo mejor era esperar a que llegaran a los diez años para tal hazaña. Más tarde, se reunieron con Stara y Gema quienes esperaban a Austin para su viaje. 

La sirena y su esposo se acercaron a sus familiares y se prepararon para partir. Joseph sentía un poco de nervios a pesar de haber estado en aquel país submarino. Lumina lo miraba fijamente hasta preguntarle si estaba bien, a lo que Joseph respondió —¡Sí! Es solo que estoy un poco inquieto. 

—¿Por qué? —Lumina no comprendía la razón por la cual Joseph se sentía de tal manera, le recordó que las cosas en Tritonia estaban bajo control y que no tenía por qué preocuparse.

El marinero guardaba silencio mientras anclaba la mirada en el vasto océano, su corazón latía un poco más rápido y las imágenes de su cautiverio en el palacio de Marania, invadían su mente causando temor al esposo de la sirena —Tal vez estoy siendo paranoico, pero ¿Crees que sea seguro nuestro paso por Tritonia? 

Lumina llevó su mirada al horizonte y suspiró —No pasará nada, Joseph. 

—Hace tiempo Evan sentía lo mismo, me advertía de que algo iba a pasar, pero no lo escuché y mira todo lo que ocurrió —comentó el marinero.

—¡Estás delirando, Joseph! Nada va a pasar, así que te pido que dejes de pensar en cosas malas y te tranquilices. Si tienes miedo de sumergirte, no lo hagas. —expresó Lumina con firmeza haciendo que Joseph sintiera temor ante su reacción.

—¡Lo siento! 

Automáticamente, la familia real y los soldados se sumergieron partiendo a la gran nación del pacífico. Al llegar, Joseph aun sentía nervios, pero trataba de no pensar en ello y mantuvo la compostura en presencia de los gobernantes de Tritonia.

El festival lunar estaba cada vez más cerca, y los tritones ya estaban listos para dar inicio al evento más importante del reino. Cuando finalmente la luna se ubicó sobre la isla de las Marianas, los tritones subieron hasta la superficie para observar directamente el brillo del satélite natural. Joseph veía con asombro la belleza del cielo estrellado y la intensidad con la que la luna reflejaba la luz del sol, en ese momento comprendió la razón por la que Lumina estaba tan ansiosa cuando supo que la festividad lunar estaba por comenzar. 

Luego de inaugurar el evento, los habitantes bajaron hasta el fondo de la fosa para seguir con el festival. Los jóvenes que llegaban a la edad de doce años recibían sus collares como ritual de iniciación. 

—¡Esto es sensacional! Con que así es como se celebra —Joseph admiraba y observaba cada detalle —¿Por qué es tan importante el festival lunar?

—La luna nos ayuda a conservar la magia en nuestra nación, ¿Notaste que cuando la luz reflejada termina, comienza la luz de Tritonia? —comentó Lumina mientras veía a los jóvenes portar con orgullo su collar.

—Si, pero no sabía que tenía relación alguna.

—Es por eso que en los diferentes reinos hay luz, solo que la nuestra es más fuerte porque le hacemos este festival en honor a luna. Mi abuelo decretó hacerlo una vez cada año, así mantendremos no solo la luz, sino que también nuestra magia. 




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